Las reformas que vienen

NAIZ.INFO | Beñat Zaldua | Se acabaron los recortes, es hora de las reformas estructurales. Es lo que se ha venido diciendo en los últimos meses desde el Gobierno español, como si supusiera el fin de la austeridad y los cinturones apretados. Impuestas desde Europa en algunas ocasiones, fruto de la ideología del PP en otras, el Gobierno prepara para los próximos meses una intensa agenda de reformas. En abril de 2012, con la mayoría absoluta en el bolsillo, el PP anunció un programa de reformas estructurales para llevar a cabo a lo largo de la legislatura. Todo un plan …

Foto: Dani Pozo (AFP PHOTO)
Foto: Dani Pozo (AFP PHOTO)

NAIZ.INFO | Beñat Zaldua | Se acabaron los recortes, es hora de las reformas estructurales. Es lo que se ha venido diciendo en los últimos meses desde el Gobierno español, como si supusiera el fin de la austeridad y los cinturones apretados. Impuestas desde Europa en algunas ocasiones, fruto de la ideología del PP en otras, el Gobierno prepara para los próximos meses una intensa agenda de reformas.

En abril de 2012, con la mayoría absoluta en el bolsillo, el PP anunció un programa de reformas estructurales para llevar a cabo a lo largo de la legislatura. Todo un plan para alterar, con el argumento de luchar contra la crisis, los parámetros del sistema de bienestar conocidos hasta el momento. Eso sí, sin tocar ni una coma de la Constitución, cuyo mínimo ajuste para garantizar el pago de la deuda se realizó con Zapatero en el Gobierno.

La última de las reformas conocidas ha sido la del sector eléctrico, con la que el Gobierno, encarecerá la tarifa de la luz un 3,2% y enterrará definitivamente cualquier ayuda destacable a las energías renovables. El objetivo, una vez más, es reducir el llamado déficit de la tarifa eléctrica, algo para lo que la factura ya subió un 63% entre 2003 y 2011, situando al Estado español entre los países europeos con la electricidad más cara.

Pero no es, ni de lejos, la última reforma que el ahora débil Gobierno de Mariano Rajoy pretende impulsar. La mayoría se sitúan en el ámbito económico y vienen muy marcadas desde las instancias europeas y el FMI, verdaderos cerebros de la política económica del Estado español.

Entre estas reformas económicas que vienen, la de las pensiones será una de las más polémicas. Rajoy ha repetido en más de una ocasión que no tocará las pensiones, pero lo mismo dijo sobre el IVA, por lo que habrá que esperar atentos al informe del grupo de expertos nombrado por el propio Gobierno y a la propuesta de reforma que debería llegar, según señaló el Ejecutivo, antes de setiembre. De momento, elementos como la desindexación de las pensiones del IPC o la ampliación de la edad de la jubilación más allá de los 67 años están encima de la mesa.

La reforma fiscal, ¿quién paga los platos rotos?

También está en camino una nueva reforma fiscal, sobre la que apenas hay detalles más allá del ya clásico "no subiremos el IVA" -el Gobierno ha reconocido, sin embargo, que algunos productos dejarán de tener un impuesto reducido o hiperreducido, para pasar al tipo general-. A menudo se diferencia entre las reformas ideológicas y las económicas, como si la economía no tuviese nada que ver con la ideología de quien la maneja. Algo que se podrá comprobar con la reforma fiscal, a la que habrá que prestar atención para ver si la factura de la crisis empieza a redundar también sobre las rentas más altas o si se sigue haciendo pagar los platos rotos a las rentas más bajas, como hasta ahora. Las respuestas, a partir de febrero de 2014, que es cuando el enésimo comité de expertos nombrado a dedo por el Gobierno presentará sus conclusiones.

Estas son las principales reformas económicas previstas para los próximos meses, pese a no ser, por supuesto, las únicas. Por ejemplo, desde la Troika europea e incluso desde instancias estatales como el Banco de España se ha sugerido una segunda vuelta de tuerca al mercado laboral con otra reforma, en el camino del contrato único o de la supresión del salario mínimo.

También caben destacar proyectos como la privatización, al menos parcial, de empresas públicas como RENFE, bajo el eufemismo de "liberalización del transporte ferroviario de viajeros", según se lee en el ‘Programa Nacional de Reformas 2013’.

En resumen, unas reformas estructurales que no hacen sino ahondar en el camino de la austeridad presupuestaria, ya no tanto a través de los recortes puros -como hasta ahora-, sino a través de unas reformas más complicadas de enmendar que los recortes y que amenazan con dejar el ya escuálido estado de bienestar en algo irreconocible.

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