Un año del homenaje a Antonio Plano: justicia y reparación contra el silencio y el olvido

En abril de 2024 la Asociación Charata para la Recuperación de la Memoria Histórica de Uncastillo vio cumplido uno de sus más anhelados deseos: realizar un homenaje público y un entierro digno en honor al alcalde socialista y vicepresidente de la DPZ, asesinado públicamente el 5 de octubre de 1936 por los fascistas por sus ideales sociales y políticos.

Enrique Morlana y Rosa María Plano, nietos de Antonio Plano Aznárez, con el arcón funerario que contenía sus restos | Foto: Pablo Ibáñez

Un año antes del acto de homenaje, en 2023, se había realizado en el cementerio municipal de Uncastillo la exhumación de los restos de Antonio Plano a solicitud de sus familiares. La intervención arqueológica fue llevada a cabo por el Equipo Arqueológico Forense de Aragón [integrado por Javier Ruiz, Cristina Sánchez, Miriam Gracia y Ricardo Gayán] con la colaboración de familiares, miembros de Charata, vecinos y vecinas de Uncastillo y otros voluntarios como los del Batallón Cinco Villas.

Los trabajos arqueológicos, que se amparaban en el marco legal que ofrecen la Ley 20/2022 de Memoria Democrática y la Ley 14/2018 de Memoria Democrática de Aragón, fueron financiados con una subvención concedida a Charata por la Diputación de Zaragoza, contando en todo momento con la total colaboración del Ayuntamiento de Uncastillo.

Los últimos meses de Antonio Plano Aznárez

Nacido en Uncastillo el 24 de mayo de 1896, casado con Benita Cortés Lasilla, tenían siete hijos. Fundador en 1919 de la Agrupación Obrera Socialista de Uncastillo y posteriormente de la UGT local. La victoria electoral el 12 de abril de 1931 llevó a Antonio Plano a la alcaldía y días después fue designado diputado en la Diputación de Zaragoza, de la que fue elegido vicepresidente tras las elecciones generales de febrero de 1936, momento en que también fue excarcelado y repuesto al frente del ayuntamiento.

Antonio Plano Aznárez.

En 1936 podía haber agitación social, violencia política, un malestar importante de ciertos sectores de la sociedad, intranquilidad por la lentitud en la aplicación de la Reforma Agraria y un largo etcétera de problemas socioeconómicos y políticos, pero parecidas dificultades sufrían otras democracias europeas en esos mismos momentos. La Guerra Civil no arrancó hasta que hubo una sublevación militar apoyada por la Iglesia, los monárquicos y las clases dominantes.

A las siete de la tarde del 17 de julio de 1936 se reunió por última vez el ayuntamiento de Uncastillo. Tras esa reunión, Antonio Plano abandonará la villa, pues a las 18:30 horas del día siguiente estaba presente en la sesión plenaria celebrada en Zaragoza de la Diputación, en su calidad de vicepresidente de esta.

En la madrugada del día 19, Miguel Cabanellas, capitán general de la Quinta Región Militar con sede en Zaragoza, decretó el Estado de Guerra, sumándose así al golpe de Estado contra la Segunda República y extendiendo el golpe a Aragón. Ese mismo día la Guardia Civil, apoyada por voluntarios derechistas, se hizo con el control de la villa y el brigada jefe de puesto destituyó a la corporación municipal legalmente constituida.

Durante esas críticas horas en Zaragoza, Antonio Plano, como vicepresidente de la Diputación de Zaragoza, formó parte de la comisión que se reunió con el gobernador civil, quien finalmente se negó a repartir armas entre los sindicatos siguiendo las órdenes del Gobierno. Antonio se encontraba en la sede de la Diputación cuando miembros del Cuerpo de Seguridad y Asalto la ocuparon la mañana del 19 de julio, desalojando a los allí reunidos, yendo junto a Bernardo Aladrén a descansar a casa de Juan López Conde, ambos concejales del ayuntamiento de Zaragoza.

Aproximadamente durante dos meses Antonio Plano buscó refugio entre sus conocidos en Zaragoza, quienes intentaron conseguir papeles para que pudiera huir. Sin embargo, el 22 de agosto de 1936 su esposa, Benita Cortés Lasilla, y sus dos hijos mayores, María y Antonio Plano Cortés, fueron detenidos e ingresaron en la prisión de Ejea de los Caballeros. Probablemente desesperado por esta situación, Antonio Plano se entregó a las autoridades o según otras versiones fue delatado en Zaragoza.

