Ya faltaba una entradica sobre Vox, al fin y al cabo la realidad política es el objeto principal de este cado de pensamiento anticolonial. Los monstruos salen de la caverna, tal y como reflexionábamos el año pasado.
La alerta surge en el sur: sobre un 11% de apoyos en las nacionales andaluzas, casi 400.000 votos, cuando hace cuatro años apenas llegaban a los 70.000 en las estatales (2015), con algún concejal consecuencia del transfuguismo.
Vox no es algo extraño, pertenece a la derecha (pseudo) populista europea. Y aquí apunta en tres direcciones su odio: personas migrantes (expulsión y control, ir laminándoles derechos y libertades), ecologismo (defensa de la caza y la tauromaquia), y mujeres (defensa del patriarcado, erosionando la discriminación positiva).
Se trata de un partido de extrema derecha al uso (ultranacionalismo radical: organicismo; su lema "La España Viva" lo dice bien claro; nativismo -el supremacismo racial de toda la vida: "no soy racista, soy ordenado"; islamofobia -la Europa búnker-; castellanocéntrico -antiaragonés-). El ariete ideal para los neoliberales.
El cóctel en el Estado ejpañol está servido: con un repliegue autoritario cocinado a cámara lenta en los últimos años, a través de la Ley Mordaza, el blanqueo del neofascismo por parte de los mass media, o la ausencia de pedagógica respecto a una consulta sobre autodeterminación.
Son los de siempre, con otras máscaras, ¿devolver competencias a papá Estado?, ¿privatizar hasta la última farola? Un bluff, que da miedo, en función de la capacidad que tengan de influir en la vida real de la gente.
Fascis, fasces, vox..., vendrán a decirnos que la historia no vuelve, el contexto, bla bla bla..., dar vueltas a lo académico-burgués, pero vienen, y es altamente preocupante.