La presión popular arrincona a los transgénicos en Europa... ¿y en Aragón?

La multinacional química alemana BASF anunció hace dos días que abandona el mercado europeo de semillas transgénicas, reconociendo la “falta de aceptación en muchos lugares de Europa por parte de la mayoría de consumidores, agricultores y políticos”, como informaba en su web Amigos de la Tierra. Esta semana también, el presidente francés Nicolas Sarkozy afirmaba que el gobierno mantiene su oposición al cultivo de maíz transgénico Monsanto (MON810), de forma “más decidida y convencida que en 2008”, como apuntó la ministra de Medio Ambiente en Francia, Natalie Kosciusko-Morizet. Hace más de una década que Europa empezó a importar y cultivar …

La multinacional química alemana BASF anunció hace dos días que abandona el mercado europeo de semillas transgénicas, reconociendo la “falta de aceptación en muchos lugares de Europa por parte de la mayoría de consumidores, agricultores y políticos”, como informaba en su web Amigos de la Tierra.

Esta semana también, el presidente francés Nicolas Sarkozy afirmaba que el gobierno mantiene su oposición al cultivo de maíz transgénico Monsanto (MON810), de forma “más decidida y convencida que en 2008”, como apuntó la ministra de Medio Ambiente en Francia, Natalie Kosciusko-Morizet.

Hace más de una década que Europa empezó a importar y cultivar distintos productos transgénicos. Desde entonces, son numerosos los países que están empezando a salvaguardarse de la contaminación provocada por las variedades genéticamente modificadas. La industria transgénica está ya demostrada como peligrosa e ineficaz para resolver los retos alimentarios del planeta.

Se cuentan por miles los municipios y territorios europeos que se han declarado Zonas Libres de Transgénicos para proteger su economía, su medio ambiente y la salud de sus habitantes. Mediante estas declaraciones, se pretende cerrar la entrada de alimentos manipulados genéticamente. Esto se consigue en huertos, campos de cultivo, espacios naturales, locales privados, públicos o comerciales, municipios, regiones o países enteros. Esta iniciativa no para de extenderse por toda Europa: Austria, Bélgica, Finlandia, Francia, Alemania, Grecia, Hungría, Irlanda, Italia, Polonia, Portugal,… y por todo el mundo hay territorios donde se promueven iniciativas para impedir la entrada de transgénicos. De Zambia a Japón, de Arabia Saudí a Estados Unidos, de Costa Rica a Filipinas, por citar algunos países.

En el estado español, hay diversas declaraciones en Castilla La Mancha, Asturias, Islas Baleares, Catalunya, Andalucía y País Valencià. Y decenas de municipios se han declarado libres de transgénicos, como nos informa Ecologistas en Acción.

Aragón, sin embargo, sigue siendo uno de los territorios mundiales donde más extendido está el uso de organismos genéticamente modificados. Tan solo un municipio aragonés, Andorra (Teruel) aprobó por unanimidad en su pleno del 10 de mayo de 2010 la declaración del municipio como zona libre de transgénicos.

Como señaló Joaquín Arqué, agricultor ecológico en Fraga, en La enredadera de Radio Topo, “el Gobierno de Aragón, con consejeros de agricultura como Gonzalo Arguilé han sido los principales promotores de los transgénicos en Aragón”. Aquí, el Comité aragonés de Agricultura Ecológica sigue en un limbo, se facilitan las normativas que permiten la experimentación transgénica a cielo abierto y los maices transgénicos de Monsanto deterioran nuestro paisaje.

El área aragonesa de agroecología de Ecologistas en Acción ha convocado una asamblea para organizar actividades en torno a la Semana internacional contra los transgénicos y hacia la Soberanía Alimentaria, que tendrá lugar entre el 15 y 22 de abril de 2012. La cita, a la que están invitados todos los colectivos y personas interesadas, tendrá lugar el próximo jueves 26 de enero a las 19:30 horas en la Federación de Asociaciones de Barrios de Zaragoza (calle San Vicente de Paul nº26 2º).

Como afirmó David Sánchez, responsable de agricultura y alimentación de Amigos de la Tierra, “la decisión de BASF es un aviso para empresas como Monsanto, Syngenta o Bayer, que siguen presionando para introducir cultivos transgénicos en Europa. El ejemplo de BASF demuestra que forzar la voluntad de los consumidores y de la gran mayoría de agricultores, ni siquiera es rentable económicamente”.

En Aragón, como vemos, queda mucho camino por recorrer hacia una agricultura local y una alimentación sana y respetuosa con el medio ambiente y las personas.

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