Un joven y audaz congresista escucha atentamente a Jawaharlar Nehru (presidente de La India): "estáis fastidiados", le dice, "la Unión Soviética nos ofrece algo mucho mejor: soberanía, desarrollo...". El futuro presidente Kennedy entiende que no pueden ponerle puertas al mar, a la descolonización, al deseo de libertad y progreso (merecido por la contribución a la Victoria en la II Guerra Mundial) y se dispone a quebrarlo desde lo que conocemos con el modismo "cloacas del estado". Las cloacas del estado son intrínsecas al estado, como lo son las cloacas a las cañerías que nos traen agua potable. Desde entonces Estados Unidos se embarca en una serie de acuerdos militares que tienen por objeto controlar el "estado profundo" de los firmantes. El ejemplo más representativo es Indonesia. Durante los años 50s los bombardeos gringos bajo bandera pirata y el apoyo a movimientos secesionistas no pudieron truncar el proyecto político de Sukarno, apoyado por el tercer partido comunista más fuerte del planeta. Fue el control del estado profundo con la coordinación de los medios de comunicación derechistas lo que derrocó a Sukarno a través de la "masacre de Indonesia", genocidio contra el Partido Comunista que afectó a los inmigrantes chinos, lo que a su vez produjo la bunkerización de China en forma de Revolución Cultural.
El bando ganador llamó a la masacre de Indonesia "Metodo Yakarta" (recomiendo el libro homónimo de Vicens Bevins), que fue extendido por Latinoamérica a través del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, según el cual los oficiales de los países firmantes estudiaban en las Escuelas de las Américas y volvían a aplicar lo sabido a casa: Hugo Banzer, Rafael Videla, Efraín Ríos Montt... fundamentalmente estudiaban guerra cultural (identificar e infiltrar movimientos subversivos: melenas, minifaldas, organizaciones cristianas de base, colectivos campesinos... encontrar la manera más barata de liquidarlos envenenando pozos o cosas de esas), guerra psicológica (tenerlo acojonado), guerra sucia (guerra contra civiles, objetivos blandos, etc) y guerra irregular (contra una guerrilla u otro tipo de grupo irregular). Estas son las bases de la guerra de baja intensidad. Para orientarnos: la guerra de media intensidad es lo que pasa en Ucrania y la de alta intensidad o nuclear lo que puede pasar si lo de Ucrania se les va de la mano (esta categorización de la guerra procede de manuales estadounidenses desclasificados).
Creer que solo esto pasa en colonias es acertado si a la vez creemos que Europa es una colonia o el primer cinturón periférico de Washington. Nuestra historia tiene numerosos agujeros negros donde encaja a la perfección la labor subversiva de la OTAN. El asesinato sin resolver del presidente de Suecia Olof Palme apunta a la negativa por parte de Olaf de continuar con el suministro secreto de armas a Irán de Estados Unidos a través de Suecia, cuyas regalías iban a financiar a la Contra nicaragüense, todo eso que se recoge en el escándalo Iran-Contra.
Otro caso es el desastre de Ústica, el derribo del vuelo 870 de Itavia en 1980. Una investigación independiente llegó a la conclusión en 1994 de que el avión había sufrido un atentado terrorista, una bomba en el lavabo, uno de los pocos lugares que quedó intacto. Pero los observadores de la OTAN insistieron en la versión terrorista. La extraoficial es que un misil procedente de un combate aéreo entre libios y "otanos" derribó por error el avión, ya que 21 días después del desastre se encontró en Calabria un MIG libio con su piloto muerto. Pero lo que mejor encaja es que EE.UU y Francia intentaron matar a Gadafi cuando volvía de Italia a Libia, los servicios secretos italianos le avisaron a tiempo y su avión volvió a Italia, mientras que el MIG 21 que lo escoltaba se "pego" al vuelo 870 de Itavia para eludir los radares y los agresores confundieron el avión de Itavia con el de Gadafi, quien vivió para seguir suministrando petróleo a Italia.
Pero la joya de la corona es la operación Gladio de la OTAN, una organización para subvertir una supuesta Europa invadida por el Pacto de Varsovia, que en realidad operó como un grupo terrorista internacional de ultraderecha, implicado en España en la matanza de Atocha y los sucesos de Montejurra, donde fascistas italianos y argentinos acabaron con dos carlistas "de izquierdas". A través de la red Gladio, la OTAN organizó los "años de plomo" impidiendo cualquier normalización de la vida política en la Europa de postguerra: la masacre de Bolonia, el escándalo del banco Ambrosiano, el asesinato del presidente Aldo Moro, la mafia, la logia fascista P2... está todo en wikipedia, y el origen de todo para los más cinéfilos, en "Amor a la italiana", James D´Arcy, 2020.
