Las ovejas se pasan la vida temiendo al lobo, pero acaban devoradas por el pastor (Proverbio popular) A estas alturas deberíamos tener claro que el COVID-19 es, en esencia, un síntoma del capital financiero desbocado. Se trata, en términos más amplios, del síntoma de un mundo que ya no puede reproducirse aprovechando el trabajo humano, por lo que depende de una lógica compensatoria de perpetuo dopaje monetario. Mientras la contracción estructural de la economía basada en el trabajo infla el sector financiero, la volatilidad de este último solo puede sostenerse sobre las emergencias globales, la propaganda masiva y la tiranía …