Los firmantes

Desde que el mundo es mundo, los factores que propician el control de las personas han sido favorecidos por otras patas necesarias para someter a la población; los poderes políticos obscenos se han visto sustentados por un bastardo poder militar o viceversa. Ambos se ven bendecidos por las autoridades eclesiales por si no resulta suficientemente amenazador el castigo terreno. De esta forma cierran el círculo los que de verdad mandan, aquellos que en esta vida cumplen con el cometido de subyugar a la población. Con dinero acumulado mediante sistemas opresivos, compran mercenarios armados y políticos dóciles que a su vez …

Desde que el mundo es mundo, los factores que propician el control de las personas han sido favorecidos por otras patas necesarias para someter a la población; los poderes políticos obscenos se han visto sustentados por un bastardo poder militar o viceversa. Ambos se ven bendecidos por las autoridades eclesiales por si no resulta suficientemente amenazador el castigo terreno.

De esta forma cierran el círculo los que de verdad mandan, aquellos que en esta vida cumplen con el cometido de subyugar a la población. Con dinero acumulado mediante sistemas opresivos, compran mercenarios armados y políticos dóciles que a su vez sobornan a eclesiásticos para que apoyen la explotación del ciudadano común.

A los mercenarios, políticos y religiosos se ha unido una nueva partida de facinerosos tan peligrosos como los anteriores si no más: los creadores de opinión.

Sí, esos tertulianos pseudo-periodistas de ficción que lo mismo “instruyen” sobre enunciados de física cuántica que pontifican acerca de biología molecular.

Que alguno de las “lumbreras” conocidas se preste a influir acerca de lo que desconoce y sean tenidas en cuenta sus “verdades”, denota la carestía moral que nos adorna. Probablemente lo hace porque piensa que alguien con mayor criterio arreglará el desaguisado que está a punto de provocar con su “sapiencia”.

Y no siempre es así, en realidad casi nunca es así. Por regla general se permite que la memez circule libremente sin que nadie ponga coto a su expansión.

No es muy distinto el comportamiento que observa una gran mayoría de supuestos profesionales de la información. Sueltan por sus cadenas, sus emisoras y sus columnas escritas lo primero que les pasa por la cabeza importando muy poco la veracidad de lo que pretenden transmitir.

No reparan en opinar acerca de cualquier conflicto social, judicial, económico…, merodean en las cercanías de sus amos prestos a complacer los menores deseos de quienes les apesebran. Para ello no muestran ninguna dificultad en falsear la realidad a riesgo de caer en prácticas que rozan el delito.

Bien es cierto que poco temor les provoca las decisiones judiciales cuando son corregidos, normalmente las barbaridades periodísticas de cariz delictivo son despachadas con unas multitas poco disuasorias. Los capos de las audiencias lo saben bien y cambian con gusto la consiguiente sanción por el aumento de audiencia y recibir el beneplácito de los dueños de la cadena, emisora o periódico en cuestión.

Igual que propagan bulos, falsedades y sandeces para perjudicar a los rivales de los amos, ocultan todo aquello que puede resultar dañino para los intereses de los patronos.

Las noticias que atañen a instituciones intocables han sido convenientemente silenciadas.

El monarca suplente todavía no ha tenido tiempo de dirigirse a la nación para solicitar el indulto por la usencia de explicaciones ante la huida de papá. El real emigrante a casa del Emir le debería haber enseñado la frase” Lo siento mucho, no volverá a ocurrir”.

La jefatura del Estado tiene muy poquitas obligaciones a parte de asegurar la sucesión dinástica. Entre ellas se encuentra la de no inmiscuirse en problemas políticos como hizo El “preparao” con motivo del 1de Octubre.

Para que no quedara duda - de la intencionalidad del Jefe del Estado - se dirigió a la nación haciendo valer su condición de Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas que le otorga la Constitución del 78.

Las críticas al Borbón fueron escuálidas y convenientemente silenciadas por los diferentes medios oficialmente proclives, es decir: prácticamente todos.

Esos medios han perdido la memoria y no recuerdan la “merde” con que la consorte obsequia a los detractores de López Madrid, cuando anima a su compi yogui involucrado en un turbio asunto con el comisario jubilado Villarejo.

En cambio, se han hecho eco de las ilustres firmas movilizadas en apoyo del Rey papá. Antiguos y confesos republicanos han suscrito el comunicado en defensa de la historiografía de Juan Carlos I alegando para ello los grandes logros atribuidos al Emérito. Naturalmente tanto los firmantes como los propagadores ocultan las sombras que acompañan el reinado del sucesor de Franco. Sombras a las que está enfocando y poniendo luz la fiscalía suiza mientras jueces y fiscalía española miraban para otro lado.

Muchos de los firmantes han decidido sumarse al epistolario que está siendo enviado a la jueza María Servini con motivo de la comparecencia de Martin Villa - ex ministro en el Gobierno de Arias Navarro – y según la magistrada responsable de sucesos como la masacre de Vitoria.

En Argentina exigieron justicia y reparación, a continuación derogaron la ley de punto final para poder procesar a los responsables de la dictadura militar acusados de delitos de lesa humanidad.

Hoy son convictos cumpliendo condena, retiradas sus prebendas, anulados los homenajes y perseguidos los huidos para restituir la dignidad a los agraviados.

En España los sucesivos Gobiernos blindaron a los genocidas y ahora los cuatro expresidentes vivos escriben a la jueza cantando las glorias de un presunto autor de delitos de lesa humanidad. Pues eso. ¡Firmantes!

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