Alegan que “los problemas estructurales de despoblación” en las zonas españolas “son sustancialmente los mismos o incluso más graves que los que aquejan” a las zonas nórdicas. En 2017 se desdobló en dos categorías: territorios con menos de 8 hab/km2 -situadas en los países nórdicos- y zonas con menos de 12,5 hab/km2.

