Hace 3,5 millones de años existía en África central un ecosistema con varias familias de primates. La aparición de la falla Albertina produjo grandes cambios geomorfológicos como la creación del río Congo. De esas especies, una que compartía el 99% del ADN con el hombre, quedó dividida en dos por el río, sin posibilidad de comunicación por su enorme caudal.
Al norte, evolucionó hasta los actuales chimpancés. Al sur, hasta los bonobos. Esta evolución marcó un distanciamiento en el comportamiento de ambas especies. Mientras los primeros se volvían violentos, agresivos y patriarcales, los segundos se volvieron pacíficos, afectuosos, generosos y matriarcales. ¿Cómo podemos explicar esta evolución?
Al norte, los chimpancés debían competir por el alimento con otros grandes primates como los gorilas. Desarrollaron un sentimiento de competencia en el que, socialmente, predomina un macho alfa junto a un grupo de machos “guerreros”. Hacen patrullas para delimitar su territorio y para detectar la presencia de intrusos. Las disputas entre ellos se resuelven con amenazas y violencia, llegando hasta la muerte. Los machos se pelean por la comida, por aparearse y por aparentar status social.
Por contra, los bonobos evolucionaron en un ambiente cooperativo, sin la presencia de enemigos como los gorilas y donde la violencia es poco habitual, ya que superan los conflictos y las posibles tensiones en el grupo a través del contacto físico y el intercambio de alimentos. En el grupo dominan las hembras adultas. Se les apoda los primates hippies.
De esta evidencia empírica podemos extraer una serie de conclusiones. En entornos violentos triunfan las sociedades patriarcales y en entornos pacíficos, las matriarcales. Son antagónicos violencia y afecto, competencia y generosidad, guerra y paz, patriarcal y matriarcal. Pero también, que en los grupos patriarcales predomina la violencia como modo de relacionarse, mientras en los matriarcales lo hace el afecto.
Es ineludible preguntarse hacia dónde debería evolucionar la humanidad, si hacia la violencia o hacia la afectividad. En el ser humano hay un elemento de discordia añadido del que carecen los chimpancés, la acumulación de riqueza. Un elemento que introduce un plus de competitividad en la sociedad.
Si continúa dominando el carácter patriarcal, seguiremos resolviendo los conflictos con violencia. Si decidimos evolucionar hacia una sociedad igualitaria, nos haremos más pacíficos y afectuosos, surgirán menos problemas de convivencia y los que surjan los resolveremos más fácilmente, evitando que se enquisten.
Es sintomático que estemos en un momento de una feroz reacción patriarcal por parte de aquellos partidos que defienden el Status quo social, es decir, que los privilegiados no pierdan sus privilegios aunque los desfavorecidos lo sean más. En este asunto no se ha quedado a la zaga ninguno de los partidos conservadores (PP y Cs) ni neo-absolutistas (VOX).
Y es que la fuerza que está alcanzando el feminismo, en su intención de igualar los derechos entre hombres y mujeres, choca frontalmente con el sistema económico actual. Un sistema, como ya se ha apuntado, en que la extracción de riqueza por parte de las clases altas sin tener en cuenta al resto, llega hasta el extremo si no se le pone freno. De hecho, los mayores negocios del mundo son el tráfico de armas, de drogas y la prostitución, negocios marcadamente masculinos. Como el dominio se encuentra en manos de machos alfa económicos, políticos, judiciales, policiales, etc. el mayor peso de esa extracción de riqueza, recae sobre las mujeres.
Fue sonrojante la aparición de los machos alfa políticos de PP y Cs (y alguna mujer), oponiéndose a la huelga feminista del 8 de marzo de 2018, por innecesaria (ya solucionarán ellos, hombres, el problema de las mujeres) y partidista (mujeres radicales que piden igualdad de derechos). Pero la reacción social fue aplastante. Muchas mujeres llevaban mucho tiempo organizando la jornada. Fue un éxito rotundo desde su inicio y a pesar de la fuerte oposición de medios y partidos conservadores (de sus privilegios, nunca mejor traído). Por la tarde, tan sólo unas horas después de haber dicho lo anterior, se ponían lazos morados y participaban en las manifestaciones a favor de la igualdad. ¿Si estos políticos tienen tanta capacidad de entendimiento, no es comprensible cómo, todavía, no han sido capaces de acabar con las brechas salarial y de derechos entre hombres y mujeres?
La naturaleza es sabia decían nuestros mayores. Los bonobos nos marcan el camino a seguir en pos de una sociedad más feliz, más pacífica, más colaborativa, más tolerante. Sin embargo, los chimpancés votarían conservador, pues el feminismo acabaría con los privilegios patriarcales. Apoyamos categóricamente la huelga feminista como medio de superación de las desigualdades y como apuesta inequívoca por una sociedad de paz y entendimiento. Evitemos el ejemplo de los chimpancés.