Machismo: lo que ocultan las estadísticas

Octubre es la última fecha propuesta por el ministro de Justicia, Alberto Ruíz Gallardón, para implantar la reforma de la Ley del Aborto, aplazada ya en cinco ocasiones. El ministro viene anunciando desde hace dos años la intención de retocar esta ley, una decisión que supone un incuestionable retroceso en los derechos de las mujeres y sobre todo una deliberada ofensiva contra las mujeres de la clase trabajadora. Pese a que esta decisión está encabezada por los sectores más conservadores del PP, este ataque a las mujeres y la reafirmación cada vez más evidente de la ideología machista y patriarcal, …

Este sábado en Zaragoza, a las 18.00 horas en plaza de España, está convocada una concentración.
Este sábado en Zaragoza, a las 18.00 horas en plaza de España, está convocada una concentración.

Octubre es la última fecha propuesta por el ministro de Justicia, Alberto Ruíz Gallardón, para implantar la reforma de la Ley del Aborto, aplazada ya en cinco ocasiones. El ministro viene anunciando desde hace dos años la intención de retocar esta ley, una decisión que supone un incuestionable retroceso en los derechos de las mujeres y sobre todo una deliberada ofensiva contra las mujeres de la clase trabajadora.

Pese a que esta decisión está encabezada por los sectores más conservadores del PP, este ataque a las mujeres y la reafirmación cada vez más evidente de la ideología machista y patriarcal, no vienen impuestos sólo por la presión que la iglesia católica ejerce sobre este gobierno de derechas.

La crisis golpea de frente a las mujeres

Uno de los factores fundamentales que profundiza la pérdida de derechos de las mujeres, como es el caso de la limitación del derecho al aborto, ha sido el aumento de la crisis y sus nefastas consecuencias.

Por un lado, el pago de una deuda ilegítima a base de recortes, sociales y laborales, por parte de los gobiernos dependientes de la Troika (Unión Europea y BCE, y FMI), como es el caso del estado español. Una política de ajustes que inició Zapatero cuando comenzó esta crisis, y que seguimos pagando cada vez a mayor precio. La devastadora reforma laboral, el tijeretazo en la sanidad y la educación públicas, la eliminación de ayudas a personas dependientes, el recorte en la prevención y asistencia a mujeres maltratadas, las limitaciones de los derechos reproductivos de las mujeres… todas estas medidas están golpeando muy especialmente a las mujeres de la clase trabajadora, que tienen que asumir todo el peso y la responsabilidad de los cuidados que no garantiza el estado, perpetuando nuestras ya precarizadas condiciones laborales con el  aumento de los puestos de trabajo a tiempo parcial (ocupados mayoritariamente por mujeres) y sufriendo, además, la imposibilidad de poder decidir sobre nuestros cuerpos si se llega a implantar la ley de Gallardón.

Por otro lado, y ésta es la otra cara de la crisis que estamos pagando, la supresión de derechos y la privatización de los servicios públicos está suponiendo un negocio redondo para las grandes empresas capitalistas, beneficiarias directas de la situación. La excusa de la crisis está sirviendo para que unos pocos (los grandes capitalistas y la banca) aumenten la explotación de la clase trabajadora a costa de su empobrecimiento y del crecimiento de la desigualdad, acrecentando aún más la opresión ejercida contra las mujeres de nuestra clase.

Aumenta la violencia en todo el mundo

La decadencia del sistema capitalista, basado en el enriquecimiento de unos pocos a cambio del sufrimiento de la mayoría, explica por qué los casos de violencia contra las mujeres en todo el mundo siguen produciéndose de forma alarmante. Un sistema que ayudado por el mayor arma que posee, la ideología, utilizada para dividir al conjunto de la clase trabajadora y mantener los intereses de la clase dominante, degrada las relaciones humanas hasta tal punto que terminan transformándose en brutalidad contra las mujeres.

Así el aumento del machismo y de la desigualdad se expande por todos los rincones del planeta. Un informe publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en junio de 2013 a partir de datos y estudios publicados en los últimos 20 años, reveló que el 38% de las mujeres asesinadas en el mundo lo fue a manos de sus parejas. El estudio, que analiza cifras internacionales, cuantifica que cerca del 35% de las mujeres sufre o ha sufrido violencia física o sexual por parte de sus parejas o de alguien fuera de la pareja en algún momento de sus vidas. Igualmente, tanto una como otra violencia se asocia a embarazos no deseados.

Sin embargo, estos datos estadísticos no reflejan toda la realidad o las cifras exactas del problema. Por ejemplo, 52 mujeres murieron asesinadas por violencia machista en el estado español en 2012, pero sólo 10 de las víctimas habían denunciado su situación.

Las estadísticas también son usadas por los gobiernos para intentar ocultar el número real de mujeres que sufren malos tratos. Por ejemplo, el criterio que se utiliza en el anuario del Instituto Nacional de Estadística (INE) es muy revelador, ya que sólo se incluyen los datos de asesinadas por edad, existencia de denuncia previa y comunidad autónoma. Las mujeres que sobreviven, en cambio, no figuran en este registro. Igualmente, si nos regimos por el número de denuncias las cifras bajan, precisamente por la propia situación de inestabilidad económica y laboral de las víctimas que, unida a la falta de recursos públicos que les ayude a salir adelante, hace que prefieran callar y no denunciar.

Y ante esto, ¿qué decide el Ministerio de Sanidad? Sigue maquillando las cifras para justificar la eliminación de muchos servicios públicos de atención y prevención de violencia contra las mujeres. ¿Y cómo lo hace? Ana Mato ya anunció a finales de julio que sólo se considerarían casos de violencia de género, aquellas mujeres que estén hospitalizadas más de 24 horas como consecuencia de la agresión.

Por tanto, la única salida que tenemos las mujeres trabajadoras es seguir resistiendo ante la ofensiva del gobierno y exigir que no se recorte, ya no sólo nuestra libertad de decidir, sino nuestra propia garantía de vivir. No es posible acabar con el machismo si no es luchando contra este sistema corrupto que no garantiza en absoluto la eliminación de las opresiones, puesto que se sustenta en ellas. Mientras que el capitalismo siga existiendo, no importa que haya una Merkel, una Mato o una Cospedal en los gobiernos, porque ellas también son garantes de un sistema que explota a la clase trabajadora y oprime a la mitad de la misma, que somos las mujeres trabajadoras.

Día Internacional por la despenalización del aborto

Desde 1990 se celebra el 28 de septiembre el Día Internacional por el derecho al aborto, instituido por las organizaciones feministas latinoamericanas y del Caribe.

¡Fuera el aborto del código penal! ¡Por el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos!

Gema P. | Publicado en Página Roja (Corriente Roja / Corrent Roig)

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