UNRWA, ¿El oxímoron del retorno?

Mientras que el año pasado EEUU donó 360 millones de dólares a la UNRWA, este año solo desembolsarán 60 millones. La reacción de UNRWA no se ha hecho esperar. Pide a la comunidad internacional 645 millones de euros (800 millones de dólares) para este año y así seguir con sus operaciones en los campos de personas refugiadas.

Foto: Anadolu Agency

Empecemos por el principio, para que no se nos olvide.

En 1948, 700.000 personas de la Palestina histórica fueron expulsadas de sus hogares tras la proclamación unilateral del Estado de Israel. Estas personas se convirtieron en la primera generación de refugiados y refugiadas de Palestina. Pasaban hambre, tenían enfermedades y mucho cansancio.

El 1 de mayo de 1950 la UNRWA, las siglas de la Agencia de Naciones Unidas para Ayuda al Refugiado de Palestina, comenzó sus operaciones de socorro. Había sido establecida por Resolución (302 de 1949) en la Asamblea General de la ONU bajo un lema: dignidad. Dignidad de la gente refugiada palestina hasta la consecución de la Resolución 194 de la Asamblea General de la ONU del derecho inalienable al retorno.

La relación entre gente palestina refugiada y UNRWA es casi de amor y odio. Un “no puedo vivir contigo pero tampoco sin ti”. Ahora, setenta años después de la tragedia de la expulsión, la Nakba, sesenta y nueve tras la fundación de UNRWA, la agencia pasa por la peor crisis financiera de su historia. Su principal donante, Estados Unidos ha decidido recortar su contribución.

Más fondos o derecho al retorno

Saltándonos las normas del periodismo el contexto histórico precede aquí a la actualidad. El objetivo es colocar a la lectora o lector al lado de las personas afectadas, los y las refugiadas de Palestina. Lo terrible no es que Estados Unidos haya decidido recortar sustancialmente su aporte a la UNRWA, poniendo en grave peligro su capacidad operativa. Lo terrible es que el derecho al retorno, la Resolución 194 no se haya puesto aún en práctica.

Podría decirse que la Resolución 194 es el inicio de la causa palestina como causa humanitaria o moral. Llegó siete meses después de que las autoridades israelíes proclamaran la creación del Estado de Israel en mayo de 1948. En el artículo 1110, la Resolución resuelve: “debe permitirse a los refugiados que deseen regresar a sus hogares y vivir en paz con sus vecinos, que lo hagan así lo antes posible, y que deberán pagarse indemnizaciones a título de compensación por los bienes de los que decidan no regresar a sus hogares y por todo bien perdido o dañado cuando, en virtud de los principios del derecho internacional o por razones de equidad, esta pérdida o este daño deba ser reparado por los Gobiernos o autoridades responsables”.

Si las Naciones Unidas eran tan firmes en su empeño por resolver este conflicto podemos preguntarnos por qué incluyó esta Resolución en el capítulo VI (Arreglo pacífico de controversias) y no, en cambio, en el VII (Acción en caso de amenazas a la paz, quebrantamiento de paz o actos de agresión) que contempla la intervención militar.

Otra cuestión es la ausencia de definición derefugiados. Como indicó el historiador e investigador estadounidense de origen palestino, Rashid I. Khalidi, desde la expulsión de 1948 “el derecho al retorno ha tomado muchos significados, desde el derecho de todos los palestinos o sus descendientes a volver a sus antiguos hogares y lugares de origen en Palestina, al retorno de algunos de los palestinos, actualmente en exilio, a algunas partes limitadas de Palestina.”

Además de esta ambigüedad, la Resolución no ofrecía un preámbulo al origen de las matanzas sucedidas durante el exilio forzado de la población palestina. Para muchas personas esto fue el comienzo del negacionismo de las Naciones Unidas ante su causa.

UNRWA: una caída sostenida

En El Líbano, UNRWA ha mediado y apoyado a la juventud palestina que huía de Siria, país en guerra desde hace siete años. En la franja de Gaza, jóvenes amantes de la ciencia han desarrollado proyectos que de otro modo no hubieran conseguido gracias a los talleres o ‘training centers’ de la Agencia. Las escuelas de UNRWA son consideradas de las mejores en la Palestina ocupada, sin olvidar que, en tiempos de guerra, sirven como refugio para miles de familias.

UNRWA participa además en el mercado laboral creando puestos de trabajo o, mejor dicho, participaba. La disección financiera estadounidense afectará a muchas familias que ya no podrán acceder a los puestos de trabajo en UNRWA. Esto, a su vez, implicará que el consumo, la economía palestina, se deteriorará aún más ya que descenderá el poder adquisitivo. Estos días en Gaza también se habla de qué será de aquellos negocios o compras de terrenos emprendidos por personas funcionarias en UNRWA, las únicas personas con un trabajo fijo. A partir de aquí se comprenden las oleadas de protestas y manifestaciones del funcionariado de la Agencia que están teniendo lugar estos días.

Se teme asimismo por el reparto de ayuda alimentaria. No contratar a personas encargadas de empaquetar los kits de alimentos significa el fin de la cobertura de alimentos básicos para una población que padece de inseguridad alimentaria. Las familias beneficiarias vendían parte de estos alimentos para poder obtener dinero con el que comprar carne, pescado o fruta y así completar la alimentación de los más pequeños y pequeñas.

De momento, y para sostener la caída, UNRWA anuncia que se centrarán en educación y salud.

Cuestión de política internacional

Mientras que el año pasado EEUU donó 360 millones de dólares a la UNRWA, este año solo desembolsarán 60 millones. La reacción de UNRWA no se ha hecho esperar. Pide a la comunidad internacional 645 millones de euros (800 millones de dólares) para este año y así seguir con sus operaciones en los campos de refugiados palestinos en Oriente Medio, en Cisjordania, la franja de Gaza, Siria, Jordania y El Líbano.

La diferencia con otras campañas es que la actual no es solo una llamada para recoger fondos, sino una crítica hacia la administración estadounidense. El recorte financiero estadounidense parece haber liberado a UNRWA de un gran yugo, el de controlar sus declaraciones denunciando las violaciones israelíes de la ley internacional en territorio palestino ocupado. Ante el desvanecimiento de EE.UU. como principal respaldo, y todo lo que esto conllevaba, UNRWA busca ahora dos nuevas fuentes de financiación, posiblemente China y Rusia.

Las razones para sostener financieramente a la UNRWA merecen otro artículo en profundidad pero, en resumidas cuentas, es como varios oficiales de la Agencia están indicando: “la estabilidad de Oriente Medio está en juego”.

Sea o no UNRWA un oxímoron con respecto al derecho inalienable del retorno de la gente palestina refugiada, es la única agencia internacional que mantiene viva en las Naciones Unidas la Resolución 194 del retorno. Y esto se produce en total desafío a las intenciones de la política israelí de que la gente palestina refugiada en Siria, Líbano o Jordania sean naturalizadas, integradas, en otros países árabes, desarraigándolas de sus lugares de origen que hoy constituyen el Estado de Israel.

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