Teruel, orgullo de ciudad

El domingo viendo a nuestra escuadra naranja contra el Soria, como muchos y muchas turolenses estábamos en ese momento, me asaltaba alguna que otra duda sobre como tratamos a veces a nuestra querida ciudad. Como la tratamos (o maltratamos, según el caso) en el sentido abstracto, aunque en algunas ocasiones lo hacemos de manera física contra alguno de nuestro mayores símbolos, creo que no hace falta dar más datos sobre el tema. Y es que nuestra ciudad esconde infinitas virtudes, que hacen de Teruel un lugar único. Hace un par de semanas vivíamos uno de los ejemplos que nos proyectan …

Nicolas Lopez

El domingo viendo a nuestra escuadra naranja contra el Soria, como muchos y muchas turolenses estábamos en ese momento, me asaltaba alguna que otra duda sobre como tratamos a veces a nuestra querida ciudad. Como la tratamos (o maltratamos, según el caso) en el sentido abstracto, aunque en algunas ocasiones lo hacemos de manera física contra alguno de nuestro mayores símbolos, creo que no hace falta dar más datos sobre el tema. Y es que nuestra ciudad esconde infinitas virtudes, que hacen de Teruel un lugar único.

Hace un par de semanas vivíamos uno de los ejemplos que nos proyectan como un lugar único a nivel nacional e incluso internacional, hablo de las Bodas de Isabel de Segura, o “Los Medievales”. Esta impresionante recreación teatralizada, nos pone en pleno foco de todos los medios nacionales durante todo un fin de semana, y somos muchos turolenses que sentimos la ciudad como nuestra pero, lo que es más importante, no turolenses que también comparten ese sentimiento y la hacen suya, y son ellos quienes hacen posible esa proyección.

Porque esto no hay que olvidarlo. Teruel no solo es una ciudad de los que hemos nacido aquí, somos también una tierra de acogida donde cientos de persona de Zaragoza, Valencia, Colombia, Rumanía e innumerables países y ciudades más, también habitan y la sienten como suya. Y esto hay que tenerlo muy presente, mucho más cuando vemos todos aquellos discursos, que a veces se mueven por redes, en los cuales parece que hagan falta ocho apellidos turolenses para hablar de nuestra ciudad, pues, haciendo nuestro un viejo refrán, no eres de donde naces, sino de donde paces.

Sin embargo, parece que estemos empeñados en poner constantemente en el candelero todo lo negativo que tenemos, pero no proyectamos al exterior todas aquellas cosas únicas. Nos cuesta hablar de la belleza de nuestra ciudad, de que los más pequeños puedan ir solos al colegio, de la poca dependencia del vehículo, de ese capazo que pillas por la calle que hace que tardes media hora en cruzar de la Fuente Torán a la Plaza del Torico, la tranquilidad de siempre tener dos manos amigas cerca si te ocurre algo… Ese sentimiento de pertenencia que tenemos tan arraigado desde que nacemos que hace que nos consideremos de Teruel por encima de todo, llevemos viviendo aquí desde hace años o desde hace “cuatro días.”

Por todo esto, y por mucho más, hay que seguir apostando por Teruel de manera positiva. De manera positiva porque queremos que ese hijo, esa amiga, ese vecino, vuelvan a nuestra ciudad a vivir, para que las generaciones que venimos, tengamos una ciudad más amable, sostenible y que sea dinámica.

Todos esos discursos que proyectan una imagen negativa al exterior de nuestra ciudad, haciendo parecer que nuestra realidad muchas veces es otra, hacen un flaco favor a que muchas personas puedan descubrirla, no como turistas, sino como habitantes. Pero por desgracia muchas veces esto no solo se limita a quienes proyectan esa imagen hacia fuera alzando mucho la voz y con performance más adecuadas a los años 60, también en nuestra ciudad y en Aragón hay quienes viven de jugar con las ilusiones de muchos y muchas turolenses mediante titulares en prensa, a golpe de Boletín Oficial en base a la cercanía de unas elecciones municipales y autonómicas.

Pero somos muchas y muchas turolenses los que no nos resignamos a un Teruel basado en el continuismo o en medidas caducas de hace más de veinte años, porque las recetas de hace 20 años, no se ajustan a la realidad en la que ahora vivimos. Hay que seguir desde nuestra propia ciudad impulsando y trabajando en torno al cambio, implicándonos y dando esperanza a otra realidad posible. Porque al final, apostar por nuestra ciudad, también ha de hacernos estar orgullosos de ella y, no olvidemos, Teruel también es único.

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