Sea como fuere, tras ser detenido Antonio Plano, bajó desde Uncastillo un grupo de falangistas, que lo condujeron en un coche al cuartel de la Guardia Civil de la villa para ser asesinado justo dos años después de los sucesos de octubre de 1934.

El 5 de octubre de 1936 Antonio Plano Aznárez, el alcalde depuesto por los sublevados, fue “fusilado” en un dantesco espectáculo público de carácter ejemplarizante para el resto del vecindario, obligado a presenciarlo. Ese día llovía. Una vez apalizado, a Plano le llevaron desde el cuartel a la plaza del Olmo, frente a una multitud donde algunos le increpaban, pero que en su mayor parte permaneció muda de dolor. Hasta llevaron a los niños y niñas de las escuelas encabezados por sus profesores e incluso vinieron personas desde otros pueblos de la comarca. A Antonio le dijeron que se pusiera de espalda al piquete de ejecución, pero al parecer se negó y le fusilaron allí mismo, frente a la iglesia de Santa María. Luego subieron su cadáver a un camión y lo trasladaron al cementerio municipal, donde un falangista le “cortó” una pierna con un azadón.

Antonio Plano fue enterrado junto a la puerta de entrada al cementerio municipal de Uncastillo para que su tumba fuera pisoteada por todas aquellas personas que accedían a este recinto. Bastantes años después las autoridades franquistas de Uncastillo trataron de exhumar sus restos para borrar las pruebas de su crimen, pero la familia de Antonio pudo impedirlo.

Su mujer e hijos, liberados el 13 de octubre de 1936, sufrieron el robo de prácticamente todos sus bienes y propiedades, pues cuando regresaron a su casa ésta había sido saqueada. Benita y sus siete hijos —María, Antonio, Jesús, Carmen, Ángela, Benita y Libertad Plano Cortés— quedaron en la miseria. Además, aún habrían de hacer frente a la cuantiosa multa de 25.000 pesetas impuesta por el Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas de Zaragoza a Antonio Plano después de su asesinato y otra de 1.000 pesetas aplicada a Benita. Para hacer frente a esta sanción perdieron la casa embargada, subastada y adquirida por el Estado, donde las nuevas autoridades fascistas instalaron el Auxilio Social.

Resultados de la exhumación y de los posteriores estudios científicos

La muerte de Antonio Plano fue inscrita en 1942 en el Registro Civil de Uncastillo constando que “recibió sepultura en el cementerio de esta villa”. La situación de la tumba estaba marcada por un simple ladrillo cogido con cemento colocado por la familia junto a un viejo ciprés.

Vista cenital de la Fosa 1 con el esqueleto de Antonio Plano | Foto: Pablo Ibáñez

Entre los días 28 y 29 de abril 2023, 87 años después del asesinato, se excavó un sondeo arqueológico en ese mismo lugar y los trabajos culminaron con el hallazgo de una fosa individual (Fosa 1) con unas dimensiones de 1,95 metros de longitud, 0,70 metros de anchura y 1,10 metros de profundidad, que contenía el esqueleto de un varón con una edad comprendida entre 33 y 46 años y una estatura de 173,14 ± 3,83 cm, que presentaba una muerte violenta por múltiples impactos de proyectiles de arma corta de fuego. Además, se hallaron diversos objetos que correspondían a las vestimentas que portaba en el momento del homicidio, como por ejemplo los botones de nácar de la camisa, los corchetes y las hebillas-pasador del pantalón y dos zapatos de cuero con cordones de 28.5 cm de longitud marca BERTA.

Detalle del esqueleto de Antonio Plano con las manos atadas | Foto: Charata

El esqueleto presentaba varias fracturas óseas y claras evidencias de muerte violenta por arma de fuego, las manos atadas y estaba cubierto de restos de cal viva. El estudio antropológico forense determinó que sufrió múltiples lesiones esqueléticas de carácter violento de tipo perimortem en el cráneo, cubito y radio derechos, húmero izquierdo, fémur izquierdo, coxal izquierdo, sacro, vértebras, costillas izquierdas y esternón, por lo que se ha podido establecer claramente la causa de muerte por impactos de proyectiles de arma de fuego.

