Durante los meses de verano, especialmente en agosto, se prodigan las fiestas patronales en pueblos y ciudades. Pocos serán los que no tengan a gala presumir de su tradicional procesión religiosa católica. Afortunadamente, ni a judíos, musulmanes, protestantes y evangélicos les ha dado por apuntarse a esta liturgia tan abrasiva como invasiva del espacio público. ¿Imaginan el espectáculo? Estaríamos todo el santo año viendo desfilar por las calles a estas peñas de creyentes tan voluntariosos como pelmas manifestando su fe. Menos mal que a los ateos, a los deístas, a los agnósticos y masones no les ha entrado esta fiebre …
