Ha sido otra promesa, como la de Balfour en 1917. Alguien que no posee le da algo a quien no merece”, dice Suheil Natur, líder del Frente Democrático para la Liberación de Palestina (FDLP) desde uno de los campos de refugio para palestinas y palestinos en el Líbano.
La situación se tensa por momentos. En Cisjordania los choques entre gente palestina manifestándose y fuerzas israelíes se incrementan. La gente salió a la calle en Belén, Hebrón, Ramala, Tulkarem, Qalqiliya o la franja de Gaza. En la diáspora, fuera de tierra palestina, el pueblo palestino también ha estallado enfurecido por la decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, que el miércoles declaró ante el mundo que tomaba la decisión de reconocer Jerusalén como capital israelí y, por ende, ahí se trasladaría la embajada.
En el Líbano, país que como Palestina mantiene el estado de guerra contra “el ente sionista israelí”, la noche se iluminó con el fuego de las banderas estadounidenses ardiendo. Botas pisoteando la fotografía de Trump eran imágenes repetidas en varios campos de refugio, no solamente en el Líbano, también en Jordania.
“Ahora la diplomacia, la política palestina, debe hacer algo. No se trata que sea el pueblo el que se enfrente a esto solo”, continúa explicando Natur. “Nuestra debilidad es que no estamos unidos, pero es hora de que pongamos fin a esto de una vez. Por Palestina”, dice tajante el líder palestino.
El estallido popular
En Jerusalén, una multitud intentó acceder a las instalaciones del consulado estadounidense. En el Líbano circuló un llamamiento para protestar en la embajada de Estados Unidos pero la fuerte presencia policial hizo que muchas personas se retiraran. La embajada, además, ni siquiera está en la capital libanesa sino a varios kilómetros norte de distancia. Lejos de Hezbollah. En Amman, capital jordana, se impidió que la manifestación se aproximara.
“Intifada”, levantamiento popular, está en boca de todo el mundo, empezando por los líderes.
“Hay que lanzar una intifada a la cara del enemigo sionista. El anuncio del llamado acuerdo de paz está enterrado, de una vez y para todas”, pronunció tajantemente el líder de HAMAS, Ismail Haniyeh, desde la franja de Gaza.
Con un tono semejante se manifestó la segunda facción islamista, la Yihad Islámica en Palestina.
“Que se alce la intifada de Jerusalén, con la participación de todas las facciones de acción nacional e islámica. Que se levante la resistencia en cada rincón de tierra ocupada”, anunció la Yihad.
Tras esto, las autoridades israelíes pidieron refuerzos. Unidades adicionales fueron enviadas a la franja de Gaza y Cisjordania para reprimir los manifestantes que portan banderas, carteles, algunas personas piedras y cócteles molotov. La respuesta, sin embargo, puede ser letal. Desde hace casi dos años, las fuerzas israelíes tienen órdenes de disparar ante cualquiera que pueda presentar un peligro. Las organizaciones de derechos humanos se muestran preocupadas por esta violación al principio de proporcionalidad. Es, una vez más, piedras contra balas.
La diplomacia palestina rechaza la decisión de Trump

“Estados Unidos ya no es un patrocinador del proceso de paz sino un socio de la ocupación en su agresión contra nuestra gente”, hizo público el Consejo Nacional Palestino (CNP), el órgano más importante en la Organización para la Liberación Palestina (OLP), representante de todo el pueblo palestino, al contrario que la Autoridad Palestina cuya administración es para los territorios palestinos ocupados en 1967: la franja de Gaza, Cisjordania y Jerusalén-Este.
Tras la reunión del Consejo Nacional Palestino en su sede en Ammam el miércoles, Salim Za’anun, jefe de Consejo, destacó que es “responsabilidad de todos los árabes y musulmanes” hacer frente a esta decisión estadounidense. El Consejo remarcó que la legitimidad internacional de las resoluciones de Naciones Unidas sobre Palestina están siendo quebrantadas y señaló que el pueblo palestino “tiene derecho a resistir la ocupación israelí para lograr sus derechos”, entre los que están el derecho al retorno de las refugiadas y refugiados palestinos y establecer un Estado independiente con Jerusalén como su capital en las fronteras resultantes tras la guerra de los Seis Días en 1967.
