Una vez más Donald Trump ha regalado al mundo desinteresadamente una parte de su excelso conocimiento en todas las ramas y disciplinas del saber humano. En esta ocasión se trata de una solución para curar la infección del COVID19 de forma casi inmediata, universal, barata, y disponible.
La propuesta de Donald Trump es sencillamente genial: “inyectar desinfectante -lejía- en los pacientes para limpiar los pulmones, y también haces de luz, porque el coronavirus muere más rápidamente al ser expuesto a la luz del sol”.
“Lo que veo es que el desinfectante -lejía- , que mata -al COVID19- en un minuto, igual hay una manera de hacer algo así inyectándolo dentro, como una limpieza, porque ves que va a los pulmones. Sería interesante probarlo. Habrá que usar médicos para eso, pero a mí me parece interesante”, detallaba Trump, que concluía con un rotundo “no soy médico, pero sí alguien que tiene un buen…-cerebro-” mientras se señalaba la cabeza.
Gracias a la excelente relación entre los líderes ultraderechistas de los USA, Francia, Brasil, y España, estas podrían ser las primeras regiones en curar los efectos del COVID19 y acabar con los contagios en sus ciudades. O quizás, directamente acabar con las ciudades y sus habitantes
La muchadada de Abascal, conocida en Washington como los trumpoxos, mantiene una excelente relación con Donald Trump, su principal mentor internacional. Y esta relación de amor político tiene su propia Celestina: Steve Bannon, jefe de campaña de Trump en USA, y de Le Pen en Francia.
“Yo le conozco desde hace años", explicaba Rafael Bardají, exasesor de José María Aznar, exmilitante del PP y actual miembro de la ejecutiva de Vox. “Me dijo -Bannon- que estaba pensando en montar un think tank en Europa para coordinar mensajes y que Vox tenía que participar de alguna manera. Nos ofreció su aparato tecnológico para movernos en las redes sociales con los mensajes adecuados, probar ideas y hacer una campaña electoral al estilo americano”.
Ahora, imaginen un gobierno dirigido por Abascal, con Smith de vicepresidente, y Monasterio de ministra de Sanidad. Que San José María Escrivá de Balaguer nos coja confesadas.