¿Qué sociedad, qué planeta queremos?

Estamos en un momento histórico clave para la humanidad y la vida en el planeta. En la época que nos ha tocado vivir estamos definiendo una sociedad que determina nuestra vida en el presente, pero también la supervivencia en un planeta muy herido. Nos estamos jugando mucho. Y, a veces, perdemos la perspectiva, contagiados por el cortoplacismo de algunos políticos, medios, banqueros y empresarios. En esta arenga previa a la Huelga General del 14N voy a tratar de señalar qué opciones tenemos. Y las voy a simplificar. De una parte, están “ellos”, esa minoría que no solemos ver por nuestros …

Dibujo de Azagra

Estamos en un momento histórico clave para la humanidad y la vida en el planeta. En la época que nos ha tocado vivir estamos definiendo una sociedad que determina nuestra vida en el presente, pero también la supervivencia en un planeta muy herido. Nos estamos jugando mucho. Y, a veces, perdemos la perspectiva, contagiados por el cortoplacismo de algunos políticos, medios, banqueros y empresarios. En esta arenga previa a la Huelga General del 14N voy a tratar de señalar qué opciones tenemos. Y las voy a simplificar.

De una parte, están “ellos”, esa minoría que no solemos ver por nuestros barrios, que no nos acompañan en la fila del INEM, con los que no coincidimos en las manifestaciones, que no compran en las tiendas de barrio, cuyos hijos nos se manchan en los parques junto a los nuestros, que no comparten sus paseos por las sendas que caminamos. Podríamos hablar del 1% de la población, o por concretar un poco más, quizás algunos más. Digamos un 4% de políticos acomodados, banqueros opulentos, empresarios sin escrúpulos, aprovechados de la religión católica, propagandistas de los grandes medios de desinformación, ejecutores de la represión policial y militar, la casta judicial e incluso vividores sin oficio y con enormes beneficios (“hijos de”, herederos de fortunas en paraísos fiscales, continuadores del tardofranquismo), etc.

De otra parte, estamos ese 99% que dice el movimiento 15M. Con nuestros cálculos, un 96% de la gente. Nuestra gente. Nuestra familia, amigas, compañeros de curro y de paro, trabajadores y desempleadas, estudiantes en colegios públicos, precarias, las que nos cuidan y a las que cuidamos, las niñas que van andando a la escuela, los campesinos de los pueblos, las tenderas del barrio, los pequeños empresarios y cooperativistas que trabajan de otros modos, sin explotar al prójimo, los activistas implicados en luchas populares, las personas de bien que tratan de vivir y dejar vivir, sin ocasionar con sus actividades tragedias cotidianas como las guerras, la destrucción de montañas, los despidos masivos o la expulsión de la gente de sus casas.

Entre unos y otras, estamos definiendo qué sociedad y qué planeta queremos.

¿Y qué modelos se nos proponen? Simplificaré en dos:

a) El capitalismo, las políticas neoliberales, los dictados de la Troika. Donde estamos. En 2012 seguimos profundizando en un sistema que nos ha llevado a una de las peores situaciones sociales y ambientales en la historia de la humanidad. A nuestro alrededor, estamos viendo cada vez más gente sin trabajo, desahuciada, triste, sin recursos para mantener unos mínimos (como comer, comprar libros para la escuela, o pagar la calefacción). En otras latitudes (no tan lejanas), dolor y guerras impuestas, hambre y muertes por enfermedades curables, destrucción de ecosistemas preciosos, agotamiento de recursos poderosos y desaparición forzosa de plantas y animales que no volveremos a ver. Están contaminando aguas, tierras y aire. Sus tóxicos están extendidos por todo: agricultura y ganadería, sistema energético, gestión del agua,... pero también inculcados en (des)valores nefastos como la insolidaridad, el individualismo, la falta de perspectiva, el ocio alienante, la codicia, etc.

b) El socialismo. Por socialismo entiendo otro modelo radicalmente distinto. Diferente de raíz. Un modelo en el que la vida misma está en el centro del debate. Y no el dinero. Donde las personas y la naturaleza son nuestras preocupaciones y por las que luchamos. En donde nadie es más que nadie, nos ayudamos, nos cuidamos, nos apoyamos mutuamente y practicamos la solidaridad entre los pueblos. Donde no se fomenta la guerra y el militarismo, sino la cooperación y la paz. Donde la riqueza está repartida, al igual que el trabajo, y se permite vivir con dignidad a todo el mundo. Donde se protege la naturaleza y se permite disfrutarla con talento. Un sistema en el que las necesidades básicas están cubiertas y se favorecen los espacios sociales de autogestión: vivienda, salud, educación, cultura, transporte, comunicación, energía, agua,... En donde realizamos actividades socialmente útiles y ambientalmente sostenibles. Donde la interrelación de todo nos permite tener una visión holística (es decir, global) de lo que pasa en el planeta y cómo influyen nuestros actos en su desarrollo. Donde podemos construir colectividades y vivir con ideas libertarias sin miedo a que nos encierren en un psiquiátrico o una cárcel.

Imperios anteriores (como los incas o los romanos) ya se derrumbaron. Y este régimen caerá. En nuestras manos, las tuyas y las de muchas más, está el cuándo se produzca y en qué condiciones estaremos.

Tratarán de transformarlo para que las reglas del juego cambien un poco, pero los mismos de siempre ganen la partida. La socialdemocracia hace tiempo que está moviendo sus perversas fichas (Zapatero, Obama, Hollande,...). Porque, ¡ojo! Ya tienen diseñado un patético plan b) basado en un capitalismo verde. Que no es otra cosa que una vuelta de tuerca más. Seguir cavando para que caigamos más profundo en el pozo.

Entre unos y otros, siguen recortando nuestros derechos, acabando con más vidas y finiquitando los sistemas públicos. Irán esquilmando todavía más los pocos recursos que quedan. Y experimientan con transgénicos para alimentos que no nutren, y promueven extracciones de gas con fracturas hidraúlicas que contaminan los acuíferos, y acabarán con las pocas selvas que quedan para plantar soja para alimentar a las vacas que luego sirven en hamburguesas, e impondrán pantanos y pistas de esquí insostenibles, y acapararán tierras y agua para quedarse con la fertilidad en el planeta.

¿Vamos a permitir esto? Quizás habrá que pegarle un golpe al tablero para que caigan esos reyes, alfiles y torres y empecemos a jugar los peones.

Nos toca intervenir, actuar, reaccionar y pelear por lo que es nuestro. Por todo. Porque “Omnia sunt communia” (Todo es común) y merecemos todos los placeres de esta preciosa vida. Mañana, a la Huelga. Y pasado, más.

Nacho Escartín Lasierra. La enredadera de Radio Topo | Para AraInfo

 

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