Santo entierro constitucional

Pasada la pandemia se retoma la actividad pública cercenada por tantos meses de restricciones sanitarias. En este paréntesis nos habíamos olvidado de las estrafalarias y decadentes imposturas de nuestros representantes públicos en materia confesional. De nuevo el servicio de protocolo del Ayuntamiento de Zaragoza cita a la corporación municipal para que asista el próximo viernes santo a la procesión del Santo Entierro para que salgan de comparsa los últimos y así unirse a una celebración a todas luces de carácter dogmática de una determinada confesión religiosa. Muestro siempre mi alegría que en nuestro País tengamos leyes que protejan la libertad …

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Pasada la pandemia se retoma la actividad pública cercenada por tantos meses de restricciones sanitarias. En este paréntesis nos habíamos olvidado de las estrafalarias y decadentes imposturas de nuestros representantes públicos en materia confesional.

De nuevo el servicio de protocolo del Ayuntamiento de Zaragoza cita a la corporación municipal para que asista el próximo viernes santo a la procesión del Santo Entierro para que salgan de comparsa los últimos y así unirse a una celebración a todas luces de carácter dogmática de una determinada confesión religiosa.

Muestro siempre mi alegría que en nuestro País tengamos leyes que protejan la libertad de culto, creencias o no creencias; pero me incomoda sobremanera que una corporación pública revestida de los signos de representación plural (Banda e Insignia de concejal) que asimilan a todas las corrientes y pensamientos de la ciudadanía, se postulen de manera perentoria ante un acto que no obedece al mandato constitucional recogido en el artículo 16.3 de nuestra vigente constitución: “Ninguna confesión tendrá carácter estatal".

No valen excusas sobre el acervo cultural o tradiciones seculares inexistentes y en su mayoría falsas o inventadas durante el periodo del nacionalcatolicismo. Cúmplase el ordenamiento constitucional que declara al Estado aconfesional.

La repera viene cuando el servicio de protocolo municipal de Zaragoza exige la etiqueta requerida para los varoniles concejales traje oscuro y corbata negra (u oscura) y para nuestras féminas concejalas vestido corto y negro... ¡En fin!

En este anacoluto constitucional, ya solo falta la peineta que por cierto ya la puso el concejal y ahora alcalde de Zaragoza Jorge Azcón un viernes santo en la misma procesión del Santo Entierro hace unos años en un alarde de mal gusto que confirma la farsa de estos eventos cuando se mezcla la devoción, la política y su uso o la participación institucional en contra de la legítimas opciones religiosas.

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