Laura Arau.- ¿Cómo vivió usted el día del atentado en el Museo Nacional del Bardo?
Asis Khodja.- Yo vivo a 150 metros del museo. Justamente estamos de vacaciones; el miércoles estaba por la mañana corrigiendo las tareas de los alumnos. De repente hubo mucho ruido. Mi hijo pequeño dijo que eso eran petardos pero mi esposa dijo que parecía fuego real. Subimos a la terraza y vimos todo lo que pasaba. Había gente escapando corriendo por todos los lados. Nadie quería que le pasase nada al turista. Cualquier tunecino prefiere morirse él antes de que se muera un turista. Porqué del turista no vivo yo solo; vive todo el mundo. Si me muero yo no pasa nada pero un turista es un invitado a nuestra tierra.
LA.- Pero debería no morir nadie...
AK.- Debería no morir nadie. Los atacantes no son islamistas, son terroristas. No tienen nada que ver con el Islam. Hay un dicho en el Islam que dice que quien mata a una persona es como si matase a todo el mundo y el que salva a una persona es como si salvase a toda la humanidad. El país es sagrado para nosotros y estamos todos los tunecinos unidos para luchar contra el terrorismo.
LA.- Estamos en la calle donde tuvo lugar la revolución. ¿Qué recuerdos le trae?
AK.- Cuando recuerdo los días 11 y 12 se me pone la piel de gallina porqué salí con mis hijos en la calle, todos reclamando que se fuese Ben Alí. No habíamos tenido tiempo para pensar a quien íbamos a tener en su lugar. Lo más importante era echarlo del poder. Yo estaba totalmente a favor de la revolución. Ahora llevamos 59 años independientes de Francia pero bajo las dictaduras de Bourguiba y de Ben Alí. Hemos vivido fatal; bajo unas dictaduras fuertes, y ahora cuando ya sentimos el aire puro lo que nos sale...
LA.- Después de la revolución, parecía que el país recuperaba cierta normalidad.
AK.- La gente estaba esperando que se recuperase el país. Ya estábamos en marcha. Gente de fuera empezó a venir a hacer negocios aquí en Túnez pero este golpe ha fastidiado todo. El gobierno tiene culpa de lo que ha pasado porqué esta gente estaba en la cárcel. Deberían haber estado más controlados. Además, el museo hizo una mala organización. El museo debería de haber estado más vigilado. El museo está rodeado de la comisaría principal del Bardo. Hay una caserna al lado y al otro lado está el ejército. Y uno de los terroristas sacó el Kalashnikov, tuvo que prepararlo en 10 minutos, y nadie se dio cuenta. Esto no puede ser. El país se relajó demasiado y no tenía buenas medidas de seguridad. Ahora el turismo no vendrá. No vienen solo a tomar el sol e ir a la playa. Vienen a estar seguros. Ahora ya no vendrán. Ahora tienes 6.000 turistas en la costa que vienen a visitar el país y estaban desprotegidos. Estamos enfadados con el gobierno porqué nos ha fallado.
LA.- ¿Cuándo llegará la estabilidad democrática en Túnez?
AK.- En Túnez va a llegar la estabilidad democrática porqué la gente es muy abierta y muy voluntariosa. No vamos a llegar a este nivel en los próximos 5 años. Estamos preparando a nuestros hijos para que lleguen al nivel europeo. A Túnez le falta un presidente joven, abierto. Si la revolución francesa duró más de 30 años... aquí necesitamos un tiempo. Necesitamos 4 o 5 generaciones. Los más mayores no entienden ni aceptan lo que vosotros llamáis democracia porqué están educados en la dictadura. Cuando los chicos que ahora tienen 16 años se hagan mayores será cuando la democracia se instalará definitivamente en Túnez.
LA.- ¿Qué mensaje le daría al mundo?
AK.- El ataque que tuvo lugar en Túnez es un caso aislado. Puede pasar en Madrid; pasó en Paris... Y con eso me pregunto, ¿por qué se apoya a Francia en la lucha contra el terrorismo y a nosotros no? ¡Estad con nosotros en la lucha contra el terrorismo también! El mundo entero se debe unir contra el terrorismo. Y, referente a Túnez, el turismo es el motor económico del país. Aquí vivimos principalmente de la agricultura y del turismo. Si falla uno, se desestabiliza todo. Necesitamos que el turismo vuelva a Túnez para que se recupere el país. Les invito a que nos apoyen y vengan a visitar el país.