Un pincel rojo. Un arte nuestro

Juan Baldellou es un artista zaragozano de esos que se podrían llamar consagrados, que ha expuesto en muchos lugares, desde lo institucional a lo underground y que ahora mismo tiene obra en el Mueso Pablo Serrano con su original evoluciograma del Quijote. Además, acaba de inaugurar su nuevo espacio Pincel Rojo donde presentó el manifiesto 'Un arte nuestro' en el que define lo que llama obra zombi.

Baldellou con uno de sus tarros de arte zombi.
Baldellou con uno de sus tarros de arte  zombi.
Baldellou con uno de sus tarros de arte
zombi.

Juan Baldellou es un artista zaragozano de esos que se podrían llamar consagrados, que ha expuesto en muchos lugares, desde lo institucional a lo underground y que ahora mismo tiene obra en el Mueso Pablo Serrano con su original evoluciograma del Quijote.

Pero no he venido a hablar de esto, sino del hecho de llevar a cabo un arte convincente no significa, ni mucho menos, que sea un arte complaciente, como demuestra con la inauguración de su nuevo espacio Pincel Rojo en la calle san Pablo 70 de Zaragoza. Una sala pequeñita, íntima y de ínfima decoración.

Una inauguración que tuvo lugar este lunes 6 de abril. Inauguración no muy publicitada, pero que sirvió para que el artista presentara un manifiesto, con el título 'Un arte nuestro' en el que define lo que llama obra zombi.

En concreto Baldellou se refiere a toda aquella obra que "consolida o mece creencias que históricamente han apoyado las ideologías de las clases dominantes".

Si nos remitimos al manifiesto, se propone un mínimo de puntos por los que realizar y enjuiciar la obra artística, como es "no mostrar las atrocidades que el Poder económico-político dominante produce".

Las representaciones del poder mostrando su maldad no es sino propaganda del mismo poder, por lo que plantea, como mucho, mostrarlo en su ridiculez.

Frente a ello plantea la autocrítica, imprescindible para crecer en la dirección que nos propongamos.

Y la propuesta plástica del artista, que me atrevería a definir como conceptual, es especialmente llamativa y encaja a la perfección en esa autocrítica que reclama: una serie de botes de conserva de cristal diseminados por la sala. Lacrados, con obra del propio autor, dibujos y cuadros, hechos añicos dentro de los mismos.

En el exterior una imagen de la obra, cuando estaba completa, pegada sobre el vidrio y atada a la tapa una etiqueta la inscripción en que aclara, en unas pocas líneas, su concepto de arte zombi, en el que él mismo se incluye.

A lo mejor, si leemos las últimas frases de su manifiesto nos queda claro que sus propuestas son "para la acción y la transformación de la acción, porque si queremos llegar a otro sitio tendremos que hacerlo por otro camino".

En cualquier caso la propuesta de Baldellou se agradece dentro de la revitalización que está experimentando el barrio de El Gancho, por lo que animo a una visita cualquier tarde. Igualmente se agradece solo por el hecho de que alguien ose seguir en la brecha, al margen de pretensiones comerciales, reconocer sus propias imperfecciones y, lo más importante, abrir un nuevo espacio al arte, en este caso plástico, de los que tanto adolece nuestra ciudad.

[J.M. Marshal. Miembro del programa El Acratador (Radio Topo)]

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