En los orígenes de "todo" también están los programas de la CIA "Bluebird" para el control de las conciencias, elaborados con la inestimable colaboración de los científicos alemanes contratados con el programa "Paper Clip", con el que pudieron continuar su servicio a la causa fascista en EE.UU. Los programas ilegales de experimentación en humanos MKULTRA, MKDELTA y MKNAOMI concentrados en la obtención de psicotrópicos para optimizar las torturas y los interrogatorios y en el desarrollo de armas químicas y biológicas fueron la continuidad natural del Bluebird; probados seguramente en Pont-Saint-Sprit, Francia, en 1951, donde hubo una ola trastornos alucinógenos e historias que acabaron con cinco personas y dejaron secuelas en muchas otras; puestas en práctica en Cuba con la roya de la caña (exterminio de la variedad Barbados), fiebre porcina africana (750.000 cerdos), dengue hemorrágico (100 personas, casi todos niños) …
Supongo que muchas de esas prácticas han pasado a la historia por ser ineficaces. También supongo que las eficaces siguen desarrollándose en el laboratorio norteamericano instalado en Georgia bajo jurisdicción norteamericana ¿es arriesgado interpretar en esta línea la fiebre porcina africana de 2008 en Osetia, Rusia?
Rusia denunció en el Consejo de Seguridad de la ONU la existencia de una red de laboratorios estadounidenses y alemanes en Ucrania, de los cuales la ONU "no ve señales" y "no tienen la capacidad ni el mandato para investigar tales denuncias".
Hablando de la ONU, la primera vez que la OTAN se la pasó por el arco del triunfo fue en 1999, cuando bombardeó Belgrado causando 4000 bajas civiles, 400 niños, invocando razones humanitarias. El responsable mediático de la crisis humanitaria era el presidente yugoslavo Slovodan Milosevic, capturado y sometido a un tribunal "ad hoc". El hombre prescindió de su abogado y resultó absuelto a título póstumo tras un proceso en el que se defendió a sí mismo en el inglés alejado de su lengua materna. Ese fallo judicial tumba la legitimidad auto otorgada de la OTAN para comenzar la guerra contra Yugoslavia y apunta la serie de provocaciones e intromisiones de las plutocracias occidentales para apoderarse de Yugoslavia en la lista de despropósitos analizada en "El juego de la mentira" del periodista Michel Collon.
Las causas del ataque a Yugoslavia son económicas: el presidente Milosevic se negó a tomar las medidas económicas que le encargaron nuestras plutocracias. Kosovo es ahora un estado no reconocido por el Consejo de Europa, un narcoestado hablando en términos económico, que alberga la base militar de la KFOR Bondsteel, encabezada por EEUU. Las incautaciones de heroína en la frontera entre Irán y Afganistán suman el 80% del monto mundial, eso le ha costado 4000 guardias fronterizos en los últimos años. La que llega a Europa lo hace por Kosovo, seguramente por Bondsteel. La invasión estadounidense de Afganistán coindice con la determinación de los talibanes a acabar con el cultivo de la amapola. Ahora los americanos se van de Afganistán y los talibanes se quedan, pero con un comportamiento más colegial, adaptados a la lógica del mercado, cultivando amapolas. Qué más da quien hay en el poder en Kosovo o Afganistán, la única exigencia es que sea un régimen odioso, dispuesto a vender su patria y sabedor de que la única vía de supervivencia es aferrarse al poder para evitar ser juzgado y condenado. Esa tecnología afinada con siglo y medio de Pinochetos y Somozas se aplica en Kosovo, en Afganistán y Ucrania. Cuenta un oficial español que, sirviendo en Afganistán, tras un encuentro oficial con un político local de un par de horas al sol, éste se despidió y se subió al su coche, no sin antes comprobar que las dos mujeres que llevaba en el maletero seguían vivas. Cuenta el Consejo de Europa que la investigación de la junta de Kiev sobre el Maidan es una basura. Cuenta la ONU que la junta de Kiev no ha hecho nada por aclarar los sucesos del dos de mayo en Odesa y la última masacre en suelo europeo ha quedado impune.
Después de la guerra no llega la paz, sino una nueva situación de derrota o victoria según desde donde se mire y tensiones latentes para un nuevo conflicto se mire desde donde se mire, desde Israel o desde Palestina. La derrota del comunismo no supuso el fin de la guerra, pues no era una guerra tanto de ideologías como de territorios. La economía planificada y la de mercado son dos caras de un mismo sistema financiero que proporciona crecimiento hacia adentro profundizando en la división del trabajo y hacia afuera sumando nuevos territorios. Leído esto se puede interpretar adecuadamente las palabras de Lenin sobre la imposibilidad de convivencia del capitalismo y el comunismo en un mismo planeta: una vez aprovechada al máximo la división del trabajo, solo nos queda conquistar el mercado del oponente para seguir creciendo, y ese comodín tienen fecha de caducidad en la medida de que el mundo es finito. Por desgracia para la humanidad, vencieron y nos convencieron los usureros y de nuevo nos topamos con las limitaciones del sistema bajo su régimen destructivo.
Con esto quiero decir que los principios nunca han sido el motor de la política exterior y la guerra de hoy, como todas, responde a motivos económicos. De nuevo nos encontramos en una crisis sistémica del capital que requiere la reorganización del mundo unipolar en varias regiones económicas, y en vistas de no salir muy malparado, EEUU permite que Europa disfrute de la continuidad natural que le ofrece la geografía, la convivencia económica con Rusia y China, quienes ya realizaban sus intercambios comerciales en euros. La OTAN, eso que pusieron al final del tobogán Plan Marshall, es la organización que permite a EEUU controlar Europa en su beneficio.
Intentado restaurar para el público la asignatura Política Económica, mal que bien he comprimido el periodo industrial de la humanidad en una novela distópica de 100 páginas y humor negro ambientada en el año 2036, en los restos de nuestro país tras la independencia de Catalunya, disfrútenla.