El 22M no se plateó como un fin en sí mismo, sino como un primer gran paso hacia la construcción de un espacio de confluencia y movilización en torno a tres objetivos claros: pan, trabajo y vivienda.
Claramente este enfoque resultó acertado tanto por el éxito de la movilización como por el cambio de ambiente, hoy mucho más optimista respecto a la capacidad de lucha y resistencia. Así pues será clave perseverar en el planteamiento inicial de tejer una estrategia para ganar. Es decir, posibilitar escenarios de lucha en los que el horizonte de victoria sea percibido por cada vez más sectores de las clases populares.
Todo esto se puede concretar con la existencia de tres retos claves en este camino. Primero mantener la operatividad de los espacios de coordinación estatal y territorial. Segundo, aprovechar el éxito rotundo del 22M para impulsar asambleas locales en todas las poblaciones, barrios, centros de trabajo y de estudios. Tercero, seguir organizando movilizaciones que, sin renunciar a la radicalidad de planteamientos, son percibidas como unitarias por las clases populares. Estos tres objetivos son indisociables y se deberían tener presentes en todos los espacios del movimiento 22M.
Así, al plantear la necesidad de organizar una huelga general desde la base contra las políticas del gobierno, mantener la operatividad de los espacios de coordinación se traduce en abordar este debate con los tempos necesarios (otoño de 2014 o primavera de 2015). Para hablar de huelga con una perspectiva realista esta debe llegar a una gran parte de los centros de trabajo. De ahí la importancia de la acción sindical, tanto sectorial como territorial, en colaboración con las asambleas de parados y paradas, de las PAHs y de otros espacios como las mareas y las asambleas del 15M. Todo esto con la visión de que cuando se plantee la huelga general será imprescindible atraer a secciones sindicales de CCOO y UGT a la lucha.
Oscar Simón, militante de En lluita | Artículo publicado en el Periódico En lucha | Para AraInfo