Soberanía en mi país y en mi cuerpo. Una conversación con María Galindo, de Mujeres Creando

Centro social La Virgen de los Deseos de Mujeres Creando en La Paz. Foto: Ainhoa Fernández (AraInfo)

Bolivia.- Algo que llama inmediatamente la atención del gringo al llegar a Bolivia es la realidad de sus calles abarrotadas de mujeres indígenas con niños a la espalda buscándose la vida a través de la venta de chucherías, frutas y bebidas, o de aquellas otras, que dando un paso más, no venden nada, sino que simplemente piden limosna junto a sus bebés. Y sobre esa realidad, las calles céntricas se llenan de pintadas que reclaman la despenalización del aborto o el fin de la violencia machista. Realidad y reivindicación. Una violencia estructural que se ceba sobre las mujeres pobres, precisamente por eso, por ser mujeres y pobres. La realidad más cruda de la opresión de género y la explotación de clase. La realidad de un sistema injusto y patriarcal.

Según ASR (Alternativa Socialista Revolucionaria): “En Bolivia la pobreza extrema dejada por el neoliberalismo tiene rostro de mujer, sea obrera, campesina, adolescente, niña. Además de ser el sector social más pobre, es la víctima de todo el aparato estructural del estado burgués, es decir vive en condiciones de marginalidad y sobrevivencia económica, recibe salarios más bajos, sus jornadas laborales no contemplan el rol que el mismo sistema patriarcal le impone de madre y esposa, es sujeto de violencia y discriminación política, es objeto de manipulación e instrumentalización política, el mercado la sitúa en condiciones de objeto de compra y venta y finalmente es el sujeto sobre el cual se ejerce violencia física, psicológica, sexual”.

La sexualidad es un tema tabú, el aborto está penado con dos años de cárcel, la brecha entre la mujer rural y urbana es insalvable, la educación y la sanidad sigue siendo utópica para muchas mujeres pobres… y todo ello aderezado con la cruel violencia sistémica y familiar ejercida sobre las mujeres. Por ello, el nuevo gobierno del MAS (Movimiento Al Socialismo) a través de nuevas instituciones como la Brigada de protección a la familia o los Servicios Legales Integrales Municipales intentan poner freno a esta situación de desigualdad y opresión. Significan pasos importantes, pero aun con todo, son medidas insuficientes, que si bien pretenden proteger a la mujer, quizás perpetúen el carácter patriarcal en la acción y en el pensamiento de la mayoría de la sociedad boliviana. En todo caso, en la Nueva Constitución Política del Estado, se ha introducido el concepto de “despatriarcalización” como una de las metas a conseguir en el actual Proceso de Cambio. Sobre esto conversamos con María Galindo, feminista, boliviana y agitadora social, integrante de Mujeres Creando.

Diego Marín Roig (AraInfo).- ¿Cuál es la situación de la mujer boliviana?

María Galindo (Mujeres Creando).- La pregunta es muy general. Empezaré diciendo que no existe la mujer, sino las mujeres, y que cuando se convierte a la mujer en un singular lo único que se hace es homogeneizar. Las mujeres estamos atravesadas de contradicciones de clase, generacionales, de origen cultural, pero además de esas contradicciones que atraviesan el universo de las mujeres, así como el de los hombres, hay otras contradicciones que atraviesan el mundo de las mujeres únicamente, como es el tema de la maternidad, que te coloca en un lugar o en otro; el tema del vínculo civil con un hombre (casada, divorciada, etc.). Entonces es realmente muy complejo. No te voy a dar el gusto de responder semejante generalidad.

DMR (A).- ¿Y la realidad del movimiento feminista en Bolivia?

