Mina Muga, una licencia parcial para un proyecto incompleto

Tras un mes de presiones al consistorio sangüesino, Geoalcali celebra la consecución de una licencia parcial como un triunfo, mientras consulta a otras empresas mineras si pueden almacenar los residuos de Mina Muga en galerías abandonadas

Mina Muga
Foto: Geoalcali

El proyecto Mina Muga ha obtenido una licencia parcial por parte del Ayuntamiento de Sangüesa lo que permite a la empresa promotora, Geoalcali, poder continuar con las obras de la planta de procesado de este proyecto minero, que pretende extraer potasa del subsuelo aragonés.

Los pasados meses la empresa, sus empleados, acogidos a un ERTE desde febrero, como el sindicato UGT han presionado al consistorio sangüesino para conseguir una licencia de obras en unos terrenos que, por un lado, no pertenecían a Geoalcali, pues se hallaban en proceso de expropiación, y en otras parcelas para las que la empresa ni siquiera tenía visados los proyectos, sello que Geoalcali se apresuró a presentar el pasado 18 de marzo.

Tal fue la presión mediática que Lucía Echegoyen, alcaldesa de Sangüesa, tuvo que salir a dar explicaciones a través de una carta a los medios de comunicación para responder a las muchas críticas que había recibido, rectificando a la empresa en cuanto a las afirmaciones que aseguraban que el futuro de la mina pendía de la voluntad del equipo de gobierno del Ayuntamiento de Sangüesa.

Licencia parcial del consistorio sangüesino

Finalmente, las presiones conseguían que se otorgue una licencia que permite la construcción de parte de la planta de procesado, pero no así de las balsas de lixiviados ni de la montaña de residuos que necesariamente necesita Geoalcali para desarrollar su actividad.

En palabras de Enrike Miranda, portavoz de la Plataforma Unitaria contra las Minas de Potasa, “el problema principal es que la fábrica de Mina Muga ocupa unas 250 hectáreas, de las que hay una serie de parcelas que son Monte de Utilidad Pública de Sangüesa, y Geoalcali ha olvidado que no pueden ocupar estas parcelas”, añadiendo que “el Ayuntamiento de Sangüesa otorga ahora una licencia parcial, para que se construya la mitad de la fábrica, cuando el expediente de actividad y el expediente minero es solo uno”.

Geoalcali por su parte, ha lanzado una nota de prensa, en la que no hace referencia a la parcialidad de esta licencia urbanística, y continúa con su operación de marketing en busca de los más de 500 millones de euros necesarios para la construcción del proyecto, de los que asegura tener el compromiso de inversión para algo más de la mitad.

En busca de un agujero donde esconder sus residuos

La carta publicada en los medios de comunicación por la alcaldesa de Sangüesa dejó entrever las deficiencias del proyecto de Geoalcali, una constante desde que se iniciara la tramitación de Mina Muga.

Pero en el caso de la licencia parcial otorgada el pasado miércoles Geoalcali parecía intuir que era probable que no pudiera tocar durante un tiempo los Montes de Utilidad Pública de Sangüesa en los que pretende acumular una montaña de 12 millones de m³ de residuos, según datos incluidos en el proyecto.

Un empleado de otra empresa minera situada en Aragón y dedicada a la extracción de sales, aseguraba que Geoalcali inició hace meses negociaciones para que esta mina albergara los residuos que Mina Muga iba a generar.

Esto, además de ser extremadamente grave, sería la demostración de que todo alrededor del proceso minero que vende Geoalcali es falso y que su apuesta por ser la primera mina “residuo cero”, como se ha vendido el proyecto, no tiene ningún futuro.

De hecho, hace años que no tienen solucionado el proceso que denominan backfilling mediante el que pretenden reintroducir los residuos restantes de la extracción de potasa en las mismas galerías de donde han sido extraídos.

La potasa, un mineral que no es nada sin gas

Otro de los argumentos utilizados por la empresa para vender su proyecto es el supuesto carácter estratégico de la potasa ante el conflicto entre Rusia y Ucrania, y las sanciones impuestas a Rusia y Bielorrusia, principales proveedores de potasa en Europa.

Lo que Geoalcali no dice es que la capacidad de producción de fertilizantes se redujo en el último trimestre de 2022 un 70%, según la patronal europea del sector.

Una reducción que venía ligada inevitablemente al alto precio del gas, consecuencia también de las sanciones a Rusia, y que según las mismas fuentes suponen el 90% de los costes de las empresas fabricantes de fertilizantes.

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