A pesar de contar la ciudad de Zaragoza con un Catálogo de Árboles y Conjuntos Singulares en el que están registrados los ejemplares únicos y que son verdaderos monumentos de la naturaleza, y según señalan desde Zaragoza en Común, desde 2005 han muerto 17, y alguno de ellos ha sido talado, como el del Paseo Constitución, sin mayor explicación o justificación. En este caso se trataba de un ailanto (Ailantus altissima) de 17 metros de altura del que solo quedará su placa.
"En 2013 se aprobó en la ciudad de Zaragoza una nueva ordenanza de protección del arbolado que establecía que la tala de árboles de interés social sólo podría tener lugar en caso de enfermedad, daño irreparable, o riesgo de caída. Como dice la ordenanza y los expertos: talarlos sería la última opción. Es un patrimonio de la ciudad, como los son los edificios catalogados", explican desde ZeC.
Para la formación ciudadnista "la obligación del gobierno de la ciudad es poner los medios que estén en su mano para hacer un seguimiento y plantear las medidas necesarias para su conservación, como se hizo en la pasada legislatura con la encina del Parque Bruil o el almez del mismo Parque. No obstante, el nuevo gobierno de la ciudad, como ha demostrado desde que ha inició su mandato, le importa poco o nada los árboles de la cuidad. Comenzó la legislatura con una poda masiva, con unos informes que no recogían las peculiaridades de las especies a podar y con encargó a los bomberos convirtiéndolo en un asunto de seguridad pública en vez de patrimonial".
"Y esta misma semana lo ha seguido demostrando. Con un presupuesto municipal que reduce en un 50% la inversión en medioambiente y recortándolo aún más apoyándose en enmiendas de VOX en este sentido. Haciendo caso omiso a las alegaciones ciudadanas y medioambientales a las que acusa de ‘clientelismo de izquierda’ -sic- y que reclamaban, entre otras muchas, que se mantuviera la partida de arbolado singular", recuerdan desde ZeC.
Y concluyen exigiendo explicaciones: "Los árboles singulares son parte de la memoria de la ciudad, nos recuerdan el poderío de la naturaleza, supervivientes al asfalto y al tiempo como testigos silentes de la historia de nuestra ciudad, refugios del sol gracias a su sombra y sus enormes ramas que transforman y limpian el aire contaminado de toda la polución que lanzamos. Hace falta mucho tiempo, décadas, para que el árbol que se plante en ese alcorque vacío pueda igualar a este grandioso ejemplar. Por este episodio y por la dejadez endémica de este gobierno para con estos asuntos vamos a solicitar explicaciones en la próxima comisión de medioambiente del Ayuntamiento de Zaragoza".
