México gira hacia la izquierda

El candidato del Movimiento de Regeneración Democrática, Andrés Manuel López Obrador, obtiene una victoria clara en unos comicios que suponen el 80% de la renovación de los cargos públicos de México. El líder de la izquierda se propone sacar al país de la corrupción, la violencia y las políticas neoliberales en las que se ha instalado.

Andrés Manuel López Obrador. Foto: @lopezobrador_

Cuando todavía no se ha hecho definitivo el recuento de votos en México, tanto el Partido Acción Nacional (PAN) de Ricardo Anaya, como el Partido Revolucionario Institucional (PRI) de José Antonio Meade ya han reconocido la victoria como presidente de Andrés Manuel López Obrador.

Más conocido como AMLO, López Obrador ha obtenido alrededor del 53% de los votos, consiguiendo de este modo un giro hacia la izquierda en el país norteamericano que hasta la fecha estaba gobernado por Enrique Peña Nieto.

En unas elecciones a las que 89,3 millones de personas estaban llamadas a las urnas y en las que la participación ha superado el 60%, estos comicios han sido clasificados como los más grandes de la historia mexicana. La presidencia del país, 128 senadurías, 500 diputados y diputadas federales, la presidencia de 32 estados, más de 1.600 alcaldías y 972 diputados y diputadas locales de 23 estados estaban en juego. El 1 de julio se han elegido el 80% de los cargos públicos de México en lo que ha parecido más un referéndum a la política hegemónica del PRI y Peña Nieto que unas elecciones al uso.

Tras enfrentarse y perder ante Felipe Calderón en las elecciones de 2006 y a Peña Nieto en las de 2012, AMLO creó un nuevo partido, el Movimiento de Regeneración Democrática (Morena), que ha sido capaz de amalgamar a una izquierda en horas bajas. Así, bajo el paraguas de un proyecto llamado Juntos Haremos Historia se encuentran aliados como Encuentro Social -una formación evangélica- o el Partido del Trabajo -de izquierdas-.

La descomposición del Estado Mexicano

Para el periodista Alberto Pradilla en un artículo en Público tres han sido los elementos que han hecho posible la victoria de López Obrador: el rechazo al establishment, a la corrupción y a la violencia.

Años de políticas neoliberales han hecho posible que la izquierda se reagrupara obteniendo unos resultados que no dejan lugar a dudas. En 2012 los tres grandes partidos, PRI, PAN y PRD establecieron el “pacto por México” que suponía el impulso de un nuevo ciclo de reformas neoliberales. El hastío de la población hacia ese pacto que se concretaba en las protestas por el gasolinazo de 2017 ha sido perfectamente aprovechado por AMLO. Si bien es cierto que el político de Morena lleva toda la vida dentro del sistema político tradicional, también es verdad que ha leído como nadie el nuevo escenario de la política mexicana.

La otra gran preocupación -y en este caso motor del cambio- ha sido la dinámica de violencia que vive el país. Desde que Felipe Calderón iniciara en 2006 la “Guerra contra el narco”, en México han muerto 260.000 personas y al menos 35.000 han desaparecido. Asimismo, la tasa de muertos por cada 100.000 habitantes se ha situado en los 20, muy parecida a la de Guatemala o República Dominicana. En el Estado español esa cifra se sitúa en el 0,3, es decir por cada millón de personas hay tres homicidios.

Esa violencia afecta de lleno a la política tal y como se vio en 2014 con la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa o como se ve con los 133 políticos y políticas que han sido asesinados durante la campaña política.

El último de los elementos considerados por Pradilla es la corrupción. En el imaginario político mexicano resulta imposible desvincular la política de los desfalcos. Lo que es peor aún en palabras del periodista: “resulta difícil pensar que un candidato puede llegar al poder sin el apoyo tácito o explícito de los cárteles”.

Las promesas de López Obrador

En su primer discurso sabiéndose ganador de las elecciones, AMLO ha afirmado que “no va a traicionar al pueblo”. Pese a que durante la campaña ha suavizado su discurso, lo cierto es que la vocación del nuevo presidente es cambiar por completo la imagen de un país cada vez más acuciado por la violencia y la corrupción.

Es en estos dos aspectos que se ha centrado la campaña de López Obrador y a priori se centrarán sus políticas. En esos aspectos y en la relación con el vecino Estados Unidos.

Donald Trump ha conseguido tensar la cuerda con México y las y los mexicanas se han sentidos insultados por el presidente magnate. Pese a que Peña Nieto lo invitó al país cuando Trump era aún candidato republicano, el actual presidente de Estados Unidos respondió a ese gesto de buena voluntad vociferando que construiría un muro y lo pagaría México.

López Obrador afirma que “no tolerará injerencias de Estados Unidos, pero apela a mantener una buena relación de vecindad”, señala Pradilla. Eso se concreta en dos preguntas: ¿Qué papel ejercerá México con respecto al control migratorio? Y ¿Cómo negociará el Tratado de Libre Comercio entre ambos países? En la primera cuestión el cambio de gobierno podría suponer una mejora en los derechos humanos de los migrantes. En la segunda, resulta paradójico que sea López Obrador quien defienda un pacto de libre comercio que incluya a Canadá y Centroamérica, y que sea Trump quien lo vea con reticencias.

AMLO llega al poder para dinamitar la dinámica en la que había entrado México, de eso no hay duda. Sin embargo, las posibilidades que tiene de llevar a cabo un verdadero giro de izquierdas son limitadas. Chile, Argentina, Brasil son solo algunos de los países que en Latinoamérica están gobernados por la derecha. Estados Unidos vive su época más aislacionista desde hace décadas.

¿Con que apoyos cuenta López Obrador? Desde luego no con los de el pueblo indígenas de México. Aunque no consiguió reunir el número requerido de firmas para presentarse como candidata presidencial a las elecciones con el Congreso Nacional Indígena, María de Jesús Patricio Martínez, conocida como Marichuy, antes de los comicios señalaba que "los ciudadanos tienen derecho a votar, no estamos en contra de ello. Gane quien gane, todos van a replicar el modelo de gobierno, así que el cambio está en nosotros. Por esta razón hacemos un llamado a la unión y colectividad, son diferentes nuestras luchas, pero el mismo objetivo: vivir".

Al mismo tiempo, el antropólogo Gilberto López y Rivas, ex asesor del EZLN e integrante de la campaña de Marichuy en una entrevista para la agencia española EFE, consideraba que "está fuera de lugar apoyar a cualquier candidato, incluido AMLO".

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