Repaso el título y llego a la conclusión de que no, no me he equivocado. Tal como veo las cosas le va mejor, mucho mejor, el término de Matrimonio.
No sé si bien o mal avenido, pero a la vista de todo lo que los Gobiernos, del PSOE y de los Populares, va atesorando debajo de la inmensa alfombra que oculta porquería del Estado, tendría que resucitar nuestro inolvidable Berlanga para que incorporase un nuevo léxico berlanguiano a toda esta inmensa colección de mierda debajo de la manta.
Ni que decir tiene que la alfombra, visto lo que esconde, debe ser producto genuino del “ábrete Sésamo” de Alí Babá, covacha de aprendices comparada con las actuales.
Hace mucho tiempo que puse negro sobre blanco lo que sigue; actualmente algunos medios de la información digital le han echado bemoles y lo van poniendo al descubierto.
Bajo el paraguas de Mary Poppins -alfombra de Aladino si prefieren- a Patrimonio Nacional se le podría llamar el gran estercolero de dineros impresentables. Allí se esconden y arrinconan gastos tan diversos e imprescindibles para la supervivencia del país como:
- Los correspondientes al yate “Fortuna”.
- Obras ingentes en la casa del Pardo en la que vivió la concubina del rey por valor de 54 millones de nada, digo de euros.
- Los gastos millonarios de chóferes y conservación de los cientos de coches reales.
- La instalación de piscinas climatizadas para uso de reyes, reinas, príncipes, princesas, infantas, infantes, cuñados, cuñadas y demás familia. La última, 250.000 euros del ala.
- Indemnizaciones de despido por trabajadores asociados a la casa real.
- Compras de más coches, algunos, como el último que se haya sabido, de más de medio millón de euros para disfrute del mayor de la saga.
- Suministros y mantenimiento del Palacio de la Zarzuela, en el último presupuesto, el valor de estas naderías era de 2,8 millones de euros.
- Cientos de pequeños detalles, boberías pagadas por el Matrimonio tan estupendo que forman Patrimonio Nacional y la monarquía (sin mayúscula, creo que no la merece) o por Defensa; boberías desde 1,84 euros por publicidad y propaganda (¿un chupete?) hasta cuentas de 620.000 euros en “altos bienes” y otros, como supongo sería, en su momento, las máquinas de contar billetes del señor Juan Carlos.
Porque esa es otra, tenemos más alfombras que esconden los gastos ingentes de esta monarquía de Borbones. Después, los súbditos ingenuos, estúpidos o cómplices, que de todo hay en la viña del señor, se “tragarán” el cuento chino acerca del módico precio de nuestra monarquía: solo 8,4 millones de euros al año. ¿A quién quieren engañar con alevosía, mala fe y premeditación? Evidentemente, a los tres tipos de súbditos detallados antes, en absoluto a la ciudadanía que quiere contrastar y enterarse de lo que cuesta un peine.
Nuestra monarquía (de nuevo con minúscula, la más pequeña que tengo) tiene a su disposición -fuera de ese límite económico de los míseros 8,5 millones de presupuesto- a 146 servidores y funcionarios zarzueleros que lo mismo pegan un sello que zurcen un calcetín o cocinan la sopita de cardos a las infantas. Estos gastos, íntegros (sueldos, seguridad social, dietas, viajes…) los cubre otra de las muchas alfombras del país de Alí Babá; en este caso, el Ministerio de la Presidencia. Sueldos, dietas, viajes, gastos nunca inferiores a 7,5 millones/año.
Pero, como en cualquier película berlanguiana que se precie, hay más. ¿Qué sería una monarquía heredada del franquismo puro y duro, sin guardia mora al uso? En el caso actual no es oriunda de Marruecos -que, por cierto, también tiene su particular guardia pretoriana. Al fin y al cabo las dos monarquías, dos teocracias, se tratan de hermanas-, es un Regimiento de Guardia Real, con tambores, pífanos, gorros con plumas, uniformes relucientes, cañones para salvas, gallardetes y banderines a mogollón, 1.514 bocas y bolsillos que alimentar.
Estos 1.514 efectivos están al servicio absoluto y exclusivo del rey. Le rinden honores, lo escoltan “solemnemente” -no llego a alcanzar el significado de “escolta solemne”-, lo protegen -¡mil quinientas personas!-, lo vigilan y custodian el “honor” de La Zarzuela o del Pardo -vuelvo a quedarme a cuadros preguntándome cómo se puede proteger el “honor” de dos palacios por 1.514 individuos-. Sin olvidar que otra función suya es la de dar “cobertura sanitaria” a la familia real. La guinda para justificar lo injustificable.
Todo eso, que es mucho, se convierte en poco cuando se precisa que los gastos de correajes, plumas, gorros, palillos de tambor y demás bagatelas, los absorbe otra alfombra persa -si es que damos por supuesto que el refugio de Alí Babá está en ese antiguo país-: el Ministerio de Defensa. Y ese gasto en plumas y perifollos es el chocolate del loro -6,5 millones al año- comparado con los sueldos, dietas, viajes, tropezones, de los 1.514 efectivos del citado Regimiento. A precio de costo, muy baratitos -sin contar esa realidad de que en nuestro ejército, el ejército de Gila, existen 2,4 soldados por cada suboficial, oficial o jefe-; el importe es astronómico, otros 75 millones anuales pararán debajo de otra alfombra disfrazada de hojarasca.
A esto añadamos los gastos de desplazamiento (aviones, hoteles, escoltas…) de los reyes y del séquito correspondiente cuando salen a ver una película, abrazar a un dictador del Oriente Medio o el partido de fútbol que les venga en gana. O cuando van, fiesteros, por cualquier rincón de nuestra querida España a mover la mano. ¡La cantidad de millones que cuesta cada salida: miles de horas extras policiales, de escoltas y vigilancia supletorias…!
Cuenten, cuenten y vean que diría el cuentista. Una monarquía que nos cuesta no menos de 200 millones de euros al año, así a boleo. Si a esto añadimos lo que, presuntamente, ha birlado al país a cuenta de comisiones, fianzas, pagadurías a cuenta, “regalos” de sátrapas hermanos, porcentajes sobre esto y aquello y cosillas sin importancia, nos saldría más a cuenta rifar la monarquía: que cada semana medio millón de ciudadanos y ciudadanas pudieran vivir, por sorteo ante notario, “a cuerpo de rey” -nunca mejor dicho- y eliminar la actual. Sería mucho más barato y agradecido por el respetable.
Por favor, que no nos traten de bobos, de tontos de capirote, seamos ciudadanos y ciudadanas.