Os proponemos una nueva lectura, editada por Doce Robles. Esta vez la obra elegida es 'La última bandera'. Una novela negra que me ha recordado, al menos en su inicio, a la película protagonizada por Juan Diego Botto, 'Silencio en la nieve'. La trama de la película era una serie de crímenes que ocurrían en plena campaña bélica de la División Azul. En el caso que nos ocupa, la trama discurre en el Bajo Aragón, en los territorios controlados, y liberados, por los anarquistas organizados en el Consejo de Aragón.
Me parece un acierto situar la trama, y el entramado, en pueblos y localidades controlados por el Consejo de Aragón. Pedro Ciria, el autor, escritor e historiador, pone en valor y recupera la calificada como única experiencia anarquista de la historia. Y al mismo tiempo, recupera y reivindica muchas de las figuras míticas del anarquismo; Ramón, Acín, Joaquín Ascaso, Buenaventura Durruti, Francisco Ascaso… Los y las anarquistas fueron los principales culpables del fracaso del golpe de estado fascista de julio de 1936 y las milicias, principalmente anarquistas, fueron las responsables de liberar la mitad del territorio aragonés y poner en marcha la “Idea”; la colectivización de las tierras y los bienes, las milicias... En este contexto nació el Consejo de Aragón, en un primer momento de tendencia anarquista pero poco después con presencia de comunistas, socialistas… Por imposición del gobierno republicano. Qué el Consejo de Aragón no era del agrado del gobierno de la República ni de la Generalitat era vox populi y Pedro Ciria se sirve de esa animadversión para enlazar y desarrollar la trama de su novela.
¿A quién puede beneficiar una serie de brutales asesinatos ocurridos en las principales localidades del Consejo? ¿Son quintacolumnistas fascistas para desprestigiar la labor anarquista? ¿O es una trama orquestada por comunistas y nacionalistas para acabar con la independencia anarquista? Los dos protagonistas, Roy y Salas, son los encargados de tratar de desenmascarar al asesino en serie y sus motivos.
La novela no es equidistante, desde un primer momento el autor pone en relieve el menosprecio y los intentos de acabar con el Consejo de Aragón por el resto de partidos políticos que integraban el gobierno de la II República tras el fracaso del golpe de estado; en especial, de los comunistas, minoritarios antes del inicio de la guerra y mayoritarios tras el apoyo, en armamento, de Stalin. Azaña y Companys son dos de las figuras que aparecen señaladas por el autor. Tampoco elude las críticas sobre el funcionamiento de las colectividades o la represión en el bando republicano. Romántico me parece el gesto de reivindicar, hasta el final, la validez de la bandera del Consejo, señera aún puesta en duda seis años después de su descubrimiento.
El final de la trama novelística y del Consejo de Aragón transcurre por caminos convergentes; el de la novela lo dejamos para los y las lectoras. El del Consejo es historia; los comunistas al mando del Comandante Líster y bajo las órdenes del nuevo presidente de la República Juan Negrín. Presidente socialista, pero siempre señalado por su subordinación a la órbita de la URSS; de hecho el PSOE lo expulsó en 1946 por comunista. Con la fuerza política y militar, quedará disuelto el Consejo, detenido y encarcelado Joaquín Ascaso y fusilados decenas de colaboradores.
Interesante novela, para el calor veraniego que nos acecha, que nos traslada a otra época y a otro mundo, difícilmente imaginable hoy en día; con la excepción de los y las zapatistas.