“[La decisión de Trump] es un ataque contra los derechos de musulmanes y cristianos, tanto legales, políticos, culturales o religiosos - reza la nota emitida por el CNP.- Esta decisión conducirá a avivar el fuego del caos, la inestabilidad de Oriente Medio y a destruir toda oportunidad de revivir la paz en la región”.
Entre las decisiones emitidas por el Consejo está la petición de suspender la coordinación de seguridad con Israel y llevar a cabo una revisión exhaustiva de la fase política que comenzó en 1993 con los Acuerdos de Oslo.
Un plan para Oriente Medio
Para Suheil Natur está claro que Estados Unidos pretende “crear un escenario de confrontación para que sea este quien lidere un nuevo periodo de negociaciones”. Mientras Natur piensa que Arabia Saudí no está tomando la iniciativa sino que está siendo “una marioneta más” para un “nuevo orden en oriente medio” para otras personas no es así.
Conectando esta coyuntura con la dimisión del primer ministro libanés, Saad Hariri el pasado 4 de noviembre, se llega a la conclusión de que algo se está urdiendo. El 14 de noviembre, el periódico libanés Al-Akhbar publicó un documento íntegro filtrado a través de sus fuentes políticas. Se trataba de una carta escrita por el ministro de Relaciones Exteriores saudí al Príncipe Heredero, Mohammed Bin Salman, en el que se hablaba de un "acuerdo de asociación estratégica con los Estados Unidos”. Un proyecto en el que está involucrada la tríada Arabia Saudí- Estados Unidos-Israel.
“Una alianza con Israel es el único camino para enfrentarse a Irán y a la resistencia islámica libanesa o palestina - explica Hassan Aliq del periódico Al-Akhbar.- Con el documento queda claro que el enemigo número uno para Arabia Saudí es Irán, no Israel”.
En la carta se añade una serie de recomendaciones como ceder parte de las condiciones de Israel para finalizar el conflicto en Palestina. Con respecto a Jerusalén se menciona que deberá ser “una ciudad administrada por Naciones Unidas”.
La analista política libanesa Marwa Osman detalla que este plan, sin embargo, no es nuevo y solo en los últimos tres años se ha dejado ver a través de tomas de contacto y relaciones entre ciertos países del Golfo pérsico e Israel.
“Jerusalén es el símbolo de la unidad, la aceptación, el símbolo de las religiones monoteístas, judaísmo, cristianismo e islam. La decisión de Trump ha desencadenado más violencia contra el pueblo palestino”, opina Osman.
La analista hace hincapié en el modo por el cual el presidente estadounidense anunció el traslado de la embajada y el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel.
“Trump hizo el anuncio en tono victorioso. Sin tener en cuenta el resultado de tal acto irresponsable. Debemos girar la vista hacia lo que pasó antes. Estos tres últimos años hemos testimoniado la normalización de varios países del Golfo con Israel, relaciones que han sido públicas”, continúa.
Las autoridades israelíes tampoco esconden la “coordinación” con Arabia Saudí. Lo que pone de manifiesto Osman es ampliamente compartido.
“Se está preparando un proyecto más amplio para todo Oriente Medio. Arabia Saudí ve como está perdiendo en los frentes donde tiene grupos, a los que apoya, entrena y financia, en Irak o Siria. Quieren controlar la región eliminando cualquier tipo de resistencia contra Israel”, indica la analista libanesa.
Y el primer grupo militar dentro del eje de la resistencia, enemigo tanto de Arabia Saudí como de Israel, es Hezbollah y Hassan Nasrallah, su secretario general es quizás la figura del eje de la resistencia más imponente. Sin embargo, en el discurso que emitió el jueves 7 de diciembre no pronunció ninguna consigna de ataque militar directo contra Tel Aviv. Al contrario, su locución, pausada y muy analítica, solo llamó a “resistir” y “manifestarse” contra la ocupación israelí y los Estados Unidos.
De momento, en los territorios palestinos ocupados por Israel, las protestas resultaron con un joven palestino muerto y un centenar de manifestantes heridos. La mayoría de personas heridas con munición de fuego se registraron en la franja de Gaza.