
El Gobierno de Aragón y ENDESA firmaron en 2002 un Convenio de Colaboración para corregir los tendidos considerados más peligrosos para las aves. Hasta el año 2013, y gracias a este convenio, se habían ido realizando actuaciones cada año en diferentes tendidos, pero en 2014 se ha reducido a cero euros la inversión en la corrección de tendidos eléctricos identificados como peligrosos.
Por ello, grupos conservacionistas aragoneses alertan “que se ha abandonado la inversión para evitar que los tendidos eléctricos sigan provocando la muerte de aves silvestres en Aragón. Además, desde el año 2005 existe una normativa electrotécnica cuyo fin es el de asegurar una serie de prescripciones técnicas en las líneas eléctricas de nueva instalación, para evitar accidentes entre las aves”, explican.
“Durante el año 2014 no se ha invertido ni un solo euro en el Convenio de Colaboración entre el Gobierno de Aragón y la empresa eléctrica ENDESA para corregir los tendidos peligrosos para las aves, ya sea por choque o por electrocución”, denuncian estos colectivos.
Tal y como señala Juan Antonio Gil, de la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos, los estudios sobre la dinámica poblacional, dispersión juvenil y uso del espacio de las aves han demostrado que la electrocución y colisión en tendidos eléctricos son las principales causas de mortalidad no natural de algunas aves especialmente amenazadas: Quebrantahuesos, Águila perdicera, Grulla y Avutarda.
“A diferencia de otros problemas ambientales, existen técnicas sencillas y eficaces para eliminar los riesgos de electrocución y colisión de las aves, como son el balizamiento de los tendidos y el aislamiento de conductores”, indica Gil.
La incidencia de los tendidos eléctricos en la avifauna empezó a ser considerada en países como Holanda y Estados Unidos a mediados de los años setenta, y en el Estado español los primeros trabajos de importancia no se realizaron hasta los años 80, siendo el estudio más conocido el del águila imperial.
Se ha estimado que en el Estado español, según datos aportados por la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos, pueden morir más de 30.000 de aves al año por colisión y electrocución en tendidos eléctricos. “Todos los años se localizan muertas en Aragón por electrocución o colisión unas 700 aves, que son analizadas en el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de l'Alfranca, y que son tan solo un pequeño porcentaje de las que mueren y que según diferentes estudios pueden suponer una cifra menor al 10% de la mortalidad real, lo que da una idea de la magnitud del problema”.
Durante el año 2003, la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos realizó un estudio de los riesgos de colisión y electrocución de aves en los más de 4.500 kilómetros de tendidos eléctricos en el Pirineo aragonés. Como resultado del estudio, se proponía actuar poco a poco a través del convenio, corrigiendo 4.804 apoyos y 2.031 vanos especialmente peligrosos. En este contexto hay que recordar que Aragón existen más de 30.000 kilómetros de tendidos eléctricos.
Por ello desde los grupos conservacionistas alertan “de nuevo del problema”, y esperan conseguir “que continúe el plan de adecuación de líneas eléctricas para ir progresivamente erradicando este grave problema de conservación, con una inversión anual estable y que se fije una cantidad aceptable en el presupuesto del año 2015”.
“Recordemos que la adopción de medidas correctoras para prevenir la colisión y electrocución no es una opción voluntaria, sino una exigencia legal regulada por decretos autonómicos y estatales aprobados de obligado cumplimiento (Real Decreto 1432/2008 y Decreto 34/2005)”, indican.
“Los tendidos eléctricos sin medidas correctoras son trampas letales que funcionan 24 horas al día durante 365 días al año y constituyen una garantía de extinción de determinadas especies amenazadas si no se corrigen adecuadamente”, afirma para concluir Oscar Díez, también miembro de la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos.