Un museo muy especial, el museo de tu vida en el barrio zaragozano del Actur

El barrio del Actur ha amanecido convertido en museo urbano. Una intervención artística en el mobiliario callejero nos recuerda que ha vuelto a Zaragoza el Museo de Objetos Ordinario de Imaquinaria.

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Intervención en una cabina de teléfono en el barrio del Actur. Foto: Imaquinaria.

La experiencia de este museo tan especial se estrenó en Harinera ZGZ de San José durante febrero, marzo y abril, con la participación de más de 300 personas que aportaron más de 130 objetos. Una idea que llega desde Francia, con apoyo de la compañía francesa, Théâtre de Cuisine. Fundada en 1979 por Christian Carrignon y Katy Deville, referentes internacionales del denominado Teatro de Objetos, término acuñado por ellos mismos tras su primer espectáculo Opéra bouffe en 1981.

En los últimos años, se centran en la transmisión pedagógica del teatro de objetos, a través del trabajo de acompañamiento en la creación con profesionales y talleres de formación para artistas, o proyectos de participación como este Museo de Objetos Ordinarios.

El equipo de Imaquinaria, que trae esta propuesta a Zaragoza, orienta su trabajo desde la convicción de que cualquier persona es creativa y que solo hace falta generar los marcos para que esta potencialidad se desarrolle y crezca.

Diseñan y coordinan proyectos de teatro participativo y comunitario, teatro foro, creaciones con comunidades y desarrollan nuevos formatos (híbridos en las disciplinas, innovadores en las formas) para la profundización de sus fines. Atienden a la necesidad de que cualquiera pueda ser parte del arte, trabajando en conceptos de acceso y equidad.

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Intervención en un árbol del Actur. Foto: Imaquinaria.

El Museo de Objetos Ordinarios es parte de esa búsqueda hacia nuevas formas más democráticas del hecho artístico, que promuevan la participación activa y que pongan en el centro de los procesos artísticos a las personas. A cualquier persona, a aquellas que no son parte de los elencos ni los grupos artísticos, a los ordinarios y banales, a los cualquiera.

Revalorizar lo cotidiano es una manera de desviar la mirada y cambiar la perspectiva. Son en este proyecto los objetos habituales, usados, casi rotos, el reflejo o metáfora de quienes no suelen formar parte de un museo ni de los créditos de una película. Se trata de descubrir potencialidades, de encontrar en los objetos poemas ocultos, belleza escondida y de descubrir en la ciudadanía, artistas, actores o mecenas.

Esta experiencia creativa y colectiva es, sin duda, una oportunidad de la ciudad de Zaragoza para conocerse, conectarse y crear obra artística. Al contrario que en otros museos que celebran la inauguración, el Museo de Objetos Ordinarios celebra el final. Al tratarse de un proceso creativo vivo en el que tú puedes ser protagonista, cada día llegan nuevos objetos a la colección y más caras de personas al collage de participantes. El proceso se enriquece cada día de nuevas historias. Es por lo tanto al finalizar cuando se celebra el proceso, cuando el Museo está completo con nuestra historia.

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Intervención en un banco del barrio del Actur. Foto: Imauqinaria.

Para conectar la experiencia con otros colectivos y habitar con ella nuestras calles, este miércoles tuvo lugar una acción cercana a la performance, en colaboración con el alumnado de la Escuela de Arte de Zaragoza de la rama de Escultura aplicada al espectáculo, con el objetivo de captar la atención y provocar la curiosidad: un etiquetado de los objetos cotidianos que nos encontramos en el espacio público.

Se etiquetaron, de la misma forma que lo están en el museo, bancos, papeleras, carteles, semáforos y se aplicó a estos objetos la misma técnica para la construcción de un poema visual. Una intervención colgada de un semáforo con la etiqueta “Mi abuelo, el mío, cambiaba mucho de opinión”, o un banco desvencijado del que cuelga “Mi abuelo, el mío vivió la vida con intensidad” fueron algunas de las aportaciones.

La experiencia, que se financia con el apoyo de Zaragoza Cultural, se basa en un ejercicio de escritura a partir del concepto de poesía visual, y desembarca ahora en el zaragozano barrio del Actur para volver a provocar reacciones del público realmente inspiradoras como ya sucediera en San José: “Me ha emocionado mucho, ha sido precioso como unas simples frases puede transmitirte tantos sentimientos”.

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