Manifestación masiva en Barcelona por la libertad de los presos políticos

El independentismo vuelve a las calles de forma masiva y consigue reunir a 750.000 personas. En un acto emotivo que ha terminado con la presencia de los familiares de los presos y las presas políticas, y donde el ambiente festivo ha sido una constante durante toda la tarde.

Foto: @assemblea

A las 17.00 horas de este sábado 11 de noviembre, el indpendentistmo volvía a las calles, una vez más, y otra vez lo hacía masivamente. Exactamente han sido 3,3 kilómetros de calles de Barcelona totalmente ocupados por los y las manifestantes, que han sumado, según la Guardia Urbana, 750.000 personas. Periodistas como Jesús Rodríguez, expertos en recuento de asistentes, dan por buena la cifra. La concentración se ha producido sin ningún sobresalto en un ambiente familiar y cívico, lo que demuestra la esencia de este movimiento que todavía se quiere ejemplar y pacífico. Las esteladas, muy presentes como siempre, han cedido el protagonismo a los lazos amarillos: símbolos del rechazo al encarcelamiento de ocho miembros del Govern de Catalunya y los presidentes de la ANC y Òmnium, Jordi Sànchez y Jordi Cuixart.

De nuevo, como en las grandes jornadas, Barcelona se ha llenado de personas venidas de todos los rincones de Catalunya. Un total de 900 autobuses han sido fletados desde distintos puntos del territorio y durante la concentración era frecuente escuchar acentos del catalán muy alejados del que marca TV3 y se parece tanto al hablar barcelonés. Es en la reconexión entre la capital y el resto del país donde el independentismo se hace fuerte y se erige como una opción de país ya no solo económica. “Vengo de un pueblo de 120 habitantes”, comentaba un manifestante de un pequeño pueblo cerca de Calaf, en el centro de Catalunya. “Hemos venido 12 personas, es decir el 10%, pero mucha gente se ha quedado en casa porque es mayor”, añadía. “A la noche volveremos hacía casa, o sea que será un día duro”, concluía. La música ha sido constante durante toda la tarde. De Lluís Llach a Obrint Pas, pasando por Ovidi Montllor o la canción revolucionaria portuguesa ‘Grândola Vila Morena’. Los altavoces eran numerosos en muchos lugares del recorrido de la manifestación. El desarrollo técnico es solo un ejemplo más del nivel de organización que tiene este movimiento que funciona como un engranaje perfectamente engrasado. Grandes escenarios, música en directo, grandes pantallas o camiones con escenarios incorporados hacen de estas manifestaciones una fiesta continua apta para toda la familia. Un espectáculo que tiene mucho que ver con la sociedad de la comunicación en la que vivimos.

Pero más allá de lo material, en la concentración, el grito unánime y más repetido durante toda la tarde ha sido ‘Llibertat, llibertat’. Simple y conciso. La aparición de presos políticos ha conseguido que el independentismo sea cada vez menos independentismo y sea más un movimiento a favor de los derechos y las libertades del pueblo catalán. Resulta extraño que el grito ‘Els carrers serán sempre nostres’ suena cada vez menos. Quizás hoy no era el día. Dos momentos emotivos: cuando la cabecera de la manifestación llegaba al escenario principal, todos los y las asistentes, encendían las linternas de sus móviles para denunciar, de este modo tan impactante, el encarcelamiento de políticos y políticas catalanas. La batalla estética parece ganada por parte del independentismo, mientras el unionismo no puede desquitarse de unos finales de manifestación en los que aflora la violencia fascista. Más tarde, las y los familiares de las personas encarceladas han subido al escenario para leer cartas que sus maridos, mujeres, padres, madres, hermanos o hermanas les han enviado desde la cárcel. Una estampa contundente que demuestra que la narrativa del Gobierno español de relacionar a los y las encarceladas con monstruos sediciosos es, cuanto menos, una forma burda de atacar al enemigo. ¿Cuál es el siguiente paso para este movimiento al que las pilas no se le terminan? La próxima cita que ya corre en las redes –ese espacio que el independentismo ha conquistado también- será el 7 de diciembre en Bruselas. El movimiento para la autodeterminación de Catalunya, espera poder reunir a 100.000 personas en la capital belga para completar ya de forma absoluta la internacionalización del conflicto. ‘Omplim Brussel-les’ lleva por título dicha concentración futura, que por otro lado quiere ser una forma de dar apoyo a los y las miembros del Govern que se han marchado. De hecho, desde allí llegaban este sábado las palabras de Carles Puigdemont que han sido retransmitidas al final de la concentración. El president de la Generalitat afirmaba que “el Estado español no puede seguir así”, y ha señalado que a la “Comunidad europea le diremos que no puede seguir mirando hacia otro lado”. Una tarde espectáculo, podría ser el titulo alternativo de esta crónica. Una tarde espectáculo en la que los medios de comunicación internacionales eran muchos y lanzaban a todo el mundo un mensaje similar: esto es una revuelta pacífica que se puede alargar hasta el infinito si el Estado español no hace un movimiento de aceptación hacia el indepentismo.

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