El expresidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva ha sido condenado este miércoles a nueve años y medio de cárcel por corrupción pasiva y blanqueo de capitales vinculados con una vivienda de lujo que habría sido entregada por la constructora OAS al antiguo mandatario como soborno.
En la denuncia, el fiscal señaló Lula como el jefe de la trama de corrupción que desvió dinero de la petrolera Petrobras. En un comunicado, el ex presidente negó todos los cargos y aseguró ser perseguido por el poder judicial.
El juez federal Sergio Moro ha concluido que existen pruebas suficientes para condenar a Lula, que se convierte en el primer expresidente en ser sentenciado por corrupción en Brasil, según han informado medios brasileños. La investigación, que se llevó a cabo en el contexto de la operación "Lava-Jato", señaló que Lula recibió sobornos por medio de un triplex en Guarujá, Sao Paulo, pudiendo haber facilitado contratos a OAS a cambio.
La sentencia es recurrible y el juez Moros, en aras de la "prudencia", ha optado por esperar a que sea en segunda instancia donde se pueda pedir la prisión provisional para Lula. En este sentido, ha admitido que el encarcelamiento de un expresidente implica "ciertos traumas".
Lula tiene pendientes otras cuatro causas vinculadas a "Lava Jato", pero mantiene su popularidad entre una ciudadanía que ha vivido con indignación el impeachment a Dilma Roussef que dio paso a la presidencia de Michel Temer, involucrado en la trama "Lava Jato", junto con seis de sus ministros. Los últimos sondeos sitúan al antiguo mandatario como el favorito para las elecciones presidenciales de 2018.