Las ciudades amables o "Sin noticias del Sr Cubero"

Qué es una ciudad amable y por qué es tan necesario que Zaragoza lo sea. Ésta podría ser una propuesta de redacción, pero se trata realmente de una reflexión que, desde hace tiempo, muchos nos hacemos.

Los tiempos cambian, las sensibilidades cambian también, o se agudizan, o se pulen. Los animales cuentan, aparecen en muchos de los programas políticos con más o menos sinceridad cuando nos encontramos en período electoral. Pero ese tiempo pasa, como todos, y volvemos al día a día. Para los animales de tantas ciudades ese día a día es abrupto y gris.

Hablemos de Zaragoza, que tenía que ser ejemplo para tantas otras porque energía y respeto por los animales no faltan. Qué ha ocurrido para que nuestra ciudad se haya convertido en escenario de trifulcas cuyos personajes principales no pueden defenderse por sí mismos y cuyos supuestos defensores oficiales andan desaparecidos.

El 30 de enero de este año PACMA mantuvo una reunión con dos miembros de la Consejería de Servicios Públicos y Personal. Don Alberto Cubero Serrano, Consejero de Servicios Públicos y Personal y Quinto Teniente de Alcalde no estuvo presente porque en esas fechas no se encontraba en activo, pero el equipo de PACMA Aragón sentía cierto optimismo porque se habían puesto sobre la mesa temas importantes: el censo de las palomas en Zaragoza ante la posibilidad de emplear el método ético de control poblacional propuesto por PACMA, la necesidad de que el Partido Animalista participara en la elaboración de la Ordenanza, las medidas con las que los repetidos casos de envenenamiento recogidos en Alerta Zaragoza se reducirían con eficacia y respeto por todos los animales, la cuestión del azufre en las calles y el acondicionamiento de diversas zonas verdes de la ciudad, el Proyecto CES y su desarrollo, la persecución peleas de gallos...

Transcurridos seis meses y sin haber recibido respuesta, el equipo solicitó reunión porque los temas se acumulan y la situación de los animales en la ciudad no es algo que celebrar. Seguimos esperando. Resulta tremendamente difícil hablar con quien no quiere escuchar. La petición de reunión se ha hecho formalmente y seguimos esperando respuesta, cualquier tipo de respuesta. Llamémoslo cortesía o formas políticas. Somos muchos los que queremos apreciar interés verdadero.

La lista de los temas a resolver, lejos de reducirse, crece a diario al igual que la desilusión de los que trabajan en labores de voluntariado para que la vida de los animales no sea un eterno calvario, la desconfianza de quienes tanto esperaban y el desespero de todos los que respetamos a los animales.

La pajarera repleta de aves en el Parque Labordeta parece olvidada con todas esas vidas ahí dentro, y no hablamos de las palomas, que claramente son de tercera para demasiados. La pajarera "olvidada" parece un triste símbolo de los animales que parecen importar bien poco, que son fáciles de olvidar. A quién compete realojarlos y apartarlos de ese lugar de paso, frente a una terraza, como si fuera un escaparate que fomenta la compra y el capricho.

Los gatos del Teatro Romano, al igual que los gatos de tantas colonias urbanas, son los protagonistas de una triste historia de desencuentros, de apetencias personales, de ataques en la prensa y de defensores desesperados ante el inminente desahucio que día a día mina la confianza que algunos pudieran tener el equipo de Gobierno que iba a cambiar las cosas.

Casi cuatro meses después de notificar la problemática de los patos de Valdespartera y de La Junquera, donde mueren cada primavera decenas de crías ahogadas. Después de plantear sencillas soluciones que evitarían dichas muertes. Después de ofrecer los materiales, los voluntarios y un informe en colaboración con la Junta de Distrito de Casablanca. Después de todo eso y pasado el periodo vacacional en el que parece paralizarse la dimensión espacio-tiempo planetaria del consistorio, nadie sabe dónde para el expediente, nadie sabe qué es lo que hay que hacer, ni quién debe hacerlo, eso sí, tampoco dejan que los demás pongan en marca la solución al problema. Ni hacen, ni dejan.

El acuario no escapa. Se trata de una empresa privada, entendido, pero de todos es conocida la colaboración con el Ayuntamiento para la conservación del galápago europeo. Qué hay sin embargo de los otros animales que allí están encallados en minúsculos cubículos lejos de su hogar. Parece que tampoco importan. Por qué hay un arapaima disecado en la entrada con publicidad del taxidermista local. Acaso es esto educativo. Fomentar la caza y el coleccionismo  no lo es. Por qué Zaragoza alberga la mayor colección de arapaimas (veintiséis) del mundo. Qué clase de motivo de orgullo es ése. Por qué las nutrias y los cocodrilos y el caimán y los monos titis y tantos otros nunca ven la luz del sol. Qué hace un siluro en un acuario. Acaso no sabemos todos en esta ciudad cómo es el gigante del Ebro...

Qué ciudad queremos y qué ciudad tenemos. Sería muy triste, lo es ya, que la energía en forma de amor por los animales quedara tan maltrecha por desidia de unos, abandono de otros y tristeza de todas las víctimas.

Zaragoza no es una ciudad amiga de los animales, y no se trata de que muchos de sus habitantes no lo quieran. Se llama abandono, se llama oportunismo electoral.

 

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