MG (MC).- No es una realidad muy diferente de la española, realidad que conozco. Uno de los problemas fundamentales en el universo de las mujeres es el empleo. Igualito que en el Estado español. Otro de los problemas fundamentales es la maternidad, vinculada al desempleo, porque si eres madre, sales del circuito de empleo, o no accedes a él. Otro problema es el tema de la violencia machista, igualito que en el universo español. Ahora, ¿Qué está pasando en la actualidad con las mujeres bolivianas?, es algo que me parece muy interesante, y por ello, planteo la tesis de la despatriarcalización. Desde  fines de los 80 por lo menos, estamos, o están protagonizando una revolución silenciosa, invisibilizada, no dicha, que tiene que ver con la ruptura de una serie de patrones de dominación. ¿Esto como se puede comprobar? Primero, hoy en día, en todas las universidades públicas, que es a las que acceden las mujeres más pobres, las carreras están copadas por el 50% más uno de mujeres. En ese sentido las mujeres estamos rompiendo la división sexual del conocimiento. Esa toma de la Universidad pública es una toma que ya tiene por lo menos una o dos décadas, así como fenómeno masivo. Como fenómeno no masivo sino minoritario, tiene por lo menos 50 años. Otro de los fenómenos importante de ruptura de las mujeres en Bolivia es que todas las calles de todas las ciudades troncales se han convertido en escenarios domésticos donde las mujeres han dejado de estar a la espera del hombre proveedor, y fruto de una crisis  de empleo muy típica han roto el encierro del ama de casa. Entonces las mujeres han trasladado su función doméstica familiar, a una función doméstica de sobrevivencia o subsistencia en la calle. Esto está generando un tejido social que abarata el costo de vida en la ciudad, además de generar una presencia pública en un escenario público, que es la calle, masiva. Las madres, perpetraron eso; las hijas que crecieron como vendedoras en su puesto de venta, están hoy en la Universidad. Entonces es muy interesante.

Otro elemento de ruptura de patrones de dominación viene del dato de cifras de aborto. Estas cifras se pueden leer en un código digamos, dramático, pero también se pueden leer en un código de desobediencia, que es el código que yo escojo para leerlas; quiere decir que en una sociedad donde la maternidad es una hecho obligatorio, las mujeres han tomado el hecho de la maternidad como una pregunta existencial, a la cual se pueden responder sí o no. Existe otro elemento, que son los altos índices de violencia machista. Yo no hablo de violencia de género, ya que creo que es un término absolutamente eufemístico y encubridor, y que invisibiliza al sujeto. Por lo tanto, ¿Qué pasa con la violencia machista? Ahí coincido plenamente con lo que está pasando en el Estado español. En el tema de la violencia machista, hay un resentimiento masculino exacerbado ante este proceso de las mujeres de salirnos del lugar que ocupábamos. Entonces lo que está en juego en la violencia machista ahora es el contrato sexual hombre-mujer, y eso en Bolivia las mujeres lo estamos poniendo en cuestión. Por supuesto que estamos dispuestas a tener pareja, pero no a costa de ejercer de sirvienta. Y si la cosa no va, no va. Y si tengo que continuar caminando sola, pues continúo caminando sola. Entonces, el padre proveedor no existe, la pareja no existe, muchas cosas han entrado en crisis. Y somos las mujeres las que hemos empujado esta condición. Veo un proceso muy interesante de cuestionamiento de las emociones y de rebeldía personal subjetiva que yo reivindico, de planteamiento de expectativas de sueños. Por ejemplo, yo tengo un trabajo muy interesante, en el cual les pregunto a las mujeres sobre sus madres, sobre si ellas quieren repetir la vida de sus madres, y puedo asegurar que del 100% de mujeres consultadas, el 100% te dicen que no. Puede que tengan una visión positiva o negativa de sus madres, puede que tengan una relación de empatía con sus madres, o no, pero no reconocen en la vida de sus madres una forma de vida ni mínimamente legítima para ellas. Entonces, todos esos parámetros, me hablan de un proceso de despatriarcalización, como yo lo he bautizado, en la sociedad boliviana, muy fuerte, muy intenso, pero que no recibe ningún tipo de credibilidad por parte de las estructuras formales, políticas de la sociedad.

DMR (A).- Y ese proceso de despatriarcalización, pilar fundamental del actual proceso político boliviano ¿Consideras que está incluido en el actual Proceso de cambio en Bolivia?