Esquema de las trayectorias de los dos impactos de proyectiles de arma de fuego en el cráneo y el resto de las fracturas de tipo perimortem en el cuerpo | Miriam Gracia

Asimismo, presentaba otra fractura perimortem en la mandíbula, quizás producida por las torturas previas a su asesinato, y una fractura fragmentaria en cuña en la tibia derecha, que pudo ser causada por la acción de un arma contundente, lo que puede relacionarse con el episodio del golpe en la pierna con un azadón por parte del falangista "Juanillo el Hojalatero".

Además de las fracturas y los indicios de muerte violenta ya reseñados, también se localizaron hasta 17 proyectiles del calibre 9 Corto, munición utilizada por diversas armas de fuego cortas (pistolas y revólveres), incluidos algunos modelos reglamentarios en el ejército o en la Guardia Civil. Finalmente, entre las piernas se hallaron cuatro casquillos del calibre 9 Corto con marcaje PS 36 (Pirotécnica de Sevilla, 1936) y CIM PS (Consorcio de Industrias Militares Pirotécnica de Sevilla, 1932-1936). La localización de estos casquillos en el fondo de la fosa sólo se explica por el hecho de que el cadáver fue tiroteado una vez allí depositado.

Proyectiles y casquillos del calibre 9 Corto hallados en el cuerpo de Antonio Plano | Foto: Charata

Cabe recordar que Antonio Plano Aznárez tenía 43 años en el momento del homicidio y una estatura de 1,73 metros. Así pues, todos estos datos nos permiten confirmar histórica y antropológicamente buena parte del relato sobre la muerte de Antonio Plano en un episodio de extrema violencia y también desmentir algunas inexactitudes muy difundidas popularmente. En definitiva, las nuevas autoridades fascistas organizaron un escarnio público y acabaron vilmente con la vida de Antonio por su acción política y sindical en beneficio de los más débiles de la sociedad.

El homenaje: un acto de justicia y reparación

El sábado 13 de abril de 2024 tuvo lugar en el cementerio de Uncastillo el acto de homenaje, reconocimiento público y entierro de D. Antonio Plano Aznárez, que fue financiado por el Ayuntamiento de Uncastillo y con una ayuda concedida a Charata por la Comarca Cinco Villas.

El homenaje congregó a numerosas personas venidas de Uncastillo, de todos los rincones de las Cinco Villas y de otras comarcas aragonesas. Al acto asistieron muchos familiares de víctimas del franquismo, vecinos y vecinas, amigas y amigos, miembros de Charata y de otras entidades memorialistas y representantes institucionales, sindicales y políticos, en un ejemplo de dignidad y de compromiso acorde con las demandas de una sociedad libre.

El homenaje, conducido por Cristina Sánchez, fue abierto por Teresa Pueyo, alcaldesa de Uncastillo, interviniendo a continuación Santos Navarro (presidente de la Comarca de las Cinco Villas), Rubén Estévez (diputado provincial y delegado de Memoria Democrática de DPZ), Teresa Ladrero (vicepresidenta de DPZ), Fernando A. Beltrán (delegado del Gobierno en Aragón), Javier Ruiz (Equipo Arqueológico Forense de Aragón) y Carmen Ríos, presidenta de Charata; salpicando el acto con intervenciones musicales de Charo Tris. Posteriormente, tomaron la palabra los representantes de la familia Micaela Morlana y Enrique Morlana Plano.

Finalmente, Inma Rebla y Javier Ríos en representación de Charata hicieron entrega a la familia de los restos de D. Antonio Plano Aznárez en un arcón funerario que contenía el esqueleto individualizado, así como los objetos personales y balísticos asociados. Por expreso deseo de la familia, los restos de D. Antonio Plano fueron inhumados en una sepultura construida al efecto en el cementerio municipal de Uncastillo, situada en el mismo punto donde se localizó la fosa.

A partir de este momento un sobrio bloque de arenisca y una lápida, cinceladas por las manos de Fernando Torralba, recodarán para siempre de forma merecida a Antonio por sus nobles valores sociales y humanos . Esta es la manera de curar las heridas y las cicatrices que dejaron la Guerra Civil y la dictadura, mediante el conocimiento de los hechos por parte de la población y jamás con el silencio y el olvido.

Memorial a Antonio Plano Aznárez en el lugar donde ha sido enterrado | Foto: Charata

Este artículo fue publicado originalmente en la revista cultural La Lonjeta de Uncastillo.

Autor/Autora

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de nuestra política de cookies, pincha el enlace para más información.

ACEPTAR
Aviso de cookies