Motorland volverá a cubrir sus pérdidas con fondos públicos

Intentar buscar una viabilidad económica a Motorland es labor prácticamente imposible. Motorland es un pozo sin fondo que sólo genera deuda. Una deuda que pagamos entre todas y todos.

teruel Motorland
Motorland Aragón.

Aunque sea a mitad de año ya se han asignado los dineros del Fondo de Inversiones de Teruel (FITE) y al menos 7,9 millones irán destinados a pagar, un año más, la deuda generada por Motorland. Los grupos parlamentarios aragoneses pasaron de nuevo de puntillas por la gestión pública del evento ante la pregunta de la diputada de IU Patricia Luquin. Una pregunta que nos planteamos muchas otras personas, para empezar en el propio Alcanyiz, donde muchos no terminan de ver el anunciado milagro económico del circuito.

La conclusión inevitable es pues, un año más, que Motorland y su presunto parque tecnológico se seguirán manteniendo con fondos públicos y que el gasto arrojará, por octavo año consecutivo, pérdidas. Ya no es que se recupere la inversión en equipamiento o construcción, es que ni tan siquiera se llegan a cubrir los gastos de explotación o mantenimiento.

Desde su apertura el circuito y espacio industrial de Motorland, en Alcanyiz, ha funcionado a pérdida. Un balance económico desastroso que se ha cubierto con dinero público hasta el momento y del que no existen estudios serios de viabilidad económica según se reconoce desde las propias instituciones.

El año 2016 no será una excepción y los casi 8 millones cubrirán la deuda generada por el Gran Premio de Aragón de motociclismo en 2015. De hecho Motorland es el proyecto que más fondos consume del FITE, que en teoría debía paliar los males de despoblación y abandono de Teruel.

En torno a Motorland todo el gasto generado es de origen público dado que la sociedad gestora, participada por DGA, Ayuntamiento de Alcañiz y Diputación, también lo es. Una sociedad pública que hasta el momento sólo ha declarado deudas y que mantiene un oneroso compromiso con Dorna Sports que se ha renovado y que ha supuesto pagar en 6 años 49,7 millones de euros por una sola prueba deportiva anual. Esta cantidad es, según han demostrado las cifras, imposible de cubrir con las entradas.

El argumento que se esgrime año tras año es el retorno económico y la promoción turística de la zona, pero no existen cifras fiables de ese retorno ni ninguna institución las ha facilitado. Todo lo que se ofrece es una estimación a ojo de buen cubero desde los propios promotores del evento. El sentido común dicta que difícilmente podría considerarse viable cualquier empresa que dependiera de dos días de facturación al año, pues son los únicos momentos en que realmente se genera movimiento económico apreciable en la zona.

Si es por asistencia de público, no es menos cierto que la cercanía a Zaragoza, a una hora de trayecto, hace que sea la ciudad  la que absorba parte de los beneficios y que, asimismo, en realidad un buen puñado de la asistencia al circuito sea de la propia capital, excepción hecha del premio de Moto GP. Ese fin de semana en que acuden unas 100.000 personas ¿Justifica el dineral invertido?

Existe, además, un inexplicable desfase entre las entradas que se venden y el número de asistentes que casi triplican al número de entradas vendidas. Es otro de los datos confusos que se mueven en torno a Motorland y en los que salen mezclados instituciones, partidos (sobre todo el PAR) y empresas.

Por otro lado Technopark, polígono que debería ir asociado a la actividad del circuito, es en realidad un espacio vacío, donde hay registradas unas 12 marcas, de las que 4 son fundaciones sin actividad empresarial y 8 empresas de las que sólo dos tienen alguna actividad económica en el polígono y de las que desconocemos el número de puestos de trabajo que generan. Todo esto tras una inversión reconocida de 130 millones y sin ninguna perspectiva de negocio serio a futuro más allá de la investigación sobre el propio negocio de las motos.

Respecto al futuro es fácil de prever vistos los anteriores resultados. Para el último fin de semana de septiembre está prevista una nueva edición del premio Moto GP y la extrapolación es simple.

Aún teniendo en cuenta los patrocinios las entradas vendidas a duras penas cubren una sexta parte del coste del evento estrella. Y eso que parece que nadie ha sacado cuentas de toda una serie de gastos que también salen del bolsillo común como es el despliegue de control del tráfico, acondicionamiento del entorno, mantenimiento o recogida de residuos.

También se han programado una serie de eventos deportivos menores en el circuito que no pasan de lo anecdótico. No merece la pena dedicarles más comentario.

En definitiva intentar buscar una viabilidad económica a Motorland es labor prácticamente imposible. Seguiremos esperando los estudios económicos que avalen que todo ese gasto ha servido de algo. Hasta hoy nos tendremos que conformar con lo que conocemos: Motorland es un pozo sin fondo que sólo genera deuda. Una deuda que pagamos entre todas y todos.

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