“No solo hay comida en los supermercados”, entidades aragonesas piden firmas para que los decretos se adapten a las zonas rurales

Denuncian que las zonas rurales están siendo sometidas a “una serie de leyes urbanocentristas que no tienen en cuenta nuestra realidad como habitantes del mundo rural" y ponen como ejemplo el caso del cuidado de los huertos y los animales de autoabastecimiento

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Foto: Red de Semillas de Aragón.

Ante la crisis provocada por el COVID 19, vecinas, vecinos, asociaciones y otras entidades de Matarranya y Terra Alta han trasladado que aunque celebran el reciente cambio normativo que da permiso a la Terra Alta para poder ir a los huertos, “no es suficiente, cuando hay vecines de ambos lados del río que tienen su huerto al otro lado de la frontera administrativa. Para la gente que convivimos aquí, esta frontera no existe. Un vecino de Arnes con la tierra en Lledó o a la inversa, ¿no podrá ir a recoger sus alimentos? Son todo incongruencias”.

A través de un comunicado, una veintena de entidades piden que las normas se adapten a cada contexto territorial, “no nos parece adecuado, que en una situación de alerta sanitaria, las normas para una ciudad de 3 millones de habitantes sean las mismas que para nuestros pueblos”.

Por ello, denuncian que las zonas rurales están siendo sometidas a “una serie de leyes urbanocentristas que no tienen en cuenta nuestra realidad como habitantes del mundo rural, no cabe más que tener en cuenta la densidad de población de esta zona, donde somos poques habitantes por km cuadrado”.

A la hora de legislar ante la situación, aseguran que no se ha tenido en cuenta que las personas que habitan los pueblos intentan practicar el autoabastecimiento y la recuperación de la agricultura para alimentarse de manera saludable y cuidar el entorno. “Estas leyes pretenden reprimir a la gente que tiene que alimentar a sus animales, que a la vez alimentan a las familias, y trabajan en las huertas para el autoconsumo o los mercados de productos locales, entre otros ejemplos”, subrayan.

Sin embargo, según esta veintena de entidades es “ahora más que nunca” cuando la población debe consumir productos de proximidad para así potenciar la economía local y evitar que pequeños y pequeñas productoras o transformadoras se queden en el camino. A todo eso, se suma la preocupación de la gente respeto a la siembra ya que, a no poder llevarse a cabo cuando toque, el cultivo de todo el año se verá afectado. “La tierra y nuestros productos no pueden esperar”, recuerdan.

Se han aplicado unas leyes del contexto urbano en la zona rural, unas leyes que “no entendemos en cuanto a una situación de evitar contagios. Resulta que supone mayor riesgo ir al supermercado, que ir al huerto a coger la verdura. No hay más riesgo por comprar nuestros productos en un mercado puntual con todas las medidas de precaución que toca, además de la responsabilidad de las personas, que yendo a los supermercados de grandes cadenas. ¿Para quién y con qué fin están puestos en marcha estos decretos?”, se preguntan.

“En boca de todos anda que quieren acabar con la despoblación y en ningún momento se aplica ninguna medida pensada desde y para el mundo rural. Incluso todo lo contrario, se ofrecen privilegios a las grandes superficies e industrias e incluso se prohíbe otras formas de consumo respetuosas con el entorno”, denuncian desde estas entidades.

Por ello, han comenzado una recogida de firmas en Change.org para exigir a las administraciones competentes que tomen medidas urgentes pensadas en pro de las zonas rurales. “No habrá futuro para nuestras comarcas mientras las dinámicas de toma de decisiones de los gobiernos salgan de un despacho de las grandes ciudades, lejos de saber y querer conocer nuestra realidad, nuestro día a día”, señalan.

Estas entidades aseguran que “entienden” que los Servicios médicos están saturados en este momento, por lo que no se realizará ninguna tarea en los huertos o fincas que entrañe “un riesgo físico y requiera atención médica. Ante todo, solidaridad con les compañeres sanitaries que están dejándose la piel”.

“No olvidemos que sin un mundo rural vivo no hay alimento para las ciudades ni modelos de organización y producción que respeten el entorno y a les que ahí vivimos”, concluyen el comunicado.

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