Aragón tiene sed de conocimiento y todo lo que pasa por las arterias y capilares de los caminos del Ebro lo saben.
El Ebro es nuestro eje, conecta dos vertientes, dos mundos, dos formas de ver, cantábricas y mediterráneas y Aragón, tierra seca, comparte, como otros lugares del mundo, la bendición del agua que la vertebra.
Y el agua no es solo agua, el agua, de la que nos componemos, también es ciencia, conocimiento, cultura, arte. Somos humanos, ¿no?
Cuando se toca al agua, entendida en toda esa extensión, estamos tocando fondo, ese que después es difícil de llenar. Entramos en territorio desierto. No en el desierto de Gobi o del Sahara o de Monegros, que siguen teniendo mucha vida, entramos en el desierto de la Nada, esa Nada a la que tanto miedo tenía en la Historia Interminable Michael Ende.
Nadie se consuele pensando en que los tiempos de sequía pasarán, que tal o cual acuerdo político tiene caducidad... Lamentablemente los tiempos que percibimos de la política —local y global— son tiempos de inmediatez y de negociaciones tantas veces convertidas en chantaje.
Los tiempos del medio y largo plazo deberían ser tiempos políticos, porque afectan a la POLIS. Los programas y los proyectos de SOLIDARIDAD, de CULTURA, de CIENCIA, de TECNOLOGÍA —podría seguir porque cualquier proyecto tiene que contenerlo todo— son proyectos a medio y largo plazo precisamente porque forman parte de tejidos y crear tejido lleva su tiempo —que se lo digan a una araña—.
Etopia es un hilo en ese tejido. Etopia es toda su actividad en conjunto, todo su personal al servicio del conocimiento, la ciencia, la tecnología, el arte, es toda su conexión con un entorno que debería ya haber mostrado su clúster de conocimiento y STEAM como marca de la casa Aragón, que tan poco cuenta en esta guerra de tronos.
Nos importa en Zaragoza, en Teruel, en Uesca, claro que nos importan. Hay que consolidar un esquema portuario con sus faros correspondientes en todo el territorio y Etopia en Zaragoza es un faro, igual que en Uesca, el Planetario o en Teruel, Dinópolis. Y todos esos faros, también unos cuantos en territorio más rural si cabe, harán de esta tierra un territorio habitable, acogedor y SABIO. El Conocimiento no es cosa de un presupuesto anual. El Conocimiento o se alimenta o muere. Tómatelo como quieras.