Verdad como perspectiva y alienación mercantil

En “Verdad y Perspectiva” (El Espectador, 1916), Ortega analizaba la sociedad española de ese momento, que basaba su vida política en tomar como verdadero lo útil, siendo que lo útil tiene que ser tomado tan solo como lo útil. Esta política deja a un lado la discusión de los fines para centrarse en los medios; se trata de una razón meramente instrumental. Para Ortega, no hay una realidad objetiva exterior inteligible que se pueda tomar como “verdad”, pero tampoco dice que no exista la verdad. No es ni dogmático ni escéptico, tiene un punto de vista alternativo, que es pensar …

foto sergioEn “Verdad y Perspectiva” (El Espectador, 1916), Ortega analizaba la sociedad española de ese momento, que basaba su vida política en tomar como verdadero lo útil, siendo que lo útil tiene que ser tomado tan solo como lo útil. Esta política deja a un lado la discusión de los fines para centrarse en los medios; se trata de una razón meramente instrumental. Para Ortega, no hay una realidad objetiva exterior inteligible que se pueda tomar como “verdad”, pero tampoco dice que no exista la verdad. No es ni dogmático ni escéptico, tiene un punto de vista alternativo, que es pensar que la perspectiva individual es la manera de concebir la verdad. Pero esa perspectiva del mundo no solo es válida para un individuo, sino para todos.

Una perspectiva que no sea propia y sea tomada como tal resultará falsa para ese sujeto, que vivirá alienado. Ahora bien, para que una perspectiva sea auténtica tiene que estar elaborada con la mayor objetividad posible, con la conciencia de que siempre va a quedar impregnada una parte de subjetividad que incluye la “circunstancia” de cada individuo; si no cumple esto será solo una opinión subjetiva. Ortega nos incita con este texto a que luchemos por tener conocimiento de nuestra propia perspectiva, salgamos de la oscuridad de la caverna, y seamos fieles a nuestro punto de vista, único en el universo.

Las personas tienen una extraña debilidad por aceptar perspectivas ajenas antes que luchar por las propias, incluso operan con esa falsa perspectiva orgullosos y con la ilusión de ser libres, desconociendo que esa supuesta verdad, que creen suya, es la que el sistema totalitario mercantil impone a todas sus “mercancías”. Tal es la situación hoy día. Los métodos utilizados por este sistema capitalista para que interioricemos sus intereses como propios son realmente macabros: la retransmisión las 24 horas del día de su discurso por los medios masivos de comunicación, el control del sistema educativo, el boicot a cualquier alternativa de vida o incluso el uso del miedo permanente. A pesar de esto no hay excusas cuando se trata de nuestra propia dignidad como personas.

Un animal que es capturado a lo único que se dedica es a escapar, pero el hombre es capaz de vivir sometido sin tener ningún reparo. Incluso si sale de ese sistema, se ve perdido y desorientado, ya que ha tomado esa perspectiva capitalista como propia desde que nació y le resulta incómodo salir de esa imposición; prefiere la alienación y la manipulación a la libertad y la autorrealización. Este sistema mercantilista niega el conflicto dialéctico entre individuo-sociedad, y es que es imposible que se dé este conflicto si el individuo es una “maquina” en vez de una persona. Para cosificar en “maquina-mercancía”, el capitalismo lo que hace es bombardear y globalizar sus imperativos para que todo el mundo los haga “perspectiva propia” y quede “felizmente” alienado.

Creo que siempre tienes que definir tu perspectiva propia y luchar para que no te la arrebaten. Si eres consciente de tu punto de vista en todo momento, conseguirás ser un hombre libre. Si, por el contrario, prefieres asumir otras perspectivas como propias porque es lo fácil y lo cómodo, renunciaras a tu dignidad y a tu libertad, renunciarás a todo lo que significa ser persona: ser un individuo único cuya perspectiva es intransferible.

Sergio Rodríguez Carro (alumno de 1º de Bachillerato del IES Goya, Zaragoza) | Para AraInfo

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