La Zaragoza des-okupada

Cuando se habla del movimiento de okupación para centros sociales es frecuente leer en los manifiestos sobre espacios abandonados, a menudo por las administraciones públicas, que languidecen durante años. Tras el desalojo, siguen sin mejor destino que criar polvo, cuando no se entregan a toda suerte de manejos inmobiliarios. Es entonces cuando el movimiento okupa nos pone frente al espejo de la especulación urbana, cuando se puede constatar que el tópico de los manifiestos es una realidad palpable.

CSO La Vieja Escuela, en el antiguo Lestonnac, desalojado en octubre de 2010.

Sigue el conflicto en torno al espacio del antiguo Colegio Lestonnac en el barrio de Torrero, aunque ahora en un impasse hasta conocer el destino definitivo del edificio. Fin de camino para una maniobra especulativa que se ha perpetuado en el tiempo y que puede termine convirtiendo este espacio en un nuevo supermercado. Espacio que fue, no hace tanto, edifico okupado.

Cuando se habla del movimiento de okupación para centros sociales es frecuente leer en los manifiestos sobre espacios abandonados, a menudo por las administraciones públicas, que languidecen durante años. Tras el desalojo, siguen sin mejor destino que criar polvo, cuando no se entregan a toda suerte de manejos inmobiliarios. Es entonces cuando el movimiento okupa nos pone frente al espejo de la especulación urbana, cuando se puede constatar que el tópico de los manifiestos es una realidad palpable.

Empezaba con el ejemplo del Lestonnac. Este colegio funcionó varias décadas gestionado por la congregación religiosa de la Compañía de María y luego se abandonó a su suerte.

Tras el desalojo del CSO Adoquín el colegio Lestonnac fue okupado y rehabilitado con el nombre de CSO la Vieja Escuela. Permaneció okupado varios meses en 2010 y fue finalmente desalojado el 10 de octubre de ese año. Siete años y medio después el edificio se halla en un estado deplorable tras una odisea en que se cerró el colegio ante una eventual recalificación de terrenos que nunca se produjo.

A lo largo de los últimos 30 años ha habido unas cuantas experiencias de okupación reivindicativa en Zaragoza, no usada para vivienda si no para crear espacios sociales colectivos. La mayor parte de ellas han sido desalojadas, otras como la Antigua Estación de Utrillas, abandonadas motu propio por resultar imposibles de gestionar.

El destino de algunos de esos edificios es conocido. El antiguo Ateneo Libertario hoy es un centro comercial bien visible en plaza Utrillas. Patrimonio que fue público y pasó a manos privadas en un pelotazo de la inmobiliaria Valparaíso. En muchos otros casos queda en el olvido qué pudo ser de aquello que fue centro social okupado un tiempo.

Si nos remontamos hasta los 80 la primera okupación estable en Zaragoza fue la Casa de la Paz, en la actualidad Centro de Salud Dr. Muñoz. En pleno Pº Sagasta parece increíble que una propiedad de ese tipo permaneciera 30 años abandonada. Con su derribo se confirmó el escaso valor que se daba al patrimonio en nuestra ciudad. Una preciosa villa ajardinada de arquitectura ecléctica se derribó sin miramientos.

Al mismo tiempo, y durante dos meses, se okupó la sede del antiguo periódico Amanecer. Toda la manzana en que estaba situado, en pleno centro de Zaragoza, fue demolida en un proceso de gentrificación para construir el hotel Reino de Aragón. Otro caso de propiedad pública, en este caso del Mº de Hacienda, que se convierte en privada.

Tras el desalojo de la Casa de la Paz los movimientos sociales okuparon el antiguo colegio san Agustín en la calle del mismo nombre. La resistencia fue memorable, con un grupo de okupas que permaneció 9 días encaramado al tejado del edificio.

Luisa Fernanda Rudi, entonces alcaldesa de Zaragoza, prometió que se destinaría, tras el derribo en 1996, a equipamientos sociales. A fecha de hoy sigue siendo un solar, aunque se llame esto no es un solar en la campaña que el consistorio llevó a cabo de recuperación de espacios muertos.

La casa del Río, en la ribera del Ebro, corrió similar suerte, derribo incluido, tras una breve permanencia en 1999. En este caso al menos se convirtió en parque la zona de ribera y se recuperó. No todo van a ser noticias negativas.

En la jornada de reflexión de las elecciones del 2000 se okupaba la antigua fábrica Miju, en l’Almozara por los activos jóvenes del barrio. Estas naves, propiedad de la inmobiliaria Espuelas, fueron parte de la gran maniobra de reconversión del distrito donde terrenos industriales de escaso valor se reconvirtieron en urbanizables multiplicando varias veces su valor. También fue parte de un proceso de gentrificación de una parte del barrio, tradicionalmente obrero y humilde, en pisos para ciudadanía de mayor poder adquisitivo.

Tras el auto-desalojo de la Miju, como era conocida popularmente, por sus okupantes las naves eran derribadas en enero de 2001 y se edificaron bloques de pisos.

La okupación se trasladó a Torrero, donde ha arraigado desde hace una década. Se ocupó un local en c/ Lugo que pasó a llamarse Rasmia. Este centro social fue visto con simpatía por el vecindario que había padecido el espacio abandonado. Un ejemplo de tantos locales que parecen no tener dueño y que suelen ser lugares insalubres.  Rasmia fue desalojado en mayo de 2008 y el local, a fecha de hoy, sigue vacío y sin uso. Según algunos vecinos no se sabe nada del propietario y ni tan siquiera se ha molestado en borrar en diez años los murales okupas.

En enero de 2010 se okupaba un antiguo laboratorio propiedad de la DGA en la c/ Dr. Iranzo, que solo aguantaría dos meses con el nombre de CSO El Adoquín. Todo un ejemplo de nefasta gestión pública en que se abandona un edificio con cientos de envases de medicinas, vacunas y productos químicos diversos, además de aparatos, instalación eléctrica y sanitaria.

Esta okupación nos llevaría al principio del artículo y la okupación de la Vieja Escuela, tras la cual acontecería la okupa más larga y exitosa de Zaragoza, que aún dura hasta día de hoy, de la antigua cárcel de Torrero. Hoy día CSO Kike Mur.

La CNT también ha llevado a cabo experiencias de toma de edificios en reivindicación de su patrimonio sindical. El caso más sonado fue probablemente el del antiguo hospital san Jorge en el barrio de Delicias. Este gran edificio, que ocupa media manzana, propiedad de la DGA, también sigue abandonado hoy en día. En el momento de la ocupación el sindicato hizo patente que se había dejado a manos del expolio y habían desaparecido instalación eléctrica, radiadores y casi cualquier cosa que fuera susceptible de convertirse en chatarra.

La solución de la Administración tras el desalojo fue tapiar puertas y ventanas y permitir que el edificio siga abandonado.

CNT también permaneció varios meses en un local del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social en c/ Andrés Gurpide que destacaba por su buen estado. Cerrado durante años, el local, una planta baja con toda la instalación eléctrica y hasta con mobiliario fue desalojado por el sindicato y a fecha de hoy sigue cerrado.

Pero el movimiento okupa en nuestra ciudad sigue adelante y lleno de esperanza con un espacio de como el CSO Kike Mur.

Aun así la dinámica de okupación de edificios vacíos sirve para hacer de altavoz de como las propiedades públicas pueden permanecer incluso décadas víctimas del abandono o como algunas constructoras son directas responsables del deterioro de barrios enteros.

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