La presión vecinal logra reformas en el proyecto del Huerva

Tras una concentración, protestas públicas y reuniones con las técnicas del proyecto se ha conseguido minimizar el impacto de las obras en el entorno del parque Bruil de Zaragoza y la desembocadura del río

Concentración en defensa del arbolado del parque Bruil | Foto: Vivimos el parque Bruil

En noviembre, aunque esperadas, comenzaban las obras del proyecto de recuperación del maltrecho río Huerva —o la Uerba— en su tramo urbano en Zaragoza capital.

Las obras, que contemplan dos fases y dos tramos diferenciados, empezaban por la construcción de accesos para la maquinaria pesada y unas talas programadas que preocuparon especialmente al vecindario de Madalena y Aloy Salas-Tenerías que tienen como referente de zona verde el entorno del río y el parque Bruil, zona verde más antigua de la ciudad con origen en el siglo XIX.

Sin más información que una escueta reunión en el centro Laín Entralgo, ni comparecencia de ningún responsable político, se planteó la tala de decenas de árboles más varias podas radicales, eliminación de juegos infantiles y una fuente ornamental para la ejecución de dos colectores de aguas residuales. Aún entendiendo la necesidad de renovar los colectores para evitar la contaminación del río era poco comprensible la ejecución de los mismos con la afección inmediata que producía en el entorno del ya tocado parque Bruil, un espacio que ha perdido buena parte de su masa arbórea en los últimos años.

Entre otras afecciones inmediatas, aparte de las talas y eliminación de vegetación a tabula rasa en algunas zonas, se cerraron pasarelas peatonales y el acceso al río. También se desalojó la acampada de un numeroso grupo de personas sin hogar y desde organizaciones animalistas se denunció la situación de las colinas felinas que sobreviven a orillas del río.

De inmediato se hizo presente la movilización vecinal y ecologista a la que se unieron AMPAs de los centros educativos cercanos y ciudadanas a título individual.

Una primera concentración en la zona afectada junto al parque Bruil llevó a una nueva convocatoria de reunión abierta con varias técnicas, de nuevo sin comparecencia de ningún responsable político, donde se vio la incoherencia de algunas actuaciones y que existían alternativas menos lesivas desde el punto de vista ambiental. De la reunión salió el compromiso de recorrer las obras in situ para aceptar sugerencias y se hizo público el punto de información permanente en el Centro de Mayores Laín Entralgo.

Mientras tanto las obras prosiguieron y se produjeron deslaves que arrastraron tierra y vegetación al cauce taponando parte del mismo.

Tras la presión ejercida sobre la dirección de obra, se ha conseguido minimizar el impacto a la tala de solo tres árboles y la reforma del colector original en una de las márgenes, que causaba mayores afecciones. También se consolida con horario de lunes a viernes el punto de información en el que se centralizan las quejas necesarias.

Desde las organizaciones agradecen especialmente "la sensibilidad y el buen trabajo" del personal técnico municipal, aunque también forzados por unos plazos muy cortos a los que obligan las ayudas europeas. Asimismo destacan que, a fecha de hoy, aún no se ha dignado ponerse en contacto ningún responsable político.

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