Un estudio de la Universidad de Zaragoza halla la presencia de fibras de polietileno, tereftalato, poliamida y poliestireno, suspendidas en el aire de la capital aragonesa, al igual que ocurre ya en numerosas ciudades de todo el mundo. “A pesar de que el cierzo limpia Zaragoza, también permite recibir otros contaminantes que respiramos”, subraya Jesús Anzano, catedrático de Química Analítica.
