Precariedad contra incendios en Aragón

Un hecho preocupante que se repite todos los años por estas fechas –aunque también a lo largo del mismo-, son las protestas que llevan a cabo los trabajadores y trabajadoras de las Brigadas de Refuerzo contra Incendios Forestales (BRIF) en Aragón, gestionadas por Tragsa, empresa pública dependiente del Ministerio de Medio Ambiente. Una temporada más las demandas del sector vuelven a repetirse como si de algo cíclico se tratara. Reivindicaciones que van desde la falta de recursos humanos y materiales a la hora de desarrollar su trabajo -lo que irremediablemente conduce a la precariedad laboral-, hasta el no reconocimiento de …

Imagen de archivo.

Un hecho preocupante que se repite todos los años por estas fechas –aunque también a lo largo del mismo-, son las protestas que llevan a cabo los trabajadores y trabajadoras de las Brigadas de Refuerzo contra Incendios Forestales (BRIF) en Aragón, gestionadas por Tragsa, empresa pública dependiente del Ministerio de Medio Ambiente.

Una temporada más las demandas del sector vuelven a repetirse como si de algo cíclico se tratara. Reivindicaciones que van desde la falta de recursos humanos y materiales a la hora de desarrollar su trabajo -lo que irremediablemente conduce a la precariedad laboral-, hasta el no reconocimiento de la categoría de bombero forestal.

Una petición más que razonable porque tal y como defienden desde este sector, es la que mejor se ajusta al trabajo que realizan. Ello permitiría, entre otras cosas, el reconocimiento de las enfermedades laborales provocadas por la inhalación de humo durante la extinción de incendios.

En una situación similar se encuentran los y las trabajadoras de Sarga, empresa pública gestionada por el Gobierno de Aragón. Recientemente, los sindicatos de componen el Comité de Empresa denunciaban el “engañoso” acuerdo al que se han visto sometidos, acusando al Ejecutivo aragonés de “ocultar” una modificación del modelo del operativo establecido actualmente.

Un hecho que provocaría, según afirman, pasar de 800 trabajadores y trabajadoras de cuadrillas helitransportadas, terrestres, autobombas y Puestos Fijos de Vigilancia, a 98 personas para el operativo de prevención y extinción de incendios. El resto del personal, al paro.

La realidad muestra la desidia política para organizar, equipar y tratar con dignidad a estos operativos. La falta de bomberos profesionales en Aragón se traduce en la insuficiencia de personal disponible a la hora de combatir el fuego con las graves consecuencias que ello conlleva.

En ocasiones, los puestos base pertenecientes a pequeños municipios en los que desarrollan parte de su actividad laboral, no cuentan con los servicios básicos como puedan ser agua y luz, lo que significa que carecen, además, de baño y ducha.

Pese a este escenario, tras la quema de bosques y montes en nuestro territorio, llegan los lamentos desde la clase política. Una actitud hipócrita que no hace sino que poner en tela de juicio los verdaderos intereses de las personas que gestionan esta área. ¿Quién mejor que los propios trabajadores y trabajadoras para conocer de primera mano lo que se necesita para una buena gestión y prevención de los incendios forestales?

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