MG (MC).- No, para nada. El concepto “despatriarcalización”, en primer lugar, es una tesis mía. Soy su autora. El gobierno la cooptó, creó una oficina, etc. No es tanto por mí, como si fuera el gran personaje, sino porque es algo que el MAS ha hecho con todo lo que se mueve en la sociedad, es decir, intentar apropiárselo. Intentar que nada surja, si no es desde ellos. Aunque sea de manera muy abusiva, muy simplona y sobretodo demagógica. También ha pasado con otros fenómenos. Ahora, el proceso de despatriarcalización, es un proceso espontáneo, social, masivo, invisibilizado y no dicho. Es decir, no es un proceso que se nombre como tal. Ahora, no tiene absolutamente nada que ver con lo que se llama, entre comillas, Proceso de Cambio, que no es un proceso de cambio. Sin embargo, sí tiene que ver con algo que está sucediendo en la sociedad boliviana: La sociedad boliviana, a finales del 2000, logró una conciencia colectiva, también no dicha, y no terminada de formular, de que el modelo neoliberal se había agotado completamente, y eso es bien interesante, porque cualquiera puede hablar con un taxista, con una vendedora de fruta, con una panadera, y todas ellas tienen claro que no quieren que sus recursos naturales sean gestionados por las transnacionales; cualquiera sabe que a los partidos de la derecha hay muy poco que creerles, etc. Entonces, el proceso de despatriarcalización tiene que ver con este proceso de efervescencia social que está viviendo la sociedad boliviana, porque desde ya, si bien las mujeres no hemos constituido un sujeto político, estamos constituyendo un motor muy importante dentro de la economía boliviana, ya no como amas de casa o madres, sino como un tejido social de servicios baratos. Y estamos ahí.

Entonces, esa presencia en el escenario público, les da a las mujeres una noción de conciencia y de manejo muy fuerte en la cotidianidad de todos esos hilos sociales. Otro dato importante de este proceso, tiene que ver con las exiliadas del neoliberalismo: De las cifras de emigración en la sociedad boliviana, el 70% somos mujeres. De las cifras de endeudamiento bancario con pequeños capitales, el 70% somos mujeres. Entonces todo eso, por un lado y por otro, son factores que están construyendo juntos una gran bomba de humo, que no tiene nada que ver con el Proceso de Cambio. Creo que el proceso del MAS, es un proceso que no interpreta correctamente estos datos. El proceso masista, lamentablemente, creo que tiene en la cabeza la idea de un campesinado indígena revolucionario que servía para pensar el país más o menos en los setenta y ochenta, y que hoy ya no se sostiene más. La población boliviana es urbana. El 70% vive en las ciudades, y vive en las ciudades porque quiere acceder a lo que la ciudad ofrece, y que nunca tendría acceso en el campo. En el campo se puede tener agua y luz. Pero la gente no quiere agua y luz. La gente quiere agua, luz, internet, acceso a la educación superior, y sobretodo, acceso a elegir la vida que quiere. Y no es que se hayan comprado el neoliberalismo, sino que ya evolucionó esa idea del campesinado como vanguardia, del campesinado indígena comunitario…etc. Creo que eso es una idea falsa y romántica. Entonces el MAS está construyendo todo su andamiaje ideológico sobre ese sujeto, al cual, por cierto, también lo está defraudando.

DMR (A).- Tu último libro lo has titulado “No se puede descolonizar sin despatriarcalizar. Teoría y propuesta de la despatriarcalización”. Este proceso de despatriarcalización ¿Qué relación tiene con la descolonización?

MG (MC).- Esto fue una respuesta, leyendo ya la tesis de la despatriarcalización a partir de una interpelación a la descolonización. Porque una cosa que nos vendieron, o que pretendieron vendernos y yo no me la compré, es que la descolonización se convirtió en una especie de muletilla, en determinado momento, en una especie de clave única para la solución de nuestros problemas. ¿Qué problema tenía la justicia, la economía o la educación? Que eran coloniales y había que descolonizarlas. Luego te preguntas ¿qué es la descolonización? Y no hay respuesta. No hay un respuesta global. Entonces lo que yo planteo es que no se puede descolonizar sin despatriarcalizar, porque las relaciones sociales en Bolivia, están construidas, bajo un modelo colonial, estoy de acuerdo, pero sobre la base de estructuras patriarcales. Entonces, si se quiere desmontar el carácter colonial de las relaciones, no se puede hacer si no se desmonta el carácter patriarcal de esas mismas relaciones. Por ello, es necesario interpretar el carácter patriarcal de esas relaciones.

