La izquierda aragonesa está fallando

Como sentenció Bertolt Brecht, "las revoluciones se producen en los callejones sin salida". Algunos piensan que el sistema aprieta pero no ahoga. Lo que está pasando en Catalunya está provocando el sonrojo de una buena parte de la izquierda aragonesa. Mirar para otro lado no es la solución. Luego vendrán a por nosotras. Y entonces, todas lloraremos. Debemos condenar la represión, pero también ser proactivas ante la causa que la origina: un sujeto político que ya no reconoce de forma mayoritaria al Estado español. Y se encuentra en un callejón en el que la izquierda debe construir para transformar el imaginario del status quo.

Desde Puyalón de Cuchas no nos escondemos. Dentro de nuestros principios políticos defendemos la autodeterminación de todos los pueblos y países del mundo. El internacionalismo político forma parte de nuestro ADN, igual que el antifascismo, el feminismo y el anticapitalismo. No somos una organización de masas, nuestra influencia es pequeña, en lo institucional y en la calle, por eso en momentos de máxima urgencia, echamos en falta el compromiso de los agentes de la izquierda aragonesa. Esto no es nuevo para nosotras, pero empleamos todos nuestros medios para construir la emancipación social y nacional.

Y es una pena que otras no hagan la misma lectura, ya que mientras unos pierden el tiempo debatiendo sobre legalidades o legitimades, otros miden el conflicto en términos electoralistas, y para algunos más el alineamiento con el Estado es más que evidente (exigiendo detenciones y justificando la violencia policial). Un auténtico esperpento al que no pienso poner nombres y apellidos. La historia los juzgará. Da igual que estén en el Gobierno de Aragón, acomodados; jugando a equilibrios dentro-fuera en sus círculos y elecciones primarias; o a enarbolar banderas que no son suyas, porque nunca han creído en ellas.

Queremos radicalidad democrática, como defendía con orgullo Hugo Chávez, estamos comprometidas con la vida y con los pueblos libres. Lo que se está produciendo en Catalunya es una ventana de oportunidades para erosionar el régimen del 78. Desgraciadamente, en Aragón, la extrema derecha está copando con su discurso xenófobo y ultrapatriota los sentimientos y la narrativa de nuestra gente. Y ahí estamos fallando. Actos convocados por Falange, boicots a eventos políticos con la permisividad de los aparatos del Estado, pintadas, insultos, amenazas. Así están las cosas. Y todo esto requiere de unidad antifascista. No debemos fallar. La fractura de la sacrosanta unidad de España está ahí delante de nosotras, tras cuarenta años de falsas promesas y un régimen caduco, en su organización territorial y en su compromiso social.

Argumentamos desde Aragón, el sujeto nacional en el que luchamos para construir una sociedad libre, justa e igualitaria. Si no respondemos, las actuales cadenas, se harán más gruesas, habrá más recortes, seremos ahogadas en su injusticia colonial, devoradas por ese capitalismo feudal que nos quiere convertir en esclavas del siglo XXI. Exigimos respuesta y compromiso. Y mucha ternura para el pueblo catalán, un oasis en esta Europa secuestrada por el capital y los Estados burgueses.

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