Una muestra repasa los espacios de rebeldía de la Zaragoza de los años 70

La exposición "Una ciudad en la crisálida. Zaragoza y sus espacios-proyección (1969-1979)" se podrá visitar a en el Centro de Historias y nos lleva a tres espacios que fueron pura efervescencia política y cultural: Casa Emilio, Bar Bonanza y Café de Levante

En el paso de los años 60 a los 70, se atisbaba algo de luz al final del túnel de la dictadura franquista. Signos de modernidad –a veces más forzados e intuidos que reales– y de reivindicación  –desafiante a la represión– llegaban a una Zaragoza aún en blanco y negro, en la que convivía la radio en FM de la base americana con las calles embarradas. La Coca-cola, con el botijo.

Pero las cosas cambiaban. Se oían nuevas voces, como la de un profesor, José Antonio Labordeta, que musicaba sus poemas, influido por un hermano –quizá el mejor poeta aragonés del siglo XX, fallecido en 1969–. En esos años, algo se empezó a mover en la zaragozana gusanera de Miguel Labordeta. Muchos espacios urbanos serán escenario de acciones de rebeldía, y acogerán voluntades de cambio en lo estético, en lo ideológico, en lo vivencial… Entre ellos, tres establecimientos: el restaurante Casa Emilio, el Café de Levante y el Bar Bonanza. Diferentes entre sí, y por eso complementarios que, más allá de la función para la que habían sido concebidos, aportaron sociabilidad, inquietud y creatividad. Lugares para el diálogo, espacios-proyección.

"Una ciudad en la crisálida. Zaragoza y sus espacios-proyección (1969-1979)", nos acerca a esos tres espacios, tres bares que traspasaron la concepción del servicio de bebidas y comidas a través de una barra, para convertirse en centros neurálgicos de una ciudad ansiosa por romper los corsés, las ataduras. Bajo el comisariado de Carlos Serrano Lacarra, y actuando sobre el fondo documental de Biqúbica, Heraldo de Aragón, Archivo Municipal de Zaragoza, CCOO, Andalán, Rolde de Estudios Aragoneses, Aragón Televisión, Eduardo Laborda, Nanuk Producciones Audiovisuales , Juan Carlos Moreno, así como diferentes colecciones particulares, la muestra nos lleva a los lugares donde se abrieron los ojos a unos años tan convulsos como llenos de esperanza. La exposición podrá ser visitada desde este 5 de abril hasta el 10 de junio en el Centro de Historias de Zaragoza.

Casa Emilio, collage fotográfico de Julio Sánchez MIllán emulando obra de Brueghel.
Casa Emilio, collage fotográfico de Julio Sánchez MIllán emulando obra de Brueghel.

Casa Emilio en un tiempo contradictorio de cambios y permanencias

El espacio irreductible de Casa Emilio introduce al visitante en la década de 1970, explicándola como un contradictorio tiempo de cambios y permanencias, y mostrando una Zaragoza cuyo crecimiento desmesurado la ha hecho una extraña para sí misma –presuntamente moderna pero con un notable sustrato rural–. La ciudad es escenario, y así se muestra, de contestación a la dictadura por parte del movimiento obrero y vecinal, el feminismo, la Universidad, los profesionales, el nuevo papel de la Iglesia, y los impulsos destinados a “recuperar Aragón”, como parte de esas interpelaciones democráticas –canción popular, semanas culturales, Andalán, etc.–. En esta sala se concede un protagonismo especial al restaurante Casa Emilio, cuyas paredes acogieron muchas de esas inquietudes políticas y sociales, llevándolas también hacia lo cultural.

El Centro Pignatelli y El Bonanza: La cultura transformadora

Enlazando con lo anterior, la segunda sala se inicia con la idea de la cultura transformadora, poniendo el acento en lo que significó el Centro Pignatelli. A partir de ahí, y con un predominio de lo visual –artes plásticas, cine…–, la sala se concentra en mostrar una idea de “ruptura de barreras”, de ocupación “desde abajo” de espacios tradicionalmente asignados a las clases dominantes. La noche o el underground completan un compendio de vivencias, actitudes y estéticas a las que, en lo que tiene de singular y de santuario para cierta bohemia zaragozana, representa el bar Bonanza.

Pregón alternativo Fiestas del Pilar.
Pregón alternativo Fiestas del Pilar.

El Café de Levante: de la palabra a la calle

Finalmente la tercera sala nos adentra en el café Levante, como lugar de sosiego, propicio para la tertulia y para la tranquilidad precisa para la creación y la acción. Con el hilo conductor de “la palabra”, las paredes y vitrinas muestran la creatividad ligada al libro y la literatura, el teatro y la música, para plantear de nuevo la reivindicación de espacios desde lo popular y lo participativo –fiestas, barrios, Asamblea de Cultura, llegada de la democracia al Ayuntamiento–. La calle como espacio ganado por la ciudadanía contiene un carácter de epílogo –la ruptura de la crisálida–, que introduce a una nueva década, la de los ochenta, que visibiliza y trasciende esos impulsos protagonistas de la exposición.

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