Una mirada más profunda al modelo nórdico

Recientemente un representante de la patronal de la pequeña y mediana empresa turolense realizaba declaraciones en referencia a la bonificación por las ayudas al funcionamiento a empresas de Teruel, Cuenca y Soria planteados por el Gobierno español en los Presupuestos Generales del Estado. Valoraba la medida como “un hito increíble”, que permitirá a las empresas de la provincia “mejorar la competitividad” al “liberarlas del 20% de los costes laborales”, siendo la bonificación a empresas la “forma más eficaz de luchar contra la despoblación” ya que “genera empleo y mejorar las condiciones laborales”, además de atraer nuevos inversores y empresas con …

Zesar Corella. Foto: EMT

Recientemente un representante de la patronal de la pequeña y mediana empresa turolense realizaba declaraciones en referencia a la bonificación por las ayudas al funcionamiento a empresas de Teruel, Cuenca y Soria planteados por el Gobierno español en los Presupuestos Generales del Estado.

Valoraba la medida como “un hito increíble”, que permitirá a las empresas de la provincia “mejorar la competitividad” al “liberarlas del 20% de los costes laborales”, siendo la bonificación a empresas la “forma más eficaz de luchar contra la despoblación” ya que “genera empleo y mejorar las condiciones laborales”, además de atraer nuevos inversores y empresas con “mejores sueldos”, permitiendo así aumentar la población en el largo plazo, según afirma el portavoz de la Cepyme.

No dudamos de que esta medida favorezca el desarrollo económico de nuestro territorio. Es indudable que la reducción de la carga fiscal haría más competitivo al tejido empresarial. Igualmente consideramos que en la comparación que se realiza con Noruega se omiten muchas cuestiones centrales para el debate, como son la calidad de los servicios, el marco de relaciones laborales o la gestión en materia de vivienda del país con el que se establecen comparaciones.

Crear un “tejido productivo mejor del que tenemos” requiere no solamente de tiempo y bonificaciones al funcionamiento empresarial. Disponer de vivienda asequible, unos buenos servicios públicos, salarios dignos, y en general unas buenas condiciones de vida es central para revertir la situación que atraviesan territorios como Teruel. Es fundamental generar renta.

Noruega es uno de los países más desarrollados. Hablamos de uno de los más ricos, que cuenta con un modelo nórdico de bienestar. Con una sanidad excepcional -siendo el segundo país que más invierte por habitante- y un sistema de protección social integral, regido por valores de igualdad. Además, el Estado noruego es propietario de los sectores industriales clave.

Es cierto que cuenta con reservas de hidrocarburos que suponen la cuarta parte del PIB, pero también lo es que aplica ambiciosas políticas de vivienda pública, culturales, de servicios públicos y en materia salarial.

Además de una elevada remuneración en el empleo, el salario social que el país nórdico aporta a su ciudadanía es mayor que el ofrecido en entornos como el nuestro, donde incluso se pone en cuestión una subida pírrica del SMI que permita avanzar hacia escenarios más justos.

Recordemos que esa mayor equidad social en Noruega hace que las diferencias salariales entre las trabajadoras peor pagadas y los directivos de las principales empresas sea mucho menor que en el resto de economías occidentales y que el salario social complementa la remuneración de los trabajos.

En el país escandinavo se aportan soluciones a la escasez de vivienda con un potente parque público y limitando el precio de los alquileres, y en materia de acceso universal a telecomunicaciones también se interviene desde lo público. Vemos que también tenemos ejemplos para resolver estas dos cuestiones clave en el progreso económico de territorios como Teruel.

El Estado noruego garantiza el desarrollo de su población con inversión en I+D o incrementando el gasto público de educación, y los recursos necesarios los consigue por tener una presión fiscal elevada, una de las más altas del ranking.

Es indudable que un ahorro del 20% en los costes salariales es un atractivo para que empresas se instalen y lo convierte en una ventaja competitiva. Queda no obstante por definir qué empresas tendrán acceso, si serán todas o dependerá del sector, actividad, tamaño de la empresa, o si se tendrá en cuenta su volumen de facturación… Muchas incógnitas por el momento como para poder adoptar una posición.

Para nosotras es imprescindible incorporar a este debate estas otras cuestiones. Mientras no se aborde la calidad de los servicios que las diferentes administraciones prestan en el medio rural, hablar de rebajas fiscales será parchear una situación desigual para las personas que viven en lugares despoblados y envejecidos, y no se evitará que al poco tiempo las patronales reclamen otras ventajas, pues los efectos alcanzados no serán los deseados.

Para asegurar que empleo e inversiones sean estables y sostenidas en el tiempo hay que garantizar que el beneficio social está por encima del económico, y eso, más allá de la necesidad de atraer inversión privada, sólo se logrará con una intervención decidida desde lo público y el refuerzo de lo comunitario.

Hay que comenzar a entender el sector público como un motor económico alrededor del cual se dinamizan otros proyectos que suman en la generación de empleo y que aporta las condiciones necesarias para el desarrollo social y económico del conjunto del territorio.

Noruega es el país con el índice de desarrollo humano más alto, y no se debe únicamente a los beneficios fiscales que aplica en las áreas despobladas. Se están creando artificialmente unas expectativas alrededor de las bonificaciones del 20% y podemos estar sobrevalorando los resultados que se obtendrán si esta medida se implementa de manera aislada a otras que son necesarias.

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