Voy a poner un ejemplo que viene bien para cuestionar al MAS: El MAS enarbola la autoridad de la comunidad indígena. Una comunidad que está vista de forma muy romántica, que supuestamente se articula en un escenario muy horizontal etc. Sin embargo, en esa comunidad ya se ha sufrido un proceso de masculinización, que significa que los hombres han tomado la palabra y el poder sobre las decisiones colectivas, porque el conquistador solo interlocutaba con hombres, y que los y las jóvenes, los y las niñas, y las mujeres, no forman parte decisoria de su supuesto núcleo comunitario. No pueden decidir. Las decisiones van a caer sobre ellas, pero ellas no pueden objetar. En el momento en que una mujer objeta una decisión comunitaria, imagínate, no se va contra la familia como sucede en el mundo urbano, que cuando te quieres divorciar parece que estuvieras rompiéndole el corazón quién sabe a quién, porque estas rompiendo una estructura imaginaria. Ahora imagínate, que además te van a chantajear con  el concepto de la comunidad. Te transformas en la práctica en una asocial. Estás destinada y condenada a la muerte civil. Por ejemplo en Mujeres Creando, si hay un sector con el cual funcionamos como cómplices, porque no trabajamos ni para ellas ni por ellas, ni hablamos en nombre de ellas, pero sí que las consideramos nuestras cómplices, son las mujeres trabajadoras del hogar. En Bolivia las mujeres trabajadoras del hogar son mujeres 100% indígenas y migrantes del campo. Ahora, no son sólo migrantes del campo, también habría que llamarlas huídas de la comunidad masculina que las despoja del derecho de su propio medio. Hay un ejemplo paradigmático, y es que los pueblos rurales están llenos de viejos, casi sin mujeres, y por lo tanto, en un empantanamiento social al que nadie le quiere poner nombre.

DMR (A).- Entonces, ¿Los ayllus son estructuras patriarcales?

MG (MC).- Bueno, los ayllus son las estructuras precoloniales. El único interlocutor del conquistador era el hombre. Después de la primera emancipación del colonialismo español, el hombre también era el único interlocutor del estado. Entonces estamos hablando de un proceso de masculinización de muy largo aliento. Y hoy todavía continúa siendo así. Por lo tanto, no se puede descolonizar sin despatriarcalizar. Porque no puedes destrabar ese tejido social sin resolver lo que pasa con la mitad de la población. Y resulta que el asunto es muy complejo, porque esa mitad de la población no está diciendo, por favor tomarme en cuenta, sino que resulta que se ha ido por la tangente, está despatriarcalizando la sociedad a partir de tomar sus propias decisiones.

DMR (A).- El aborto es una de las cuestiones que más controversia genera en América Latina, incluso en las filas de los gobiernos progresistas como el de Correa en Ecuador, o en el propio MAS. Alguna vez has hablado de la patologización del aborto construida desde la psicología sensacionalista, ¿En qué consiste?

MG (MC).- Cuando hablamos de penalización del aborto, estamos hablando de una criminalización del aborto, pero el proceso del discurso social general no solo está criminalizando, sino que sobre o debajo de la criminalización, además hay una patologización. Es decir, mujer, si abortas vas a tener un trauma psicológico brutal. Por supuesto, te convierten en una asesina, sin ningún tipo de fundamento científico, que difunde, no solo el castigo y la culpa, sino también el miedo, que es lo que se logra a través de la patologización. Es decir, después del aborto, una mujer jamás volverá a ser ella misma, por haberse atrevido a ejercer su derecho a decidir sobre ella misma. Soy psicóloga y psicoterapeuta. Nosotras hacemos consejería de aborto, ilegal, seguro, porque nosotras siempre llevamos nuestra luchas políticas al terreno concreto, nunca nos quedamos solamente en lo ideológico. Nunca hemos verificado un proceso de trauma psicológico por aborto, jamás. Hay una construcción mediática, sensacionalista, muy vulgar y superficial apelando a una psicología sin fundamento para construir este supuesto trauma postaborto. Sospecho que se construye esta noción de trauma, porque la penalización no basta y está demostrado que no contiene el aborto. Las mujeres, en la sociedad boliviana y en todo el mundo estamos abortando. Las cifras indican, que la penalización no está frenando el aborto.

