La DPZ estudia alternativas para reabrir el acceso a Boquinyeni por Luceni

Una nueva oquedad mantiene cortada la CP-3 desde que se abrió a mediados de julio, solo unos meses después de reparar otra sima

Foto: DPZ

La Diputación de Zaragoza estudia las alternativas para reabrir la carretera de acceso a Boquinyeni/Boquiñeni por Luceni, la CP-3, que se mantiene cerrada desde mediados de julio cuando se abrió una oquedad en mitad del trazado solo a unos metros de distancia de otra sima que se reparó recientemente.

El presidente de la DPZ, Juan Antonio Sánchez Quero, visitó este pasado viernes el lugar junto al alcalde de la localidad, Miguel Ángel Sanjuán, la alcaldesa de Luceni, Ana María Arellano, y varios diputados y diputadas de la institución, para conocer el problema en persona.

Aunque el tamaño visible del agujero no es muy grande, debido a los precedentes en esta misma carretera y a las características del terreno, los servicios técnicos de Diputación de Zaragoza están estudiando la zona en la que se ha producido para espera evaluar adecuadamente los riesgos antes de emprender las acciones de reparación oportunas.

Las pasadas semanas se realizó un estudio de detección por georradar de posibles anomalías en el subsuelo y en función de los resultados obtenidos, se está llevando a cabo ahora un estudio de la estabilidad del terreno, que consiste en pinchar la calzada en distintos puntos para comprobar su resistencia y se hay más oquedades.

Cuando estén los resultados de estos estudios, se decidirá la opción más viable que haga compatible su reapertura con la seguridad de los y las usuarias de esta carretera que es propiedad de la Diputación de Zaragoza. En la visita, Sánchez Quero garantizó al alcalde y a las y los representantes políticos de Boquinyeni que se actuará con la mayor diligencia posible para solventar este problema al que se tienen que enfrentarse a diario los vecinos y vecinas.

De momento, para acceder a Boquinyeni desde Luceni, que es su principal entrada, hay que usar un camino alternativo asfaltado, el denominado camino de Pozuelo, que tiene dos kilómetros más de distancia que el acceso actual, además de menor anchura y un trazado mucho más sinuoso, lo que dificulta por ejemplo el paso de los camiones. Para facilitar este paso alternativo y minimizar los riesgos se va a mejorar también la señalización de este acceso.

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