El eterno aspirante, Jorge Azcón, accedió a la alcaldía de Zaragoza hace apenas un año pese a volver a perder las elecciones -la lista del PP que encabezó obtuvo 8 concejalías, frente a las 10 de la lista del PSOE encabezada por Pilar Alegría-, por lo que se vio obligado a alcanzar un pacto con Cs -6 concejalías- y Vox -2 concejalías- para sumar 16 votos, justo el umbral que le permite ostentar su cargo.
En contra de lo que Azcón había venido defendiendo, en esta ocasión no fue partidario de que gobernará la lista más votada -el PSOE-, y a pesar de que el PP obtuvo unos resultados catastróficos en el Ayuntamiento de Zaragoza (en 2011 el PP obtuvo 15 concejalías, y en 2015 fueron 10) accedió al chantaje de la ultraderecha para sentarse en el sillón de la alcaldía que durante tantos años ha ansiado.
Pero Zaragoza no es ajena a la crisis interna de las derechas en todo el estado. La pugna entre PP, Cs, y Vox por el mismo espacio electoral ha llevado a la capital de Aragón hasta una situación límite de desgobierno. Sin los votos de Vox el alcalde Azcón no puede gobernar, ni sacar adelante sus propuestas, siempre, claro, que el centro-izquierda -PSOE, ZeC, Podemos- unan su esfuerzo para evitar las propuestas más lesivas de Azcón para el conjunto de la ciudadanía zaragozana.
Tras los últimos sondeos electorales han saltado las alarmas en Vox, al constatar que su irresponsable estrategia durante el confinamiento por la pandemia del COVID-19 se vuelven en su contra. Y ya han activado sus resortes para apretar el chantaje contra sus socios de gobierno -PP y Cs-, pero rivales electorales, en Madrid o Andalucía. Parece que Zaragoza es la siguiente pieza que quiere cobrarse la ultraderecha. Aunque la sangre no llegará al Ebro, pues Vox prefiere una Zaragoza “antes rota, que roja”.
Por ello, no parece viable que una moción de censura presentada por PSOE, ZeC, y Podemos, que sumarían 15 votos, uno más que la suma de PP y Cs, contra el alcalde Azcón prosperase, salvo que Vox en una de sus majaderías estratégicas sorprendiera con su abstención.
Sin embargo, algunos de los proyectos estrella de Azcón: cesión de suelo público para hospitales privados, recortes en Servicios Sociales, austericidio presupuestario, reforma de La Romareda con dinero público para uso privado, paralización de las ayudas para la población más necesitada, o recortes en las ayudas a la creación de empleo, entre otras, dependen no solo de las mayorías plenarias, sino también de la composición de las diferentes comisiones sectoriales. Y tras la incapacidad de Azcón para mantener con sus socios una mínima estabilidad, y su sectaria y partidista gestión que le impide alcanzar acuerdos con la oposición, sus proyectos pueden quedar en nada.
Así pues, Jorge Azcón respira tranquilo, pues su gran preocupación: mantenerse en el sillón cueste lo que cueste, parece salvada, aunque ello implique inestabilidad, caos, y desgobierno para toda la ciudadanía zaragozana, y más sufrimiento para sus sectores más desfavorecidos.