DMR (A).- Háblanos un poco de tu organización, ¿Qué es Mujeres Creando, cuando surge, y en base a qué?

MG (MC).- Mujeres Creando, hoy en día, se está convirtiendo en una referencia social en Bolivia, en una referencia de ruptura  y rebeldía. Más que una organización, Mujeres Creando se ha convertido en un fenómeno político cultural en Bolivia. Mujeres Creando surge en pleno neoliberalismo, en un momento en el que este logró cierto consenso social en Bolivia, donde la gente y muchas organizaciones sociales se resignaron, y es en este momento en el que Mujeres Creando identifica un momento muy interesante, y es el hecho de que el neoliberalismo solo podía tener éxito si utilizaba a las mujeres como colchón de soporte de los recortes sociales. Puede ser semejante a lo que suceda en el Estado español, o esté aconteciendo en estos momentos allá. Es decir, es una especie de convocatoria no dicha a las mujeres para que salgan a la sociedad. Las mujeres lo van a hacer, pero en realidad terminan salvando al sistema y al estado, regalando su trabajo, luchando por la sobrevivencia, una lucha absolutamente despiadada, y que los hombres ni han estado dispuestos ni han querido enfrentar. Las mujeres han decidido enfrentarla porque es su única opción de vida. Y en este proceso surge Mujeres Creando, en este momento en el que nosotras nos damos cuenta de esta instrumentalización.

Nosotras en la misma etapa histórica hablábamos de una tecnocracia de género que a través de cientos y cientos de ONG´s que formulaban para las mujeres un discurso de igualdad, que utilizaba la lucha de las mujeres por su sobrevivencia para funcionalizarla a la construcción del neoliberalismo como un modelo que enarbolaba la equidad de género. Esto, por supuesto, sin afectar realmente las estructuras de poder y privilegios dentro de una sociedad. Es un ejemplo claro el tema del microcrédito. Es un tema en el que Mujeres Creando ha estado trabajando duro. En Bolivia ha entrado el microcrédito muy fuerte, con muchos millones de dólares, y se ha empezado a hablar de microempresaria, cuando estamos hablando de una mujer desempleada, que de desempleada se convierte en deudora, que no adquiere a través de esa deuda una relación patronal que la pueda impugnar, que ella pueda decir: usted me explota. Así pues, esa relación de deuda, le implica muchas horas de trabajo, más de doce, le implica involucrar a sus niñas y niños en su trabajo, etc. Eso, que las ONG´s estaban vendiendo como empoderamiento de las mujeres, como promoción de los derechos de las mujeres, era darle un soporte ideológico al modelo neoliberal. La otra vertiente es la de crítica a la izquierda. O sea, nosotras venimos de la izquierda. No existía una forma de militancia política en la izquierda que no pasara por la cama de los compañeros. Hoy eso es una imagen muy fuerte. No sabes hasta qué punto estamos hablando. Hay una demanda en el escenario de la militancia política de que tú pases por la cama. Por supuesto también las mujeres son necesarias y requeridas en los partidos de izquierda como mano de obra barata, por ejemplo hacer la comida para los compañeros o pegar los afiches. Y por supuesto la noción de que la cuestión de las mujeres no es algo central para la resolución de un proceso de cambio en una sociedad, sino que es algo particular muy aparte y solo cuestión de derechos, sin renunciar ni a uno solo de los privilegios masculinos.  Nosotras entendemos que las mujeres somos un sujeto político, y que es una cuestión tan importante como es discutir sobre los recursos naturales, como sobre la soberanía de nuestro cuerpo, por eso tenemos el lema que dice “soberanía en mi país, y en mi cuerpo”. Yo estoy por la nacionalización de los hidrocarburos, pero eso tiene que ir acompañado con la despenalización del aborto, porque es lo mismo. Exactamente lo mismo. Entonces Mujeres Creando nace en este contexto, en el que sabemos que la izquierda y la lucha partidaria por el poder no es un espacio para las mujeres.

