Colombia: "Nos están matando"

El capitalismo ha puesto en peligro la vida planetaria, a cada segundo destruye la posibilidad de muchas especies, los seres humanos, el agua y los territorios

mujeres
Foto: Ester Bestué y Ana Lalueza

La coordinadora de mujeres 8 de Marzo, integrada por diversas organizaciones del movimiento social de Mujeres, nos pronunciamos ante la grave crisis de violación de los derechos humanos y de la madre naturaleza que afecta a todo el territorio colombiano, y al planeta, manifestamos a la comunidad nacional e internacional.

El capitalismo ha puesto en peligro la vida planetaria, a cada segundo destruye la posibilidad de muchas especies, los seres humanos, el agua y los territorios. La crisis climática no tiene otra culpa que este modelo inviable para la vida, su modelo extractivista, el crecimiento continuo de la industria armamentista para mantener el planeta en conflictos internacionales; la avaricia del capital es tanta que ha logrado poner en peligro el pulmón de este planeta azul, como es el amazonas, la biodiversidad y la reserva de oxígeno contenida en él, logrando por momentos desgarrar nuestras almas, y más cuando otros continentes igualmente estaban en llamas como África y Asia, sin que las instituciones gubernamentales responsables acudieran al auxilio, al abrazo, al respeto de no vulnerar los derechos de la madre naturaleza; sentíamos desde lo más profundo de nuestro ser la necesidad de un grito, de un aullido, de un ¡BASTA YA! del pueblo en general y de las mismas comunidades que se benefician de la madre tierra para el cuidado de nuestra vida.

Por tal razón, con nuestro corazón de brujas indomables seguiremos poniendo nuestros cuerpos y almas de luchadoras que denuncian las injusticias que rodean nuestro territorio, como una obligación ética y moral por la vida.

* Denunciamos al gobierno colombiano y al actual gobierno de Duque por su incapacidad para avanzar en un real desarrollo hacia la paz, puesto que todas sus acciones están dedicadas a retrocesos en garantías de derechos, especialmente las reformas laborales, la salud, pensiones, educación, que acentúan la pobreza y exclusión cercenando las garantías de vida dignas de los y las colombianas, favoreciendo a los grandes empresarios y acentuando el modelo neoliberal extractivista, que atenta contra los derechos de la madre naturaleza, en especial contra el agua, incumpliendo el deber estatal consagrado en la constitución en el artículo 79 que hace expreso: "Todas las personas tienen derecho a gozar de un ambiente sano"(...) la Ley garantizará la participación de la comunidad en las decisiones que puedan afectarlo". Es deber del estado proteger la diversidad e integridad del ambiente, conservar las áreas de especial importancia ecológica cómo son los páramos, y fomentar la educación para el logro de estos fines. Por tal razón exigimos la moratoria minera que evitará la afectación de nuestro territorio, en especial de aquellos que albergan el elemento fundamental para la vida, como lo es el agua.

* Nos negamos a continuar en la guerra, enarbolando nuestro lema "Sin callar juntas por la paz". Pues no callaremos ante la injusticia social y el genocidio al cual son sometidos los movimientos sociales, el exterminio a quienes defienden la vida, atentados, intimidaciones, montajes judiciales a las comunidades étnicas, organizaciones sociales, dirigentas/es, luchadoras/es sociales, guardias populares, siendo un acto de alta gravedad la impunidad frente a estos hechos; rechazamos igualmente el exterminio que lleva más de 900 líderes y lideresas sociales, los 150 excombatientes de FARC, quienes pactaron acuerdos en la Habana para ir avanzando en una paz duradera, sin embargo, acorde con los informes de la ONU, se  plantean muy pocos avances en dichos acuerdos, y hay fragmentación en la implementación de los mismos.

* No menos grave es la coyuntura internacional frente a Venezuela. El gobierno de Duque antes que interesado en la problemática propia del país sigue empeñado e incondicional a los EEUU, pretendiendo volver a posicionar la política antiterrorista como la fachada principal para la intervención militar en el hermano país, que implicaría un conflicto internacional de proporciones incalculables en vidas, derechos humanos, economía y otras graves situaciones para el país. Bastante tenemos hoy con la guerra que no ha cesado contra el pueblo colombiano y con el impulso a la misma desde sectores de la ultraderecha colombiana suscritos en el neofascismo, que pulula hoy a nivel nacional e internacional.

Con nuestra voz de mujeres exigimos al estado colombiano:

* El desmonte inmediato del proyecto Hidroituango, por las afectaciones que han venido generando en el ambiente y derechos sociales, económicos, culturales de las mujeres y de las comunidades a su alrededor y el represamiento del segundo río más importante de Colombia, el Río Cauca.

* La protección del agua que es el alimento vital de los territorios; la conservación y protección de los páramos en su integridad (Páramo, Subpáramo, Bosque Alto Andino y Zonas de Reserva) de estos ecosistemas, especialmente en nuestro territorio, el Páramo de Santurbán y demás páramos del país.

* En el área metropolitana de Bucaramanga nos oponemos al trazo de la conectante C1 y C2 que obedece a intereses de beneficio privado y generarían graves afectaciones al Cerro de la Judía, el Río Frío y a otros espacios del territorio llevando a un ecocidio, mientras hay alternativas que respetan la vida del territorio, como que esta conectante sea realizada por la vía de Sevilla en Piedecuesta.

* La Transición energética hacia energías limpias y amigables con la naturaleza. Nos oponemos a todas las políticas minero energéticas que representan un daño ecológico al territorio y a la vida como las más de 10 hidroeléctricas que pretenden privatizar nuestros ríos aquí en Santander, las brujas seguiremos en alerta frente al Fracking y a cualquier intento de daño, cercenamiento e irrespeto a la madre tierra, en fin, amamos nuestro territorio y por él estaremos despiertas, alertas y en lucha.

Hacemos un llamado a todas las mujeres, al pueblo colombiano, a los sectores políticos, sociales, populares, culturales y a quienes firmaron  la paz; a tomarnos las calles, a reivindicar el deber a la desoediencia civil para exigirle al gobierno las garantías a las luchadoras y luchadores sociales, para que cese el genocidio, se cumplan los acuerdos de la habana, igualmente con el movimiento social y popular, además del diálogo de paz con los demás sectores en el conflicto social, político y armado. La protección de todo el territorio, la naturaleza y todas las formas de vida es un imperativo, no estamos dispuestas a ceder nuestros territorios a las multinacionales, ni al destrozo ni a la voracidad de los gobiernos de turno.

Mientras haya una bruja viva en los territorios habrá capacidad de lucha, de vida y de esperanza.

"A la vida al fin daremos todo, a la muerte jamás daremos nada". Chucho Peña.

Por nuestros muertos y nuestras muertas y por nuestro territorio, ni un minuto de silencio, toda una vida de lucha, reivindicación y de memoria.

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