Los animales simpáticos y los animales desechables

El programa europeo LIFE MigratoEbre impulsará las liberaciones controladas de esturiones en el río Ebro, del que desaparecieron hace unos cuarenta años

Foto: Wikipedia (CC)

Los esturiones comenzaron a desaparecer de las aguas fluviales de la Península Ibérica a finales de los 60 (Asturias), finales de los 70 (el Ebro), finales de los 80 (Cantabria) y principios de los 90 (Andalucía). La causa debe buscarse en la construcción de elementos que, instalados en los cauces de los ríos, dificultaron la freza de estos animales.

Ya en 1992 el esturión se hallaba en el temido Libro Rojo de los Vertebrados de España. Ahora parece que este pez gigante que el Coordinador del Programa MigratoEbre califica de "simpático" es bienvenido. Resulta inquietante que la palabra caviar se mencione en la misma noticia.

Resulta inquietante y muy preocupante, además, que un animal que lleva cuarenta años ausente sea reintroducido con toda la pompa que una "especie simpática" merece, si es que ese es un criterio válido para jugar con la vida de unas especies y la desaparición de otras.

Las cotorras no deben de resultar muy simpáticas porque el trato que se les dio tuvo forma de exterminación legal. Ellas llegaron a Europa hace cuarenta años, qué casualidad, no por voluntad propia, habiendo sido apartadas de su hábitat natural para que unos comerciantes se lucraran. Años después alguien decidió que sobraban y que sus vidas no merecían ser tenidas en cuenta. Los lobos tampoco resultan simpáticos ya que no son bienvenidos en la comarca cuyos topónimos revelan un pasado no muy lejano en el que su presencia era aceptada o, al menos, entendida (Cantalobos, Val de Lupo y otros, en los Monegros).

Los arapaimas, los cocodrilos del Nilo y las nutrias, entre otros, encerrados en el Acuario de Zaragoza sin derecho a tener luz natural ni espacio para moverse también son animales gigantes o simpáticos, siguiendo con los criterios peculiares, sin embargo, resultan poco interesantes para merecer la libertad y una vida digna, a los ojos de quienes tienen su existencia entre las manos. Antes de que alguien supuestamente empático se lleve las manos a la cabeza, aclaramos que no nos referimos a la nutria del Acuario que nació con tan sólo dos patas, ella no sobreviviría en libertad.

Y luego están los otros animales, los de las ciudades, gatos, peces y palomas, sobreviviendo casi de prestado día a día porque parecen no encajar en los veleidosos planes urbanísticos o estéticos de quienes ostentan la gestión las urbes.

Nos alegramos de que los esturiones vuelvan, esperamos que no sea por el caviar. Sería estupendo poder celebrar también que todos los animales importan y que, aunque a algunos no les resulten simpáticos, son respetados. Desde PACMA seguiremos trabajando para que esto ocurra.

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