La tala del abetal de Laspuña no tiene una evaluación ambiental real, denuncia WWF

WWF, junto con otras organizaciones ecologistas, ha solicitado la paralización cautelar de la tala que está realizando el Gobierno de Aragón en el abetal de Laspuña situado en un espacio protegido de la Red Natura 2000. El Gobierno de Aragón ha asegurado que la actuación cuenta con la evaluación ambiental pertinente, algo que las organizaciones no consideran del todo cierto.

Abetal en el Pirineo aragonés. Foto: FCQ

El Gobierno de Aragón asegura que se han cumplido todas las garantías en este proyecto, pero lo que es cierto es que no se ha realizado una Evaluación de Impacto Ambiental como tal, con todos los trámites que ello implica de estudio de impactos de la tala e información pública”, ha asegurado Gema Rodríguez, la coordinadora de Red Natura 2000 de WWF.

En proyectos que afectan a espacios de la Red Natura 2000, la Directiva Hábitats de la Unión Europea obliga a realizar una evaluación más amplia para asegurar que no hay efectos ambientales negativos, incluyendo un estudio en profundidad y una fase de información pública en la que se puedan realizar alegaciones. WWF denuncia que la evaluación del Gobierno de Aragón ha sido un trámite administrativo más sencillo que no ha cumplido estos pasos. Además, Aragón es el único territorio junto con Cantabria, que no ha aprobado aún planes de gestión de Red Natura 2000 donde se deberían establecer objetivos de conservación y la compatibilidad de acciones como talas y clareos.

“Una actuación de este tipo, que puede tener importantes efectos ambientales sobre la flora, la fauna y el suelo  del abetal, debería haber estado sujeta a una evaluación mucho más en profundidad, con el procedimiento de Evaluación de Impacto Ambiental que hemos solicitado desde las organizaciones ambientales. Y más aún cuando no se cuenta con un consenso técnico-científico sobre si talas intensivas de este tipo, ante plagas de muérdago, podrían causar más perjuicios que beneficio sobre el abetal”, ha explicado Rodríguez.

Los abetales pirenaicos ocupan en el Estado una superficie de unas 60.000 hectáreas. De gran valor ambiental, estos bosques constituyen los límites meridionales de la distribución europea de la especie. Sin embargo, desde mediados de los 80, los abetales pirenaicos han sufrido, como respuesta al cambio climático, un grave proceso de decaimiento; los abetos crecen menos, pierden las hojas y pueden acabar muriendo. Desde las organizaciones ambientales solicitamos que este problema se aborde con el consenso de científicos y técnicos en un plan de conservación de abetales para Aragón.

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