Zaragoza, la Central Térmica y las autopistas provocaron que todo Aragón respirara aire contaminado en 2019

Las 1,3 millones de personas que viven en Aragón siguieron respirando aire contaminado durante 2019. En un año cálido y hasta el otoño seco, diversos episodios meteorológicos en febrero, junio y julio dispararon las partículas y el ozono.

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Foto: HAL9001 (Unsplash).

El informe elaborado por Ecologistas en Acción analiza los datos recogidos en 805 estaciones oficiales de medición instaladas en todo el Estado español, entre ellas 28 situadas en Aragón.

En lo que respecta a Aragón, entre sus principales conclusiones, destacan que durante 2019 la contaminación atmosférica se ha mantenido en conjunto estable, con una reducción general de los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2) pero ascensos de los de partículas (PM10 y PM2,5), mientras las concentraciones de ozono troposférico han aumentado de forma notable. La contaminación generada desde la ciudad de Zaragoza, las autopistas y la Central Térmica de Andorra se extiende por el territorio afectando a las zonas rurales en la forma de ozono.

El informe de Ecologistas en Acción toma como referencia los valores máximos de contaminación recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el objetivo a largo plazo para proteger la vegetación establecido por la Unión Europea. De acuerdo a esos niveles, el aire contaminado afectó en 2019 a la totalidad de la población y del territorio de Aragón.

Si se toman los estándares de la normativa, más laxos que las recomendaciones de la OMS, no habría población que respiró aire contaminado por encima de los límites legales, si bien por primera vez desde 2015 una estación (Castelnou, en el Valle del Ebro) ha superado el del ozono. La superficie expuesta a niveles de contaminación que exceden de los legalmente permitidos para proteger los cultivos agrícolas y los ecosistemas naturales alcanzó 15.700 km2, un tercio del territorio aragonés.

Las bajas precipitaciones y la estabilidad atmosférica de los primeros meses del año han activado los episodios de contaminación. El otoño en cambio ha resultado inestable y húmedo, con predominio de tipos de tiempo ciclónicos que han favorecido la dispersión y deposición de los contaminantes típicamente invernales (NO2 y partículas). El intenso y prolongado calor estival ha elevado las concentraciones de ozono troposférico en el Pirineo, el Valle del Ebro y la ciudad de Zaragoza.

El ozono es el contaminante que presentó un año más una mayor extensión y afección a la población, con unos niveles que se mantienen estacionarios, con alzas y bajas según territorios. Esto se debe al incremento de las temperaturas medias y de las situaciones meteorológicas extremas (olas de calor) durante el verano, como resultado del cambio climático. Durante 2019 sus niveles aumentaron significativamente en Aragón, de manera que toda la población y el territorio aragoneses han seguido expuestos a concentraciones de ozono peligrosas para la salud humana y vegetal.

Las partículas (PM10 y PM2,5) y el dióxido de nitrógeno (NO2) en el aire afectaron especialmente a la ciudad de Zaragoza, aunque sin superar los límites legales. “Siguen, por tanto, siendo una seria amenaza para la salud, a pesar de que el año pasado se mantuvo la tendencia global a la baja de estos contaminantes (así como del dióxido de azufre SO2) que se inició en 2008, con la crisis económica”, aseguran desde Ecologistas en Acción.

Para la organización la contaminación del aire debería abordarse como un problema de primer orden, cada año se registran alrededor de 30.000 muertes prematuras en el Estado español por afecciones derivadas de la contaminación atmosférica, según la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA).

Para el Instituto de Salud Carlos III, 10.000 personas fallecen anualmente en episodios de alta contaminación como los registrados a finales de febrero y junio y a mediados de julio de 2019, 300 de ellas en Aragón.

La información a la ciudadanía no es “ni adecuada ni ajustada”, según Ecologistas, a la gravedad del problema. El Eurobarómetro sobre la calidad del aire de septiembre de 2019 revela que el 60 % de la población encuestada se consideran mal informados, y el 74 % piensa que la calidad del aire se ha deteriorado en la última década. Según otra reciente encuesta de Transport & Enviroment, el 82 % de la población del Estado español encuestada apoyaría la restricción de entrada de coches en las ciudades o un reparto del espacio público más favorable a viandantes, ciclistas y transporte público.

Los costes sanitarios derivados de la contaminación atmosférica representan al menos 50.000 millones de dólares al año, un 3,5 % del PIB español, según el Banco Mundial, sin considerar el coste de los daños provocados sobre los cultivos y los ecosistemas naturales.

Los Planes de Mejora de la Calidad del Aire para reducir la contaminación son obligatorios según la legislación vigente. Pero, en el caso del ozono, según denuncia Ecologistas en Acción, el Gobierno de Aragón lleva años “omitiendo la elaboración y aplicación de dichos planes, en todas las zonas de Aragón salvo la ciudad de Zaragoza, donde resultan preceptivos”.

“Se trata de una negligencia que está poniendo en peligro la salud de los 240.000 habitantes del Valle del Ebro y de los cultivos y bosques de la región”, advierten desde la organización ecologista.

Asimismo, recuerda que la única forma de mejorar la contaminación del aire en las ciudades es disminuir el tráfico motorizado, potenciando el transporte público, la bicicleta y el tránsito peatonal. También es necesario promover el ahorro energético, adoptar las mejores técnicas industriales disponibles, cerrar las centrales térmicas de carbón (Andorra-Teruel), penalizar los vehículos diésel y reducir el transporte marítimo y el uso del avión.

La reciente crisis sanitaria de la COVID–19 ha corroborado de manera dramática que la reducción del tráfico en las ciudades tiene claros efectos en la disminución de la contaminación, algo que a su vez supone una importante mejora de la salud pública, como avanzaba AraInfo hace tan solo un mes tras el informe de Ecologistas en Acción. Ecologistas en Acción está desarrollando una campaña bajo el lema ‘Confinemos los coches, recuperemos nuestro espacio’ para reclamar a las Administraciones medidas en este sentido.

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