Los nervios y el cansancio, crueles ejecutores del Quebrantahuesos Rugby en Baix Empordà

El Quebranta cayó a domicilio por 24 – 22 frente al Senglars de Torroella, en la liga catalana de rugby. La rabia de ver escapada la victoria entre los dedos poco a poco se transformó en orgullo de haber peleado de tú a tú con un equipo mermado.

El jugador del Quebranta, Gabi, es placado durante el partido. Foto: Gabriel de la Fuente

La historia reciente de las aventuras del Quebrantahuesos Rugby (QRC) de Monzón en la liga catalana tiene una fecha marcada de ingrato recuerdo. La semifinal de primera catalana de la temporada 2018-19. Ese partido, disputado en Torroella de Montgrí acabó en derrota después de jugar más de 100 minutos de juego.

El pasado domingo, el QRC viajaba de nuevo al Baix Empordà, con la intención de cerrar esa cuenta pendiente y de volver a compartir placajes y conversación con nuestros compañeros y adversarios Senglars. Senglars de Torroella es un club con muchas analogías con el Quebrantahuesos. Un club eminentemente rural, donde se cuidan las tradiciones, personificadas entre otras cosas por unos terceros tiempos excelentes, una cercanía al acabar el encuentro y un equipo muy rocoso en el campo con una melé potente. No obstante, los parecidos acaban ahí. El club de rugby de Torroella disfruta de unas instalaciones privilegiadas, que comparte con el resto de deportes de la localidad, mostrando que la coordinación y cooperación entre deportes no solo es posible sino beneficioso para todos. Las gradas están llenas y se disfruta de un espectáculo que en ocasiones evoca a la Foixarda de Montjuic.

El QRC llegaba a la cita con un equipo en cuadro, un solo suplente y varios jugadores tocados seriamente. Las lesiones habían diezmado al equipo y la simultaneidad con un partido del Uesca RC hizo el resto. La sensación general era de pesimismo por llegar al partido en tan precaria situación. El sol brillaba con justicia y el olor a bálsamo mentolado inundaba el vestuario. El fantasma del CEU estaba ya vencido, se ganara o perdiese el partido había que disputarlo con nobleza… y salieron al campo los dieciséis valientes que defenderían los colores del quebranta.

El inicio fue Quebranta, había organización, buenas decisiones, y un plan. El ensayo (min 11) de Héctor fue después de varios minutos de amenaza de marca por parte del Quebranta. Sin embargo, en la reanudación del juego, el Torroella acortaba distancias por una mala defensa en la banda (5 – 7, min 13). El QRC sabía que con un partido tan exigente había que regular la energía, y se encargó de buscar un juego controlado y a marcha baja; el Torroella por contra, buscaba la intensidad de sus delanteros y el juego directo; el segundo asalto se lo llevaron los locales después de varias fases de pick n’ roll en zona caliente quebranta. La respuesta no se hizo esperar y después de una buena jugada trenzada en el abierto, Grumpy Dieste igualaba el marcador (12 – 12).

Heko ataca el espacio Senglar. Foto: Gabriel de la Fuente

Llegaba el descanso, y los oscenses veían el partido en sus manos si conseguían llevar la iniciativa del encuentro. La delantera percutía bien, y tanto Arnau como Aitor rompían continuamente la defensa local. El ensayo no se hizo esperar (min 44, 12 – 19), y el Quebranta conseguía dar la vuelta al encuentro. El partido siguió en una fase de alternancia del control de juego sin un claro dominador, y un balón que cambiaba de manos continuamente.

Los cambios dieron frescura a los Senglars y a base de trabajo de delantera consiguieron empatar el encuentro (min 70, 19 - 19). Quedaban 10 minutos eternos para un QRC al que le quedaba muy poca gasolina, y le quemaba el balón en las manos. No obstante, en una contra muy bien llevada por los visitantes, el QRC arrancaba un golpe de castigo a favor que Aitor transformaría en lo que parecía el definitivo 19-22 (min 79). Solo era necesario conservar el balón un poco más y dejar morir el partido.

Los nervios y el cansancio ejercieron de crueles ejecutores del Quebrantahuesos, que perdió el balón y tras varias fases de percusión de los locales, vieron consumada la sentencia. Ensayo y final de partido. 24 – 22.

La grada desbordada de alegría volvía a ver como en el último segundo sus jugadores le daban la vuelta a un partido que el QRC tenía ganado. La rabia de ver escapada la victoria entre los dedos poco a poco se transformó en orgullo de haber peleado de tú a tú con un equipo mermado, y llegando a una calidad en el juego superior a la que se desplegó el año anterior con el equipo al completo.

El partido disputado muestra la realidad de un QRC muy justo de gente que encima necesita repartir entre dos equipos, y al que el final de temporada se le está haciendo largo. "El área de influencia del Quebrantahuesos a nivel provincial implica un grado de dispersión raramente visto en ningún otro club de rugby, con escuelas y entrenamientos de jugadores senior en localizaciones separadas en ciertos casos a más de 100 km de distancia, y con una política muy proactiva de dar cabida a todos los niveles de juego. Todo esto repercute en menos tiempo de trabajo técnico y de evolución en el juego y se acentúa en equipos sin planes de trabajo físico específico como es el QRC", afirman desde el club.

Aun así, la competitividad de los jugadores es de resaltar, ya que a pesar de todos estos condicionantes el QRC está realizando la mejor temporada de su historia en calidad de juego. "El potencial es enorme si se consiguen restructurar los entrenamientos por nivel y los jugadores responden de forma adecuada cumpliendo con sus obligaciones deportivas entre semana", añaden.

El próximo fin de semana el QRC descansa, a la espera del último partido de la temporada como local, será contra el Sitges RC en los Sotos el sábado 7 de marzo.


XV inicial: Dueso Mochu, Diego, Noel, Kevin, Febas, Heko, Mallén, Miguel, Arnau, Willy, Saúl, Aitor, Felipe y Gabi. También jugó Juan B.

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