DMR (A).- Cuando firmáis los graffitis de Mujeres Creando lo hacéis con la A circulada anarquista ¿Sois una organización anarquista?

MG (MC).- A principios de siglo el anarquismo en Bolivia fue muy fuerte. El anarcosindicalismo, que estaba asentado en la organización de las culinarias, que eran las cocineras que fundaron varios sindicatos muy importantes y cuya labor principal era la alfabetización. Entonces, nosotras sí que recogemos esa tradición, pero somos feministas con una construcción anarquista del poder. Nosotras siempre hemos actuado. Si en una asamblea de toda la izquierda boliviana se ha resuelto que no había que hacer algo que nosotras considerábamos que había que hacer, lo hemos hecho, sin pedirle permiso absolutamente a nadie. Entonces, esa capacidad de actuar solas es lo que nos ha permitido esa relevancia que tenemos, y la vamos a seguir cultivando. Porque la izquierda permanentemente te pide buena letra, te pide demostraciones, y eso se convierte en un aparato muy pesado. Los consensos asambleísticos son un aparato muy pesado.

DMR.- Y por ello, por ese caminar de acción anarquizante, ¿habéis tenido algún tipo de represión por parte de organizaciones o por parte del Estado?

MG (MC).- Hemos sufrido muchísima represión. Pero no nos gusta poner demasiado énfasis en eso. Personalmente he estado arrestada en innumerables ocasiones. Hemos tenido juicios, etc. Todo lo que se pueda imaginar. Pero no es lo que más nos interesa, porque no estamos construyendo nuestro mérito político sobre la base de la flagelación, sobre la base del canto al martirio. Sufrimos muchísima represión y probablemente la vamos a seguir sufriendo, porque el gobierno del MAS no es ni un pelo menos represor que lo que antes había.

DMR.- El feminismo, que es una lucha internacional, requiere de coordinación internacionalista ¿Participa Mujeres Creando de esta coordinación global?

MG (MC).- Tenemos muchísimas relaciones internacionales. El feminismo, hoy en día, es un fenómeno planetario. En todos los países hay muchos feminismos, además el feminismo no es singular, hay muchos feminismos, teniendo en cuenta que no cualquier cosa es feminismo. El feminismo es planetario y plural. Nosotras tenemos muchos vínculos a nivel latinoamericano, ya que en Latinoamérica existe el feminismo allá donde vayas, pero hace muchos años ya decidí no participar en los encuentros feministas latinoamericanos porque han sido cooptados por las transnacionales, por los organismos internacionales, etc. Son encuentros carísimos en los que se termina diluyendo el contenido político. Recuerdo la última vez que estábamos en la República Dominicana, en un hotel de 5 estrellas, en una playa privada, y donde las peluqueras negras no podían entrar, dijimos, bueno, esto de encuentro feminista no tiene nada. Entonces, ahora, si bien tenemos relación con grupos prácticamente en toda América Latina, relacionarse y viajar es muy costoso. Las relaciones internacionales terminan siendo algo así como los europeos que tienen plata, que viajan, que intermedian…Europa así, jugando su papel de colocarse al centro, cuando ya ha perdido hace mucho tiempo su lugar de centro y de convertirse en el intermediario. Europa se convierte en el intermediario de las relaciones culturales y políticas también a nivel de movimiento. Yo por ejemplo he viajado muchas más veces a Alemania o al Estado Español, que a Ecuador o Chile. Porque mientras el Estado Español o Alemania financian esos viajes, si voy a Chile, Perú o Ecuador, los tengo que pagar yo. Entonces es complicado participar en encuentros que generen gastos que no podemos cubrir. Nosotras sí que generamos fondos, pero tenemos prioridades. Y el internacionalismo lo podemos llevar en el corazón pero no es nuestra principal prioridad.

[Para contactar con Mujeres Creando: www.mujerescreando.com / www.radiodeseo.com / www.mujerescreando.org / mujerescreando@entelnet.bo]

[Diego Marín Roig, corresponsal de AraInfo en América Latina y redactor en Somos Sur]

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