Al cumplirse tres años de gobierno de coalición en la ciudad de Teruel, Ramón Fuertes y Emma Buj, como responsables de Ciudadanos y PP, hicieron balance del cumplimiento de sus acuerdos y desarrollo del programa de gobierno que imaginamos en su día firmaron.
Lo primero que reseñaron es el “crecimiento” de la ciudad -imaginamos que en términos económicos- y la “bajada de impuestos” generalizada. También hicieron referencia a la “estabilidad, tranquilidad, confianza y certidumbre” que ofrece su acuerdo a la ciudad y al “buen funcionamiento” del equipo de gobierno.
Afirman haber cumplido o estar en ejecución el 90% del programa, pese a las “dificultades de la pandemia”, y que la ciudad vive una “etapa de dinamismo cultural”. En lo que queda de legislatura “están en disposición” de asumir el 10% restante.
Presumieron de haber logrado que el Ayuntamiento “vuelva a tener” fondos europeos y de que Teruel sea ahora “una ciudad más verde” por haber condicionado las riberas del Turia y crear un jardín vertical.
También se sienten orgullosos de que Teruel sea un “lugar de eventos y congresos nacionales”, y pusieron de ejemplo el Congreso del Toro de Cuerda. Afirman que la aprobación inicial del PGOU se hará esta legislatura y que han “cumplido el compromiso” de crear la Mesa de la Accesibilidad.
Pues bien, este verano hemos podido reflexionar y analizar el panorama económico real. Nos encontramos ante una preocupante evolución de la situación, con una inflación creciente a consecuencia de un contexto internacional que afectará también a nuestra ciudad, y ya estamos viendo su reflejo en los datos de empleo.
Por ello resulta incomprensible esa satisfacción por el “crecimiento” al que alude el equipo de Emma Buj cuando la realidad es que podemos estar a las puertas de un empobrecimiento del tejido productivo y de amplios sectores de la sociedad, que a duras penas podrán afrontar las elevadas facturas de suministros de luz, gas o gasolina.
La principal apuesta para el crecimiento de PP y Ciudadanos es el turismo. Los datos indican que éste ha caído en un 25%, y se ha puesto de manifiesto el fracaso de los grandes eventos deportivos y taurinos en atraer turismo cultural y de calidad, algo que para el equipo de gobierno es motivo de orgullo.
El crecimiento económico ha de medirse en paralelo al crecimiento social, y cuando se destruye empleo o una parte de la ciudadanía tiene que escoger entre qué productos básicos adquirir, la situación no es buena, poca “estabilidad, tranquilidad, confianza y certidumbre” pueden aportar, da igual el “buen funcionamiento” del equipo de gobierno.
La única receta que nos proponen desde la derecha es bajar impuestos, de manera lineal y sin criterio alguno, pero la presión fiscal ha de ser acorde a la situación concreta a la que se hace frente y debe tener un criterio claro sobre el esfuerzo que exigimos a los diferentes tramos de renta, para que efectivamente aporte más al mantenimiento de los servicios públicos quienes más tienen.
¿De qué otra manera se podrán repartir de nuevo dos millones de euros en ayudas a empresas o garantizar que se sigue proporcionando ayudas de urgencia a quien más lo necesita? Por no hablar de que si no hay ingresos no se puede invertir de no ser que lo hagamos endeudando al Ayuntamiento. Para “mejorar la vida de los turolenses” es necesario recaudar impuestos, y no hay más.
Por otro lado Emma Buj y Ramón Fuertes afirmaron que el 90% del acuerdo de gobierno ya estaba cumplido, pero la realidad es que la ciudad de Teruel no cuenta hoy con un cuartel de policía local, tampoco con un auditorio, ni con una segunda piscina climatizada, infraestructuras prioritarias para la coalición PP-Cs.
En relación a la captación de fondos europeos conviene señalar que se han perdido muchas subvenciones por no disponer de ideas y proyectos, por presentar propuestas francamente flojas, y también por ni siquiera haber optado, lo que demuestra su falta de planificación. En cuanto a que estos fondos se están empleando para hacer “una ciudad más verde”, permitan que dudemos. Están talando árboles para hacer accesibles algunas calles sin ser necesario.
En un contexto de cambio climático, crisis energética e incertidumbre económica se deberían tomar medidas para impulsar la economía real y productiva en beneficio de quienes vivimos aquí. El modelo de ciudad a impulsar es aquel que multiplique esfuerzos en renaturalizar la ciudad sin esperar al nuevo PGOU, actualizando la normativa urbanística y creando líneas propias de subvención para mejorar la eficiencia de las viviendas, y arrancar proyectos destinados a reducir el tráfico, peatonalización de calles e impulso un modelo de movilidad eficiente y menos contaminante.